10 de noviembre de 2017
El canciller Faurie con el vicepresidente de la Comisión Europea, Katainen.
Acuerdo que mete miedo.“Estamos muy cerca de lograrlo, ambos bloques promovemos la apertura económica”, sostuvo el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen. Preocupación entre industriales.
Antes de que termine el año la Unión Europea (UE) y el Mercosur sellarán su acuerdo de libre comercio. La afirmación fue realizada ayer por el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, al finalizar un encuentro con el canciller argentino, Jorge Faurie. “Estamos muy cerca de lo lograrlo, ambos bloques promovemos la apertura económica”, expresó el funcionario europeo al agradecer el impulso dado por el gobierno de Mauricio Macri para reactivar las negociaciones que eliminarán los aranceles y tarifas en el intercambio de bienes entre ambos bloques. La firma del acuerdo, prometió Katainen, “fortalecerá la confianza de los inversores europeos en Argentina”.
La realización del convenio que comenzó a negociarse en 2004 despierta preocupación entre distintos sectores pymes que generan la mayor parte del empleo industrial. Además de las implicancias de mediano plazo sobre el desarrollo industrial que representa el acuerdo, la UE excluyó de la negociación a las carnes bovinas, el biodiesel y el etanol. Se trata de los productos que concentran las mayores oportunidades para los sectores agroindustriales del Mercosur.
“La Argentina ha sido el ancla del nuevo impulso a las negociaciones entre nuestros bloques. No venimos a convencerlos de nada. Ahora, en la etapa final, que es la más difícil, necesitamos más apoyo de las partes interesadas”, manifestó ayer el vicepresidente de la Comisión Europea.
El triunfo electoral de Mauricio Macri, el advenimiento de Michel Temer al poder en Brasil y el desplazamiento de Venezuela del bloque permitieron reactivar las negociaciones como pretendían los europeos que no dejaron pasar la oportunidad.
En la lógica de la Casa Rosada es una carta más en el proceso de reinserción internacional del país que se suma a otras iniciativas como el intento de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. La liberalización, desregulación y apertura son pautas comunes en ambos procesos que, contra la evidencia histórica, se presentan como ineludibles para conseguir la confianza de los inversores. Katainen llegará hoy a Brasil: “La solución para llegar al acuerdo no va a ser mágica pero todos los grandes hechos de la humanidad se hicieron con esfuerzo y negociación”, lanzó el europeo.
“Este acuerdo va a ser fundamental para generar empleo; y tiene el potencial para aumentar las inversiones directas europeas, incrementar nuestras exportaciones, generar la internacionalización de nuestras pymes, eliminar barreras fitosanitarias y aumentar nuestra participación en las cadenas de valor” prometió ayer el ministro Faurie contra los pronósticos de gran parte de las cámaras empresarias industriales e incluso de algunos sectores agropecuarios de la región que cuestionan los términos del acuerdo.
No todos comparten la visión oficial. Carlos Bianco, ex Secretario de Relaciones Económicas Internacionales y actual asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA de los Trabajadores, consideró recientemente que “estamos ante la consumación en tiempo real de una tragedia histórica para las posibilidades de industrialización y desarrollo futuro de Argentina, con consecuencias que serán irreversibles sobre el tejido industrial y la posibilidad de generar empleo de calidad y bien remunerado”. Los análisis de impacto existentes muestran que la concreción del acuerdo generará resultados comerciales positivos sólo en el caso de UE, mientras que Mercosur se verá perjudicado por un mayor déficit comercial bilateral y por la reprimarización de su producción y su oferta exportable.
“Este acuerdo va a ser fundamental para generar empleo; y tiene el potencial para aumentar las inversiones directas europeas, incrementar nuestras exportaciones, generar la internacionalización de nuestras pymes, eliminar barreras fitosanitarias y aumentar nuestra participación en las cadenas de valor” prometió ayer el ministro Faurie contra los pronósticos de gran parte de las cámaras empresarias industriales e incluso de algunos sectores agropecuarios de la región que cuestionan los términos del acuerdo.
No todos comparten la visión oficial. Carlos Bianco, ex Secretario de Relaciones Económicas Internacionales y actual asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA de los Trabajadores, consideró recientemente que “estamos ante la consumación en tiempo real de una tragedia histórica para las posibilidades de industrialización y desarrollo futuro de Argentina, con consecuencias que serán irreversibles sobre el tejido industrial y la posibilidad de generar empleo de calidad y bien remunerado”. Los análisis de impacto existentes muestran que la concreción del acuerdo generará resultados comerciales positivos sólo en el caso de UE, mientras que Mercosur se verá perjudicado por un mayor déficit comercial bilateral y por la reprimarización de su producción y su oferta exportable.