XAVIER FONTDEGLÒRIA Pekín 17 DIC 2015
Ejercicios militares del Ejército de Taiwán, el 10 de septiembre. / WALLY SANTANA (AP)
Nuevo episodio de discrepancias entre China y Estados Unidos. El gigante asiático protestó enérgicamente este jueves tras conocerse que Washington ha autorizado la venta de un nuevo paquete de armamento a Taiwán por valor de unos 1.690 millones de euros. El suministro aprobado por el Departamento de Estado de EE UU incluye dos fragatas, varios misiles antitanques y tierra-aire o vehículos anfibios de asalto, entre otros equipos. Es el primer acuerdo en este ámbito entre Washington y Taipei de los últimos cuatro años. Y China, que considera a Taiwán parte inherente de su territorio, ha reaccionado con ira al anuncio al considerar que la decisión se entromete con sus asuntos internos. "La venta de armas va en contra del derecho internacional y perjudica gravemente la soberanía, la seguridad y los intereses de China", aseguró el viceministro de Asuntos Exteriores, Zheng Zeguang, a la consejera política de la embajada estadounidense en Pekín, a la que convocó para presentarle una protesta formal, según la agencia oficial Xinhua. El alto cargo chino le pidió la suspensión de esta nueva venta de armamento y el abandono definitivo de los intercambios militares con la isla "para evitar un mayor daño a las relaciones entre China y Estados Unidos y la cooperación bilateral en áreas importantes".
Ejercicios militares del Ejército de Taiwán, el 10 de septiembre. / WALLY SANTANA (AP)
Nuevo episodio de discrepancias entre China y Estados Unidos. El gigante asiático protestó enérgicamente este jueves tras conocerse que Washington ha autorizado la venta de un nuevo paquete de armamento a Taiwán por valor de unos 1.690 millones de euros. El suministro aprobado por el Departamento de Estado de EE UU incluye dos fragatas, varios misiles antitanques y tierra-aire o vehículos anfibios de asalto, entre otros equipos. Es el primer acuerdo en este ámbito entre Washington y Taipei de los últimos cuatro años. Y China, que considera a Taiwán parte inherente de su territorio, ha reaccionado con ira al anuncio al considerar que la decisión se entromete con sus asuntos internos. "La venta de armas va en contra del derecho internacional y perjudica gravemente la soberanía, la seguridad y los intereses de China", aseguró el viceministro de Asuntos Exteriores, Zheng Zeguang, a la consejera política de la embajada estadounidense en Pekín, a la que convocó para presentarle una protesta formal, según la agencia oficial Xinhua. El alto cargo chino le pidió la suspensión de esta nueva venta de armamento y el abandono definitivo de los intercambios militares con la isla "para evitar un mayor daño a las relaciones entre China y Estados Unidos y la cooperación bilateral en áreas importantes".
Sanciones a las empresas
También amenazó con sanciones económicas a las compañías que suministren el armamento. "Nadie puede sacudir la firme voluntad del gobierno y pueblo de China de defender su soberanía nacional y su integridad territorial. Nos oponemos totalmente a la injerencia extranjera", insistió el viceministro. Las únicas compañías cuya participación en la operación se ha hecho pública son Raytheon y Lockheed Martin.
La venta periódica de armas a Taiwán es uno de los principales puntos de fricción entre China y Estados Unidos. Washington lo defiende porque el Acta de Relaciones con la isla aprobado en 1979 -justo el año en que el país estableció relaciones diplomáticas con Pekín y las cortó con Taipei- obliga a ayudar a la isla a defenderse militarmente. "La decisión se basa en una evaluación de las necesidades de defensa de Taiwán que realizamos de forma rutinaria", explicó un portavoz del Departamento de Estado estadounidense.
En un comunicado, el gobierno taiwanés aseguró que el gesto "pone de relieve el hecho de que las relaciones entre EE UU y Taiwán están en su mejor momento". También recordó que durante los últimos ocho años de liderazgo del presidente Ma Ying-jeou el volumen total de ventas de armas superó los 20.000 millones de dólares (unos 18.400 millones de euros).
La operación sucede en un ambiente de claro acercamiento entre las administraciones en Pekín y Taipei, que culminó el pasado noviembre con una reunión histórica entre los dos presidentes, Xi Jinping y Ma Ying-jeou. La mejora de las relaciones ha supuesto un fuerte empuje en los intercambios comerciales entre ambos lados del Ejército, pero las reticencias por los sistemas políticos dispares y el no reconocimiento mutuo siguen presentes. En China continental, por ejemplo, está en vigor una ley que ilegaliza una supuesta declaración de independencia desde Taiwán que incluye el uso de la fuerza, si fuera necesario. De hecho, Pekín sigue contando con un millar de misiles en sus costas que apuntan a la isla.
También amenazó con sanciones económicas a las compañías que suministren el armamento. "Nadie puede sacudir la firme voluntad del gobierno y pueblo de China de defender su soberanía nacional y su integridad territorial. Nos oponemos totalmente a la injerencia extranjera", insistió el viceministro. Las únicas compañías cuya participación en la operación se ha hecho pública son Raytheon y Lockheed Martin.
La venta periódica de armas a Taiwán es uno de los principales puntos de fricción entre China y Estados Unidos. Washington lo defiende porque el Acta de Relaciones con la isla aprobado en 1979 -justo el año en que el país estableció relaciones diplomáticas con Pekín y las cortó con Taipei- obliga a ayudar a la isla a defenderse militarmente. "La decisión se basa en una evaluación de las necesidades de defensa de Taiwán que realizamos de forma rutinaria", explicó un portavoz del Departamento de Estado estadounidense.
En un comunicado, el gobierno taiwanés aseguró que el gesto "pone de relieve el hecho de que las relaciones entre EE UU y Taiwán están en su mejor momento". También recordó que durante los últimos ocho años de liderazgo del presidente Ma Ying-jeou el volumen total de ventas de armas superó los 20.000 millones de dólares (unos 18.400 millones de euros).
La operación sucede en un ambiente de claro acercamiento entre las administraciones en Pekín y Taipei, que culminó el pasado noviembre con una reunión histórica entre los dos presidentes, Xi Jinping y Ma Ying-jeou. La mejora de las relaciones ha supuesto un fuerte empuje en los intercambios comerciales entre ambos lados del Ejército, pero las reticencias por los sistemas políticos dispares y el no reconocimiento mutuo siguen presentes. En China continental, por ejemplo, está en vigor una ley que ilegaliza una supuesta declaración de independencia desde Taiwán que incluye el uso de la fuerza, si fuera necesario. De hecho, Pekín sigue contando con un millar de misiles en sus costas que apuntan a la isla.