EL ABOGADO SARAVIA FRÍAS, QUE TRABAJÓ PARA EL GRUPO MACRI, FUE DESIGNADO EN LA PROCURACIÓN DEL TESORO
Uno del equipo para la causa del Correo. Saravia Frías venía trabajando en Hacienda y asume con el respaldo del radical Ernesto Sanz y los amigos de Macri del Cardenal Newman. Carlos Balbín debió irse acusado de “poco compromiso” en defender al Gobierno en sus causas judiciales.
El abogado Bernardo Saravia Frías se venía desempeñando como secretario legal y técnico de Hacienda.
Y, al final, lo fueron. Carlos Balbín dejó la procuración del Tesoro luego de que le soltara la mano Daniel “El Tano” Angelici y el Gobierno convenciera a Elisa Carrió de que no montara una nueva defensa pública, como hizo a fines del año pasado. Le ofrecieron un cargo en la Cancillería, pero lo rechazó. En su lugar, llegará Bernardo Saravia Frías, quien hasta ahora era el secretario legal y técnico de Hacienda. Saravia Frías es radical: fue asesor de Fernando de la Rúa y proviene del riñón de Ernesto Sanz, pero quienes consiguieron imponer su nombre fueron el jefe de asesores presidenciales José Torello y los amigos del Cardenal Newman. El nuevo procurador formó parte del estudio Saravia Frías del cual el Grupo Macri figura entre sus clientes. Ahora, desde su nuevo cargo, deberá representar al Estado contra ese holding familiar en la causa del Correo Argentino. Esto es, si nadie plantea que tiene un conflicto de intereses.
Juez de la Ciudad, Balbín llegó al cargo de procurador del Tesoro (el equivalente al abogado del Gobierno) de la mano del presidente de Boca Juniors, quien un tiempo después dejó de apadrinarlo. ¿El motivo? En el Gobierno empezaron a cuestionar el poco compromiso que –al decir de los macristas– puso para defender al Estado ante las causas por aumentos de tarifas, en donde los llevó a un fallo contrario de la Corte Suprema con el gas, y en el acuerdo con los fondos buitre, en donde esperaron por semanas un dictamen suyo sobre los peligros del acuerdo. En el círculo jurídico que rodea al presidente Mauricio Macri sentían que una y otra vez Balbín no quería meterse en el barro. Tampoco quedaron satisfechos con su rol cuando llegó el escándalo del Correo Argentino. En este último caso, Balbín inició un sumario para evaluar las actuaciones del ministro de Comunicación, Oscar Aguad. Según fuentes judiciales, el dictamen de Balbín no hubiera sido favorable a los intereses de Macri (ver aparte).
Pero, además de los casos resonantes, los macristas advierten que en día a día Balbín no funcionaba como procurador: “Es un académico de derecho administrativo, no un abogado litigante. No dictaminaba ni firmaba nada. Nos eludía todo el tiempo la firma y no sacaba los temas a tiempo. Nunca entendió cómo manejar la procuración del Tesoro”, contó a este diario uno de los asesores jurídicos del presidente, quien destacó que no es un mal jurista. Simplemente, no era el hombre para ese cargo.
Cuando ya estaba decidido separarlo, en diciembre del año pasado, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, hizo público su respaldo –se conocen de la reforma constitucional de 1994– y exigió que no se lo sacara. Eso demoró su salida. El Gobierno emitió un llamativo comunicado que indicaba que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, lo había elogiado en una reunión de trabajo. Fue la forma de confirmar que seguía en el cargo... hasta ayer.
Los macristas se plantearon no dejarlo afuera de la gestión: le ofrecieron el cargo de representante especial de derechos humanos para las Naciones Unidas, que antes ocupaba el radical Leandro Despouy. Se trata de un presente griego, dado que desde ese lugar deberá responder a los cuestionamientos internacionales por la prisión de Milagro Sala, en especial del Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias de la ONU. No obstante, según confirmó a PáginaI12, Balbín resolvió rechazar el ofrecimiento del Gobierno nacional y dejará la gestión.
El abogado corporativo
Su reemplazante en la Procuración del Tesoro es Bernardo Saravia Frías, quien ocupaba la secretaría legal y técnica en el Ministerio de Nicolás Dujovne. Oriundo de Salta, de familia radical –en el Gobierno comentaban que su abuelo fue ministro de Hipólito Irigoyen–, cercano a Sanz, Saravia Frías accedió al cargo de procurador de la mano del trío jurídico que integran Torello, el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Pablo Clusellas, y el diputado del Parlasur Fabián Rodríguez Simón. Los tres ex alumnos del Cardenal Newman y cercanos al empresario y consigliere Nicolás Caputo. En suma: un hombre que había sido de Angelici fue reemplazado por otro que cuenta con el respaldo de los Newman. Como se sabe Angelici y los Newman boys representan dos líneas político-judiciales que están históricamente enfrentadas en el PRO.
Según confirmaron en el entorno de Carrió, ella avaló al nuevo procurador en la reunión que compartió con el presidente Macri la semana pasada. Había otros nombres girando que quedaron afuera, como un candidato que propusieron el presidente y secretario del Colegio de Abogados de Buenos Aires, Guillermo Lipera y Ezequiel Cassagne, y cuyo nombre no trascendió.
Saravia Frías tiene un master en Derecho de la Universidad de Illinois, en donde se especializó en finanzas corporativas. Se recibió de abogado en la UBA y estudió diversos posgrados en la Universidad Austral, la mayoría vinculados al derecho empresarial. Trabajó para el BankBoston y formó parte en 1998 de la adquisición del Deutsche Bank S.A., en su sucursal Argentina. También participó en 2001 de la negociación con el Estado para reestructurar la deuda pública nacional. Entre 1995 y 1997 fue asesor del entonces senador Fernando de la Rúa.
Saravia Frías fue socio del estudio que lleva su mismo apellido y que tuvo como cliente, entre otros, al Grupo Macri, según destaca la web del estudio. Otros clientes son conocidos bancos, la Bolsa de Comercio y empresas mineras. Como parte del nuevo protocolo de conflicto de intereses, que el presidente Macri sacó por decreto, el procurador del Tesoro deberá patrocinar al Estado en los casos en los que el presidente, el vicepresidente o sus ministros tengan conflicto de intereses por parentesco, por amistad, por pleitos pendientes o en caso de ser deudores o acreedores de sus allegados.
Entre esos casos que en los que debería intervenir la procuración del Tesoro se encuentran los pleitos con el Estado del Grupo Macri, incluido el del Correo Argentino, al que el Gobierno consiguió planchar en el Poder Judicial por 120 días, es decir, hasta después de las elecciones. Ante el manifiesto conflicto de intereses con el Presidente, al Estado deberá representarlo Saravia Frías, si no le surge a él un conflicto de intereses por el patrocinio de su estudio al Grupo Macri.
El abogado Bernardo Saravia Frías se venía desempeñando como secretario legal y técnico de Hacienda.
Y, al final, lo fueron. Carlos Balbín dejó la procuración del Tesoro luego de que le soltara la mano Daniel “El Tano” Angelici y el Gobierno convenciera a Elisa Carrió de que no montara una nueva defensa pública, como hizo a fines del año pasado. Le ofrecieron un cargo en la Cancillería, pero lo rechazó. En su lugar, llegará Bernardo Saravia Frías, quien hasta ahora era el secretario legal y técnico de Hacienda. Saravia Frías es radical: fue asesor de Fernando de la Rúa y proviene del riñón de Ernesto Sanz, pero quienes consiguieron imponer su nombre fueron el jefe de asesores presidenciales José Torello y los amigos del Cardenal Newman. El nuevo procurador formó parte del estudio Saravia Frías del cual el Grupo Macri figura entre sus clientes. Ahora, desde su nuevo cargo, deberá representar al Estado contra ese holding familiar en la causa del Correo Argentino. Esto es, si nadie plantea que tiene un conflicto de intereses.
Juez de la Ciudad, Balbín llegó al cargo de procurador del Tesoro (el equivalente al abogado del Gobierno) de la mano del presidente de Boca Juniors, quien un tiempo después dejó de apadrinarlo. ¿El motivo? En el Gobierno empezaron a cuestionar el poco compromiso que –al decir de los macristas– puso para defender al Estado ante las causas por aumentos de tarifas, en donde los llevó a un fallo contrario de la Corte Suprema con el gas, y en el acuerdo con los fondos buitre, en donde esperaron por semanas un dictamen suyo sobre los peligros del acuerdo. En el círculo jurídico que rodea al presidente Mauricio Macri sentían que una y otra vez Balbín no quería meterse en el barro. Tampoco quedaron satisfechos con su rol cuando llegó el escándalo del Correo Argentino. En este último caso, Balbín inició un sumario para evaluar las actuaciones del ministro de Comunicación, Oscar Aguad. Según fuentes judiciales, el dictamen de Balbín no hubiera sido favorable a los intereses de Macri (ver aparte).
Pero, además de los casos resonantes, los macristas advierten que en día a día Balbín no funcionaba como procurador: “Es un académico de derecho administrativo, no un abogado litigante. No dictaminaba ni firmaba nada. Nos eludía todo el tiempo la firma y no sacaba los temas a tiempo. Nunca entendió cómo manejar la procuración del Tesoro”, contó a este diario uno de los asesores jurídicos del presidente, quien destacó que no es un mal jurista. Simplemente, no era el hombre para ese cargo.
Cuando ya estaba decidido separarlo, en diciembre del año pasado, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, hizo público su respaldo –se conocen de la reforma constitucional de 1994– y exigió que no se lo sacara. Eso demoró su salida. El Gobierno emitió un llamativo comunicado que indicaba que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, lo había elogiado en una reunión de trabajo. Fue la forma de confirmar que seguía en el cargo... hasta ayer.
Los macristas se plantearon no dejarlo afuera de la gestión: le ofrecieron el cargo de representante especial de derechos humanos para las Naciones Unidas, que antes ocupaba el radical Leandro Despouy. Se trata de un presente griego, dado que desde ese lugar deberá responder a los cuestionamientos internacionales por la prisión de Milagro Sala, en especial del Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias de la ONU. No obstante, según confirmó a PáginaI12, Balbín resolvió rechazar el ofrecimiento del Gobierno nacional y dejará la gestión.
El abogado corporativo
Su reemplazante en la Procuración del Tesoro es Bernardo Saravia Frías, quien ocupaba la secretaría legal y técnica en el Ministerio de Nicolás Dujovne. Oriundo de Salta, de familia radical –en el Gobierno comentaban que su abuelo fue ministro de Hipólito Irigoyen–, cercano a Sanz, Saravia Frías accedió al cargo de procurador de la mano del trío jurídico que integran Torello, el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Pablo Clusellas, y el diputado del Parlasur Fabián Rodríguez Simón. Los tres ex alumnos del Cardenal Newman y cercanos al empresario y consigliere Nicolás Caputo. En suma: un hombre que había sido de Angelici fue reemplazado por otro que cuenta con el respaldo de los Newman. Como se sabe Angelici y los Newman boys representan dos líneas político-judiciales que están históricamente enfrentadas en el PRO.
Según confirmaron en el entorno de Carrió, ella avaló al nuevo procurador en la reunión que compartió con el presidente Macri la semana pasada. Había otros nombres girando que quedaron afuera, como un candidato que propusieron el presidente y secretario del Colegio de Abogados de Buenos Aires, Guillermo Lipera y Ezequiel Cassagne, y cuyo nombre no trascendió.
Saravia Frías tiene un master en Derecho de la Universidad de Illinois, en donde se especializó en finanzas corporativas. Se recibió de abogado en la UBA y estudió diversos posgrados en la Universidad Austral, la mayoría vinculados al derecho empresarial. Trabajó para el BankBoston y formó parte en 1998 de la adquisición del Deutsche Bank S.A., en su sucursal Argentina. También participó en 2001 de la negociación con el Estado para reestructurar la deuda pública nacional. Entre 1995 y 1997 fue asesor del entonces senador Fernando de la Rúa.
Saravia Frías fue socio del estudio que lleva su mismo apellido y que tuvo como cliente, entre otros, al Grupo Macri, según destaca la web del estudio. Otros clientes son conocidos bancos, la Bolsa de Comercio y empresas mineras. Como parte del nuevo protocolo de conflicto de intereses, que el presidente Macri sacó por decreto, el procurador del Tesoro deberá patrocinar al Estado en los casos en los que el presidente, el vicepresidente o sus ministros tengan conflicto de intereses por parentesco, por amistad, por pleitos pendientes o en caso de ser deudores o acreedores de sus allegados.
Entre esos casos que en los que debería intervenir la procuración del Tesoro se encuentran los pleitos con el Estado del Grupo Macri, incluido el del Correo Argentino, al que el Gobierno consiguió planchar en el Poder Judicial por 120 días, es decir, hasta después de las elecciones. Ante el manifiesto conflicto de intereses con el Presidente, al Estado deberá representarlo Saravia Frías, si no le surge a él un conflicto de intereses por el patrocinio de su estudio al Grupo Macri.