13 may 2016

No es un secreto (bancario): Uruguay ¿lava más blanco?

Por Eduardo Camin



A fines del mes de marzo del 2009, durante la Cumbre Progresista llevada a cabo en Viña del Mar (Chile) el primer presidente de la “izquierda” uruguaya Tabaré Vázquez, – hoy reelecto por un segundo mandato – acuñó un mensaje inequívoco en materia de secreto bancario “Durante mi gobierno el secreto bancario no va a ser tocado, hay que ser muy cuidadosos con este tema, porque puede tener un impacto negativo puntual”,afirmo.

Luego de reunirse con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. “Hay que saber cuándo uno toca estos temas. Se debe hacer con mucha mesura, con mucho argumento, con mucho conocimiento y sin ningún tipo de improvisación”, agregó Vázquez en declaraciones a la prensa.

A la luz de una serie de acontecimientos, ligados al tráfico de drogas y el dinero negro protagonizados en Uruguay, en torno al caso de lavado de activos del cartel mexicano conocido con el nombre de Los Cuinis , creemos que esas declaraciones no son las más adecuadas para la credibilidad del país en materia de paraísos fiscales o lavado de capitales.

En efecto los mexicanos, usando sociedades anónimas offshore panameñas compradas al estudio Mossack Fonseca, adquirieron en 2012 el chalet “Quincho Grande” en Punta del Este por US$ 2 millones y tres padrones en Punta Ballena. A su vez, compraron una decena de autos de alta gama que pusieron a nombre de sus empleados domésticos, por lo que éstos fueron imputados por asistencia al lavado de activos, lo que derivó en procesamientos con prisión de algunos detenidos y las autoridades manifestaron que la investigación sigue su curso en busca de otros bienes o propiedades que hayan sido adquiridas en Punta del Este en el marco de una operación de blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico.
El dinero negro puede derivarse tanto de actividades económicas ilícitas como de aquel que no se declara en hacienda, tanto para la evasión de la Justicia en términos criminales como la evasión de los altos impuestos. La expresión “lavado de dinero” se origina a principios del siglo XX y está vinculada a las actividades ilícitas de Al Capone, quien creó una cadena de lavanderías automáticas a través de la cual se hacían pasar utilidades ilegítimas por legales.

Hoy en día se utiliza el término para hablar de los procedimientos que pretenden ocultar, disimular y encubrir el origen ilícito de determinados bienes o el producto de actividades delictivas con la finalidad de convertirlos en otros bienes u actividades que resultan aparentemente lícitas. Es cierto que desde el punto de vista jurídico los paraísos fiscales no son necesariamente ilegales, a pesar de que en muchos casos se les relacione con el blanqueo de dinero, la fuga de capitales o la evasión de impuestos; ciertamente se pueden obtener ventajas sin cometer ningún delito, aunque moralmente dejen mucho que desear, pero a la espuria generada por capitalismo muy poco o nada le interesa los estados de ánimo o las emociones.

Aunque exista también un problema ético no deja de ser legal cuando los ciudadanos o empresas trasladan sus capitales hacia otros países en aras de evitar los altos impuestos en su país de origen. Es muy común ver hoy como grandes capos de la droga en Colombia y México lavan sus dineros en diferentes puntos del Planeta invirtiendo en casas, autos de alta gama, hoteles y otras construcciones; contando con la complicidad de empresarios y bancos que se encargan de lavar el dinero. “Algunos opinan que muchos bancos irían a la ruina si dejaran de lavar dinero del mercado de drogas y que se depreciarían a niveles insospechados los precios de bienes raíces si los narcotraficantes suspendieran las compras de propiedades” Los paraísos fiscales suelen tipificarse por su baja tributación y el requerido secreto bancario.

Debido a estas circunstancias la OCDE suele elaborar listas de paraísos fiscales, listas offshore, listas grises, lista negra o las llamadas listas españolas que se utilizan para “desacreditar” a algunas jurisdicciones. Curiosamente en estas listas no aparecen bancos radicados en algunos Estados de la Unión Europea que realizan similares prácticas. Hasta ahora el sistema de listas de la OCDE, ha sido poco eficaz porque, crea más confusiones que soluciones ya que su sistema de confiabilidad se basa en la firma de acuerdos para intercambio de información y llegado determinado estándar internacional, es eliminado de la lista de paraísos fiscales, cuando en la práctica puede seguirlo siendo.

El caso uruguayo

En Abril del 2009, a iniciativa del G20, la OCDE publico la lista de países más comprometidos con esta practicas, incluyendo en aquella oportunidad a cuatro países en la lista más comprometida (lista negra) entre los que figuraban Costa Rica, Filipinas, Malasia y Uruguay. Esto se prolongo durante algunas semanas, en las cuales Uruguay pasó a integrar la lista gris.

Posteriormente el 15 de Diciembre de 2011, ha ocurrido una nueva simplificación, comenzando por el caso Uruguayo. Ya que finalmente para la OCDE Uruguay había dejado de ser un paraíso fiscal, cumpliendo con una serie de acuerdos que le posibilitan, al menos en lo formal, salir de la lista de paraísos fiscales elaborada por esa organización. La OCDE pidió la firma de doce acuerdos de intercambio de información fiscal con otros tantos países. La firma de 7 nuevos acuerdos de intercambio de información, eleva el número de convenios de Uruguay a 18, esto es seis acuerdos más de los requeridos y fueron suficientes para considerar transparente sus transacciones y, por tanto, eliminarlo de la “lista gris” de la OCDE, donde Uruguay estaba en la categoría de “otros centros financieros”.

Si nos dejamos guiar por las artimañas burocráticas en torno a los parámetros de control pudiera pensarse que las recientes reducciones de las listas de paraísos fiscales que realiza la OCDE y otras Instituciones es un tema en el que se ha obtenido éxito, pero lamentablemente los paraísos fiscales, la evasión de impuestos y el lavado de dinero son problemas que continúan mas vigentes que nunca. La inmensa mayoría de los países que abandonaron la lista posiblemente sigan manteniendo las preferencias para no residentes y el necesaria confiablidad que le asegura las comisiones, en otras palabras, continúa la pervivencia de paraísos fiscales con las condiciones propicias para el lavado de dinero y la evasión de impuestos.

En realidad el sistema de listas de la OCDE actúa más como pantalla pública que como barrera contra la evasión de impuestos y el lavado de dinero; ensombreciendo la realidad a través de una condena pública a un hecho que evidentemente, no se resuelve aún a nivel global y mucho menos en el continente americano; sumergido en guerras fratricidas entre narcotraficantes y el gobierno norteamericano, que vienen a constituir otra prueba de la pervivencia de los fenómenos del lavado de dinero y los paraísos fiscales en una región estremecida por la oleada de violencia, con que operan los carteles de la droga. Pero al problema no se le proyectan soluciones definitivas, ya que más allá de las noticas de crónica roja y las políticas antidrogas del imperio, existe un interés económico, financiero y comercial sobre el frondoso monto de capitales que genera dicho negocio.

Ahora bien, debemos tener presente que este ejercicio no sólo limpia el dinero del crimen organizado sino que se inserta también en el sistema monetario internacional, atrayendo a las élites de poder concentradas en los EE.UU., que buscan con estas prácticas la evasión de sus impuestos. Con esa evasión, se perjudican los programas de asistencia sociales ya que ni pagan impuestos ni cotizan a la Seguridad Social. Obviamente, evadir estas responsabilidades se transfiere en miles de millones de dólares que se mueven en el sistema económico comercial mundial, gracias al lavado de dinero y a la discrecionalidad condicionada de los paraísos fiscales o centros offshore. De acuerdo a las cifras que maneja el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la ONU, se lavan anualmente más de 600 mil millones de dólares conseguidos por el delito organizado en todo el mundo y esta operación ocurre bajo la anuencia del sistema bancario legal.

La romántica historia de los paraísos fiscales y el lavado de dinero en Latinoamérica, parece una película donde la conspiración, las alianzas entre élites de poder económico trasnacional parece no hallar racionalidad. En un contexto de burbujas financieras, donde el tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos, consolidan las alianzas entre el empresariado y sectores de la “alta” política, para el blanqueo de las ganancias y la evasión de altos impuestos. Parece ser que el mundo paralelo suele imponerse para los países de nuestra América. Claro siempre se puede mirar para otro lado… y decirnos hay peores….

*Periodista uruguayo, fue director del semanario Siete sobre Siete y colaboró en otras publicaciones uruguayas y de America Latina. Corresponsal en Naciones Unidas y miembro de la Asociacion de Coresponsales de prensa de la ONU. Redactor Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Miembro de la Plataforma Descam de Uruguay para los Derechos Economicos sociales y medio ambientales. Docente en periodismo especializado sobre Organismos Internacionales.