25 nov 2017

LA BRUTAL E ILEGAL REPRESION DE GENDARMERIA

ARGENTINA
Los seis minutos claves

Por JUAN ALONSO 
25 de noviembre de 2017




Los 55 forenses que intervinieron en la autopsia de Santiago Maldonado concluyeron por unanimidad que murió por “asfixia por sumersión”. Pero, ¿qué pasó con Santiago entre las 11:32 del 1 de agosto, cuando fue fotografiado con vida por Gendarmería, y las 11:38 cuando los efectivos llegan al río? Santiago murió en medio de una represión ilegal. Aún debe esclarecerse cómo murió, cuándo y en qué lugar. La familia reclamó una investigación imparcial y seria. El cuerpo de Santiago será despedido hoy en 25 de Mayo.
El Estado tardó casi cuatro meses en precisar que Santiago Maldonado murió por “asfixia por sumersión, a la que coadyuvó un cuadro de hipotermia” en el río Chubut durante un operativo ilegal de Gendarmería en territorio mapuche recuperado.

La búsqueda de la verdad sobre este caso de gravedad institucional que lleva 120 días de escarnio contra la familia Maldonado, está concentrada ahora en apenas 6 minutos. En una franja horaria donde los protagonistas son un grupo de gendarmes, miembros de la comunidad mapuche y la propia víctima.

¿Qué pasó con Santiago Maldonado desde que la Gendarmería lo fotografió vivo a las 11:32 del 1 de agosto al costado de la casilla de vigilancia mapuche y a metros de la ruta hasta que al menos 15 efectivos llegaron a la vera del río a las 11:38?

En las imágenes del expediente se ve a dos gendarmes con escudos y escopetas entrando a la comunidad mapuche a las 11:33 del 1 de agosto. Ese fue el horario en que rompieron el candado de la tranquera e ingresaron por la fuerza sin orden judicial. Los había enviado el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, en la mañana del 31 de julio en Bariloche. Fue durante una reunión con los jefes de las fuerzas federales de la región y sus pares de Chubut y Río Negro. Es decir que hubo un plan represivo contra la llamada Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) planeado 24 horas antes de que Santiago desapareciera.

Noceti estuvo a 7 kilómetros de la Lof donde encontraron muerto a Santiago. Justo en la puerta del casco de la estancia Leleque de Benetton. Los 120 efectivos que envió fueron obligados a probar el presunto delito en flagrancia que no existió, porque la ruta estaba despejada desde las 3:30. Así lo dejó reflejado el alférez principal Daniel Gómez en un acta.

La Gendarmería y el Poder Judicial también deberían responder sobre todas las comunicaciones realizadas el 1 de agosto entre los comandantes regionales de la Gendarmería, Diego Conrado Balari y Juan Pablo Badié y los funcionarios del Ministerio de Seguridad. Además de hallar una respuesta fiable sobre la pregunta de por qué uno de los jefes del destacamento de Esquel, Juan Pablo Escola, le dijo a Clarín el 3 de septiembre que ningún gendarme había llegado al río cuando él mismo estaba a metros del lugar con integrantes del destacamento de El Bolsón.

Es el Estado el que ejerce el monopolio de la fuerza. Por eso debe responder por qué el jefe del destacamento El Bolsón, Fabián Méndez se fue antes de las 10 del 1 de agosto a Epuyén, a causa de una supuesta emergencia estomacal, y dejó el operativo en manos de Gómez y el subalférez Emmanuel Echazú.

El caso de Echazú, el único imputado de la causa, resulta paradigmático. Ingresó armado con una escopeta calibre 12/70 a la Lof, fue herido de una fractura de pómulo derecho, y un golpe en la mandíbula dentro de la comunidad y no afuera. Así lo certifican los testimonios de sus camaradas. Pero tuvo tiempo de refugiarse en una sospechosa camioneta de Gendarmería (cuyo dominio es OLW 237, que fuera fotografiada dentro y fuera de la comunidad después de las 12:20 trasladando bultos) y redactó el acta a partir de las 13:30 del 1 de agosto. ¿En ese momento ya había muerto Santiago? La autopsia no da respuesta a esa pregunta. Es el juez Lleral el encargado de dilucidar qué hicieron los gendarmes Echazú, Góméz, Darío Rafael Zoilán (que hizo 22 disparos de goma), Orlando Yucra, Juan Carlos Pelozo, Neri Armando Robledo, Aníbal Cardozo, y Marianela Roldán, entre otros, de los 70 que estaban en las adyacencias del río.

Los 55 peritos forenses que intervinieron en la audiencia secreta con el juez subrogante Lleral en la Morgue Judicial, que depende de la Corte Suprema de Justicia, usaron tres métodos para determinar el momento de la muerte. Analizaron la descomposición de los tejidos y los órganos, el agua y los residuos biológicos que tenía Santiago en sus pulmones. Esos datos obtenidos fueron coincidentes con la flora y la fauna de ese río cordillerano que atraviesa el millón de hectáreas que posee el magnate italiano Luciano Benetton en la Patagonia.

Los forenses llegaron a la conclusión por unanimidad de que Santiago murió durante “un proceso”, es decir un tiempo en el que estuvo sometido al clima inhóspito y al agua helada. Una de las fórmulas marcó que estuvo en el río no menos de 53 días; la segunda 60, y la restante 73 días. Recordemos que Santiago estuvo desaparecido 78 días desde 1 de agosto hasta el 17 de octubre, momento en que los buzos de Prefectura hallaron su cuerpo a 7 metros de la costa en línea recta a la casilla mapuche.

Las fuerzas de seguridad federales hicieron 7 rastrillajes en la zona. En agosto la profundidad era menor y el agua más cristalina, pese a ello, cientos de efectivos no vieron absolutamente nada en el río.

Ese lugar del hallazgo del cuerpo está ubicado a unos 70 metros de donde el testigo mapuche Matías Santana señaló que vio “un bulto” rodeado de gendarmes. Santana logró cruzar el río a caballo y detalló lo que divisó en su declaración testimonial. Aunque todavía no declararon en sede judicial el resto de los mapuches que estuvieron con Santiago el 1 de agosto después de las 11:30 en la zona del río. Tampoco lo hicieron quienes estuvieron en el corte de la ruta 40 a las 18 del 31 de julio. Todos fueron filmados por el Canal 4 de Esquel, entre ellos estaba Santiago, reconocido por su familia, la comunidad mapuche y sus amigos de El Bolsón. Esos testimonios de la comunidad mapuche, que no están en la causa caratulada como desaparición forzada, resultan fundamentales para la reconstrucción de las circunstancias de la muerte de Santiago durante la represión de Gendarmería.

El juez Lleral tildó esas circunstancias como “reconstrucción histórica”. Se trata de ubicar en tiempo y lugar a cada uno de los gendarmes que llegaron al río junto a Santiago y los mapuches. Algo que desde Nuestras Voces estamos trabajando hace semanas. Ver esta nota del 29 de octubre:



Según los forenses, el cuerpo de Santiago no tenía lesiones externas ni signos de haber sido arrastrado. Pero eso no significa que no haya sido víctima de una muerte violenta. Más bien lo opuesto. La muerte de Santiago fue “un proceso”, insistimos con el mismo concepto, porque existió una agonía. Se inició con Santiago escapando de los gendarmes rumbo al río. Los gendarmes entraron con escopetas, escudos, pistolas calibre 9mm, piedras, palos y bastones. La muerte de Santiago se produjo en el río rodeado de gendarmes. Los forenses dieron ese sitio como escena primaria del hecho. Santiago estuvo sumergido en el agua helada, eso adormeció sus brazos y piernas, y redujo sus movimientos. Ese estado inclemente derivó en su desvanecimiento y posterior asfixia por sumersión. No se ahogó por “accidente” como sostienen los medios oficialistas y sus periodistas rentados. Totalmente acorralado de gendarmes armados y pertrechados, Santiago corrió por su vida y algo que aún no sabemos sucedió en el río para que se produjera su muerte.

El Estado a través del Poder Judicial primero, con el desplazado juez Guido Otranto; y los funcionarios del Ministerio de Seguridad, Patricia Bullrich, Pablo Noceti, Daniel Barberis y Gonzalo Cané, entre otros, plagó el expediente de pistas falsas.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), uno de los organismos querellantes en la causa, recordó en un comunicado el inicio del encubrimiento de la Gendarmería y el Poder Ejecutivo: “Recién seis días después de la desaparición, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, protagonizó las primeras reacciones del gobierno que se orientaron en tres sentidos: defender a la Gendarmería antes de investigar; plantear hipótesis alternativas sin correlato con el expediente y desviar el foco de la atención hacia la comunidad mapuche”.

El CELS aclaró sobre la autopsia: “Si bien en la médula no se encontraron diatomeas, su presencia en las cavidades cardiacas -nueve distintas: seis en el ventrículo izquierdo, tres en el derecho, indica que se trató de una asfixia por sumersión. También son indicadores de la asfixia los cambios en el pulmón. Las transformaciones halladas en la piel son propias de la hipotermia”.



El informe forense sostuvo, además, que el cuerpo no tiene lesiones externas, lo cual no significa que no haya existido violencia física. Sin embargo, los expertos no encontraron signos de que el cuerpo de Santiago haya estado en otro lugar que no sea el río.

La familia de Santiago publicó un comunicado donde insiste que se trata de una desaparición forzada seguida de muerte y pide una investigación imparcial y seria:

“Ratificamos que continúan vigentes las siguientes certezas:
a) que el 1 de agosto hubo una salvaje represión por parte de una fuerza de seguridad estatal conducida y apoyada por las autoridades políticas;


b) que se produjeron desvíos y entorpecimientos en la causa de parte de la Justicia Federal de Chubut y el Poder Ejecutivo Nacional;


c) que es necesario contar con el apoyo de investigadores especializados e independientes para lograr conocer la VERDAD, obtener JUSTICIA y evitar la IMPUNIDAD en el caso de la muerte de Santiago”.





Hoy el cuerpo de Santiago, El Brujo, Ardilla, será despedido por su familia en 25 de Mayo en el centro de la patria sojera. Ahí hay murales y amigos que heredaron su memoria. Quedan demasiadas dudas por esclarecer y muy pocas certezas. Sentimientos de impotencia y la huella indeleble de un maltrato inhumano contra la familia por parte de altos funcionarios del gobierno. La autopsia demuestra que Santiago no se fue a ninguna parte. Estuvo ahí tal como dijeron los mapuches y el Ministerio de Seguridad negó.

“Tengo más dudas que antes. No murió por estar de turista, estaba en medio de la represión de Gendarmería”, dijo Sergio Maldonado.

El filósofo Arthur Schopenhauer definió la desesperación así: “Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: eso significa la palabra desesperado”.

@jotaalonso
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La autopsia concluyó que Santiago Maldonado murió por asfixia por sumersión y un cuadro coadyuvante de hipotermia. 

Una respuesta y nuevos interrogantes. La etapa de los estudios forenses era sustancial para que continúe la investigación, pero no alcanza para establecer las circunstancias de la muerte. El juzgado hará una inspección del lugar donde fue encontrado el cuerpo y tomará nuevas testimoniales.

Por Irina Hauser y Raúl Kollmann


El cuerpo de Santiago Maldonado fue hallado casi tres meses después de su desaparición en medio de una represión de Gendarmería. Imagen: Guadalupe Lombardo


La junta de peritos encabezada por el Cuerpo Médico Forense y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que analizó las causas de la muerte de Santiago Maldonado concluyó en forma unánime que se ahogó y sufrió un cuadro coadyuvante de hipotermia en las aguas del Río Chubut. Allí fue hallado flotando el 17 de octubre último, casi tres meses después de su desaparición en medio de una represión de Gendarmería, que ingresó sin orden judicial al territorio de la comunidad Pu Lof de Cushamen. La autopsia y los estudios complementarios establecieron que el cuerpo estuvo en el agua no menos de 53 días. De acuerdo con otras dos tablas de referencia más modernas que fueron utilizadas, también podría ser más de 60 o 73 días, pero no está determinada la fecha exacta de la muerte. El informe final ratifica que no se hallaron lesiones externas. Ahora “hay que realizar una reconstrucción histórica; se sigue recolectando prueba”, aclaró el juez Gustavo Lleral al final de la reunión de los especialistas como para que quedara claro que la investigación no termina acá. De hecho, estos resultados conocidos ayer no despejan interrogantes claves: si alguien empujó a Santiago, si terminó en el agua helada escapando de la persecución y las balas de goma de los gendarmes, si los agentes lo vieron ahogarse y no hicieron ni dijeron nada, o si hubo algún forcejeo aunque no haya dejado rastros. “La verdad de cómo, cuándo y dónde falleció Santiago aún se desconoce y por eso continuaremos exigiendo una investigación imparcial, independiente, efectiva y exhaustiva”, sostuvo la familia en un comunicado.

“Tengo más dudas que antes. Santiago no murió porque estaba de turista, era una represión ilegal de Gendarmería”, dijo Sergio Maldonado después de conocer el informe. En el texto que difundió junto a su familia recuerda cuáles son las pocas certezas con las que cuentan: “que el 1 de agosto hubo una salvaje represión por parte de una fuerza de seguridad estatal conducía y apoyada por autoridades políticas; que se produjeron desvíos y entorpecimientos en la causa de parte de la justicia federal de Chubut y el Poder Ejecutivo Nacional; que es necesario contar con el apoyo de investigadores especializados e independientes para lograr conocer la verdad, obtener justicia y evitar la impunidad en el caso de la muerte de Santiago”.
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La etapa de los estudios forenses era sustancial para que continúe la investigación, pero no alcanza para sacar conclusiones, según se desprende tanto de las expresiones del juez Lleral, como de los Maldonado. El juzgado hará en los próximos días una inspección del lugar donde fue encontrado el cuerpo y tomará nuevas declaraciones testimoniales: a integrantes de la comunidad y a cuatro mujeres gendarmes que estuvieron el día del operativo. También se envió un exhorto a Chile para que declare Nicasio Luna, quien relató en televisión que estuvo con Santiago en medio de la represión.

La junta médica se reunió ayer a las 9.30 y hasta cerca del mediodía leyeron el informe de 104 páginas que fue finalmente firmado por los 28 peritos que estaban presentes en relación a cada uno de los puntos de pericia que había ordenado el juez. Las conclusiones son resultado de la autopsia que se hizo después del hallazgo del cuerpo, a la que se sumaron estudios complementarios. Expertos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA analizaron las llamadas diatomeas, que son microalgas que aparecen en cavidades del organismo y que se cotejan con las que hay en el agua donde fue hallado el cuerpo; un equipo de la Universidad Nacional de Quilmes hizo lo que se llama “entomología”, que analiza la presencia de insectos y microorganismos; la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA hizo el estudio de ADN; y en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata se analizaron restos de hongos, vegetación y tierra impregnados, por ejemplo, a la ropa.

Las conclusiones, según pudo saber PáginaI12 por funcionarios de la investigación, tienen tres puntos fundamentales:
La causa de la muerte fue “asfixia por sumersión” a la que coadyuvó un cuadro de hipotermia por las bajas temperaturas del agua. Desde la desaparición de Maldonado el agua del Río Chubut no superó los 3,9 grados y llegó a un mínimo de 2. El ahogamiento fue constatado a través de diferentes estudios. Uno es el hallazgo de diatomeas en la cavidad cardíaca, que coinciden con las que hay en el río Chubut. Allí se encontraron nueve variedades distintas de esas algas (seis en el ventrículo izquierdo y tres en el derecho), lo que se considera indicador de la asfixia por sumersión. Los cambios y lesiones observados en los pulmones también son indicadores del ingreso de agua por las vías respiratorias. Los cambios observados en la piel revelan la hipotermia. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que interviene como querellante, informó: “La autopsia reveló que la muerte fue un proceso que se fue dando por la permanencia en el agua helada que llevó a que se le vayan adormeciendo los miembros y reduciendo la capacidad de moverse, que luego derivó en un desvanecimiento que terminó en la sumersión”.
El cuerpo no tenía lesiones externas, ni ninguna señal de que haya sido arrastrado o golpeado. Este fue uno de los primeros datos que se conocieron el día de la autopsia. No hay señales de violencia ejercida por terceros. “No puede suponerse a priori que haya sufrido violencia física en otro lugar”, dice el CELS. Todo el material genético analizado, hallado incluso en su vestimenta y en el bastón plegable que llevaba pertenecía a Santiago.
Cuando un cadáver es hallado en el agua no se puede establecer lo que se conoce en medicina forense como “data de muerte”, sino que se calcula la “data de sumersión”. En este caso se usaron tres tablas de referencia para hacer el cálculo. Una de ellas, la que estableció que el cuerpo estuvo al menos 53 días en el agua, es la más antigua (de 1977) y de uso tradicional; la segunda, que establece un piso de 60 días en el agua, es de 2007 y adecuó los cálculos al calentamiento global; la tercera, de origen inglés, es de 2010, e incluye una metodología con ecuaciones y logaritmos que toman en cuenta los días transcurridos y la temperatura de las aguas. Esta última, que es considerada la más precisa por los peritos, es la que arroja que el cuerpo llevaba al menos 73 días en el agua, que es el número que coincide con la fecha de la desaparición de Santiago el 1 de agosto. Los especialistas decidieron usar tres métodos para que no haya objeciones. En función de este análisis, los expertos coincidieron en que el cuerpo siempre estuvo en el agua. Lo que la “entomología” mostró, por los microorganismos hallados, es que al momento del hallazgo llevaba unas 48 horas flotando, pero antes había permanecido hundido. Recién salió a la superficie cuando comenzó el proceso de descomposición.

Los peritos vieron una filmación del momento del hallazgo del cuerpo en el rastrillaje de la Prefectura. En términos científicos, una autopsia comienza en el lugar donde se encuentra el cadáver. Lo que observaron en esas imágenes -que además permitieron cotejar el estado del cadáver– es que Santiago fue encontrado en un lugar donde está lleno de ramas de sauces enmarañadas y que es una zona donde los buzos no hacían pie. Estimaron una profundidad de 1,70 metros. Maldonado, no sabía nadar y tenía temor al agua. Además, llevaba puestas tres capas de ropa y borceguíes. No está claro si la muerte se produjo en ese lugar, pero los exámenes concluyen que se ahogó en ese río.

Como reveló ya PáginaI12, ese sitio donde fue encontrado, según un análisis de fotografías y un mapa satelital es muy cercano al punto donde llegó un grupo de gendarmes en la persecución a los mapuches y quienes como Santiago los apoyaban. El subalférez Emmanuel Echazú fue fotografiado allí con el rostro ensangrentado y una enfermera declaró que lo atendió dentro de la comunidad. La Gendarmería había ingresado al territorio con el argumento de que afuera, en la ruta 40, les mapuches les tiraron piedras. Decían que era el delito en flagrancia que les permitía actuar. Pero la imagen de Echazú muestra que los mapuches se defendieron adentro del predio, donde los gendarmes no tenían orden judicial para ingresar.

El resultado de la autopsia y los estudios adicionales no ponen en cuestión que Santiago desapareció en medio de un operativo represivo ilegal, entre disparos. Es algo claro, a juzgar por testimonios ya recogidos en la causa, otros presentados en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y hasta por grabaciones en los celulares de los gendarmes donde reconocen “les dimos corchazos para que tengan”. La familia Maldonado sigue sosteniendo que hubo una desaparición forzada, señaló Sergio. La carátula de la causa, de hecho, por el momento no cambiará.

Todavía resta mucho por saber, incluso sobre cómo Santiago llegó hasta el río. Los resultados forenses no despejan si lo empujaron, si entró al río escapando, si lo asustaron, si lo amenazaron, si lo cercaron, o incluso si algún gendarme lo vio ahogarse y no hizo nada ni avisó (lo que también es un delito). Que las conclusiones de la junta de peritos diga que “el Brujo”, como le decían a Santiago, murió ahogado, no quita la posible responsabilidad estatal, en el hecho y en la cadena de obstáculos promovida desde el gobierno para dificultar llegar a la verdad.