Los pronósticos económicos del Gobierno y la triste realidad
Por David Cufré
20 de julio de 2019
Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, Dante Sica y Miguel Braun, expertos en pronósticos fallidos.
En un nuevo acto de campaña, Mauricio Macri invitó ayer a los argentinos a “cruzar el río” para que el país crezca. “Del otro lado nos espera algo distinto”, prometió. El Presidente utilizó el recurso que constituye el corazón del relato del Gobierno en materia económica: la renovación permanente de las expectativas. Los pronósticos de mejoras que nunca llegan han sido una constante los últimos cuatro años. El 14 de marzo pasado, por ejemplo, el número dos del equipo económico, Miguel Braun, decía: “Tenemos buenos datos sobre las ventas de cemento”. Era una declaración que invitaba a la esperanza. El secretario de Política Económica usaba esa información como prueba de que la recesión había terminado. Si subían las ventas de cemento, razonaba, era señal de mayor actividad. Las cosas estaban mejor y gradualmente se irían incorporando sectores al reverdecer productivo, argumentaba el funcionario.
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“Nosotros vemos que la recesión terminó técnicamente en noviembre. Tenemos buenos datos de despachos de cemento y superávit comercial en el último trimestre del año pasado”, abundaba Braun, para afianzar la idea, como lo hace ahora Macri, de que después de tantos años de privaciones por fin estaba llegando el tiempo de las buenas. Sin embargo, aquella promesa de reactivación de fines del verano choca contra una realidad totalmente distinta cuando el invierno ya está avanzado. “Estamos empezando a ver un cambio de tendencia –decía- y este va a ser un año de recuperación”. “Proyectamos una inflación de 30 puntos en 2019. Eso significa una baja en relación al 2018. En este tema estamos mejor en lo estructural, no tenemos un déficit fiscal como teníamos”, buscaba convencer. El ajuste permitía bajar la inflación, pero al mismo tiempo la economía iba para arriba, era lo que decía Braun.
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Esta semana la realidad lo desmintió. El Indec informó que por décimo séptimo mes consecutivo la inflación quedó por arriba del 2 por ciento. En junio fue del 2,7 y acumuló 55,8 en los últimos doce meses. El FMI, por su parte, estimó que los precios minoristas aumentarán 40,2 por ciento en el año, diez puntos más de lo que vaticinaba Braun, que a su vez ya había subido la proyección 7 puntos respecto de lo que estableció el Gobierno en la ley de Presupuesto, que era el 23 por ciento. Respecto de la otra parte de la afirmación del secretario, la de la economía en alza, la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland informó que las ventas de cemento cayeron 6,4 por ciento en el primer semestre. Su proyección para lo que queda del año es que las ventas seguirán pinchadas, para completar un 2019 con una contracción del orden del 6 por ciento. Muy lejos de aquella descripción de una tendencia de aumento que resultaría cada vez más vigorosa.
En ese cuadro, el funcionario sumaba otro pronóstico para confirmar que se había elegido el camino correcto. “La mejora se va a sentir en el segundo y en el tercer trimestre con las paritarias y el aumento de las jubilaciones”, explicaba. “Todavía no se sienten palpablemente en la calle, pero vemos que es el inicio de una mejora y que vamos a tener un año de recuperación liderado por el crecimiento de las exportaciones, el aumento del salario real y las jubilaciones”, sostenía. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en cambio, informó que las ventas minoristas acumularon en junio 18 meses consecutivos de caída. En el primer semestre la baja del consumo fue del 12,4 por ciento, en tanto que el mes pasado se verificó una retracción del 12,2 por ciento contra junio de 2018. En conclusión, en el segundo trimestre está visto que no se produjo el incremento de la demanda que anticipaba Braun. Tampoco los salarios y las jubilaciones le ganaron a la inflación. Los sueldos hasta abril quedaron atrás de la suba de precios, con un alza del 12,5 por ciento en el primer cuatrimestre, contra un aumento del IPC del 15,6 por ciento, según el Indec. “Desde diciembre de 2017 el salario real presenta variaciones interanuales negativas absolutamente todos los meses”, apunta la Fundación Germán Abdala, con mediciones hasta mayo. Las jubilaciones, además, acumularon en junio una suba del 42,9 por ciento interanual, mientras que la inflación se ubicó en 55,8 por ciento en los mismos doce meses.
“La recesión técnicamente terminó en noviembre”, concluía el secretario. Esa sentencia de marzo pasado contrasta con los anuncios permanentes de cierres de empresas que ocurren semana tras semana, como los de Wrangler y Lee que se confirmaron el miércoles pasado, el desmembramiento de Alpargatas, los 90 despidos de la fábrica de pinturas Belcar, el cierre de la papelera Ansabo después de 60 años de funcionamiento, la convocatoria de acreedores de Avian y la amenaza de nuevos cierres de fábricas de Zanella, además de la clausura de la planta de Mar del Plata prevista para fin de mes. Todo eso en solo cinco días hábiles.
Un repaso de otras declaraciones del staff económico y del presidente Macri permite visualizar cabalmente cómo el Gobierno nunca asume la responsabilidad por el fracaso de sus pronósticos de crecimiento y bienestar, en tanto busca instalar que la recuperación está siempre a la vuelta de la esquina y que es cuestión de esforzarse un poco más. La triste realidad, sin embargo, es que el modelo económico fracasa desde el primer día y lo seguirá haciendo en la medida que propone la baja de salarios y jubilaciones –con la reforma laboral y previsional como próximos pasos-, descuida la producción y solo se concentra en un puñado de sectores beneficiados con tarifas y subsidios, y en la timba financiera. Ese proyecto es para pocos y los resultados tan dolorosos para las mayorías populares no cambiarán por más que el Presidente y sus funcionarios intenten convencer de lo contrario.
* “La recesión en la Argentina ya terminó. Estamos en el inicio de un proceso muy sostenido de crecimiento, que va a ir ganando fuerza y tracción con el correr de los meses. La inflación va a seguir una trayectoria descendente, porque el Banco Central lleva adelante una política responsable, porque la política fiscal también tiende a la normalización y porque se está reduciendo el déficit”. La declaración podría ser de ayer, pero la hizo Nicolás Dujovne en febrero de 2017, cuando el Gobierno daba por terminada la crisis del primer año de su mandato y anticipaba crecimiento y baja de la inflación para los años siguientes de gestión.
* El primero de marzo de 2018, Macri decía en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso una frase célebre: “Lo peor ya pasó y ahora vienen años de crecimiento. Vamos a cumplir con la meta de bajar la inflación. Vamos a dejar de endeudarnos y se van a multiplicar las inversiones en un país confiable”.
* Un año después, el primero de marzo de 2019, también en el Congreso, el Presidente decía: “A mí me dirán ‘yo estoy peor que hace unos años’, ‘todo me cuesta más’ y algunos me recordarán que dije ‘lo peor ya pasó’ y tienen razón. Pero el país estos años avanzó como nunca antes”.
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* “Nosotros pensamos que la economía hizo piso en noviembre y estamos recuperando. Eso se ve mes tras mes. Los salarios van a ir mejorando. La economía va a continuar en esta senda de crecimiento, con fuerte impulso de las exportaciones. Ese crecimiento no es solo por la buena cosecha, sino que maduran muchas de las reformas que implementó el Presidente: el costo de logística es más barato, tenemos el ferrocarril Belgrano, más rutas, energías. Argentina despega un potencial dormido. El país empezó a abrirse al mundo”. También lo dijo Dujovne, pero en marzo pasado, renovando la promesa de un futuro mejor por el camino del ajuste y la contracción monetaria.
* “La economía está cada vez más cerca de la recuperación. Somos cautelosos pero optimistas con respecto a la tendencia que empezamos a ver, cada vez más lejos del epicentro de la crisis y cada vez más cerca del momento de la recuperación. Diría que después del cimbronazo que fue la inestabilidad de marzo, estamos viendo síntomas en gran parte de los sectores de que empiezan a mejorar”. En este caso fue Dante Sica, ya a principios de junio, cuando supuestamente la economía había arrancado en noviembre en la versión oficial anterior.
* “Estamos convencidos de que 2020 será un muy buen año para los argentinos en términos de reducción de la inflación, de crecimiento y de aumento del empleo”, renovó las promesas Dujovne, apostando a la reelección, en el encuentro del Mercosur de esta semana.
El Gobierno se pasó cuatro años pidiendo sacrificios y posponiendo la llegada de la revolución de la alegría por una u otra razón. Y de pobreza cero ya ni se habla.
20 de julio de 2019
Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, Dante Sica y Miguel Braun, expertos en pronósticos fallidos.
En un nuevo acto de campaña, Mauricio Macri invitó ayer a los argentinos a “cruzar el río” para que el país crezca. “Del otro lado nos espera algo distinto”, prometió. El Presidente utilizó el recurso que constituye el corazón del relato del Gobierno en materia económica: la renovación permanente de las expectativas. Los pronósticos de mejoras que nunca llegan han sido una constante los últimos cuatro años. El 14 de marzo pasado, por ejemplo, el número dos del equipo económico, Miguel Braun, decía: “Tenemos buenos datos sobre las ventas de cemento”. Era una declaración que invitaba a la esperanza. El secretario de Política Económica usaba esa información como prueba de que la recesión había terminado. Si subían las ventas de cemento, razonaba, era señal de mayor actividad. Las cosas estaban mejor y gradualmente se irían incorporando sectores al reverdecer productivo, argumentaba el funcionario.
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“Nosotros vemos que la recesión terminó técnicamente en noviembre. Tenemos buenos datos de despachos de cemento y superávit comercial en el último trimestre del año pasado”, abundaba Braun, para afianzar la idea, como lo hace ahora Macri, de que después de tantos años de privaciones por fin estaba llegando el tiempo de las buenas. Sin embargo, aquella promesa de reactivación de fines del verano choca contra una realidad totalmente distinta cuando el invierno ya está avanzado. “Estamos empezando a ver un cambio de tendencia –decía- y este va a ser un año de recuperación”. “Proyectamos una inflación de 30 puntos en 2019. Eso significa una baja en relación al 2018. En este tema estamos mejor en lo estructural, no tenemos un déficit fiscal como teníamos”, buscaba convencer. El ajuste permitía bajar la inflación, pero al mismo tiempo la economía iba para arriba, era lo que decía Braun.
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Esta semana la realidad lo desmintió. El Indec informó que por décimo séptimo mes consecutivo la inflación quedó por arriba del 2 por ciento. En junio fue del 2,7 y acumuló 55,8 en los últimos doce meses. El FMI, por su parte, estimó que los precios minoristas aumentarán 40,2 por ciento en el año, diez puntos más de lo que vaticinaba Braun, que a su vez ya había subido la proyección 7 puntos respecto de lo que estableció el Gobierno en la ley de Presupuesto, que era el 23 por ciento. Respecto de la otra parte de la afirmación del secretario, la de la economía en alza, la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland informó que las ventas de cemento cayeron 6,4 por ciento en el primer semestre. Su proyección para lo que queda del año es que las ventas seguirán pinchadas, para completar un 2019 con una contracción del orden del 6 por ciento. Muy lejos de aquella descripción de una tendencia de aumento que resultaría cada vez más vigorosa.
En ese cuadro, el funcionario sumaba otro pronóstico para confirmar que se había elegido el camino correcto. “La mejora se va a sentir en el segundo y en el tercer trimestre con las paritarias y el aumento de las jubilaciones”, explicaba. “Todavía no se sienten palpablemente en la calle, pero vemos que es el inicio de una mejora y que vamos a tener un año de recuperación liderado por el crecimiento de las exportaciones, el aumento del salario real y las jubilaciones”, sostenía. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en cambio, informó que las ventas minoristas acumularon en junio 18 meses consecutivos de caída. En el primer semestre la baja del consumo fue del 12,4 por ciento, en tanto que el mes pasado se verificó una retracción del 12,2 por ciento contra junio de 2018. En conclusión, en el segundo trimestre está visto que no se produjo el incremento de la demanda que anticipaba Braun. Tampoco los salarios y las jubilaciones le ganaron a la inflación. Los sueldos hasta abril quedaron atrás de la suba de precios, con un alza del 12,5 por ciento en el primer cuatrimestre, contra un aumento del IPC del 15,6 por ciento, según el Indec. “Desde diciembre de 2017 el salario real presenta variaciones interanuales negativas absolutamente todos los meses”, apunta la Fundación Germán Abdala, con mediciones hasta mayo. Las jubilaciones, además, acumularon en junio una suba del 42,9 por ciento interanual, mientras que la inflación se ubicó en 55,8 por ciento en los mismos doce meses.
“La recesión técnicamente terminó en noviembre”, concluía el secretario. Esa sentencia de marzo pasado contrasta con los anuncios permanentes de cierres de empresas que ocurren semana tras semana, como los de Wrangler y Lee que se confirmaron el miércoles pasado, el desmembramiento de Alpargatas, los 90 despidos de la fábrica de pinturas Belcar, el cierre de la papelera Ansabo después de 60 años de funcionamiento, la convocatoria de acreedores de Avian y la amenaza de nuevos cierres de fábricas de Zanella, además de la clausura de la planta de Mar del Plata prevista para fin de mes. Todo eso en solo cinco días hábiles.
Un repaso de otras declaraciones del staff económico y del presidente Macri permite visualizar cabalmente cómo el Gobierno nunca asume la responsabilidad por el fracaso de sus pronósticos de crecimiento y bienestar, en tanto busca instalar que la recuperación está siempre a la vuelta de la esquina y que es cuestión de esforzarse un poco más. La triste realidad, sin embargo, es que el modelo económico fracasa desde el primer día y lo seguirá haciendo en la medida que propone la baja de salarios y jubilaciones –con la reforma laboral y previsional como próximos pasos-, descuida la producción y solo se concentra en un puñado de sectores beneficiados con tarifas y subsidios, y en la timba financiera. Ese proyecto es para pocos y los resultados tan dolorosos para las mayorías populares no cambiarán por más que el Presidente y sus funcionarios intenten convencer de lo contrario.
* “La recesión en la Argentina ya terminó. Estamos en el inicio de un proceso muy sostenido de crecimiento, que va a ir ganando fuerza y tracción con el correr de los meses. La inflación va a seguir una trayectoria descendente, porque el Banco Central lleva adelante una política responsable, porque la política fiscal también tiende a la normalización y porque se está reduciendo el déficit”. La declaración podría ser de ayer, pero la hizo Nicolás Dujovne en febrero de 2017, cuando el Gobierno daba por terminada la crisis del primer año de su mandato y anticipaba crecimiento y baja de la inflación para los años siguientes de gestión.
* El primero de marzo de 2018, Macri decía en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso una frase célebre: “Lo peor ya pasó y ahora vienen años de crecimiento. Vamos a cumplir con la meta de bajar la inflación. Vamos a dejar de endeudarnos y se van a multiplicar las inversiones en un país confiable”.
* Un año después, el primero de marzo de 2019, también en el Congreso, el Presidente decía: “A mí me dirán ‘yo estoy peor que hace unos años’, ‘todo me cuesta más’ y algunos me recordarán que dije ‘lo peor ya pasó’ y tienen razón. Pero el país estos años avanzó como nunca antes”.
LEER MÁSMacri le prepara la alfombra roja a Mike Pompeo | El presidente recibe esta tarde en Olivos al secretario de Estado de Donald Trump
* “Nosotros pensamos que la economía hizo piso en noviembre y estamos recuperando. Eso se ve mes tras mes. Los salarios van a ir mejorando. La economía va a continuar en esta senda de crecimiento, con fuerte impulso de las exportaciones. Ese crecimiento no es solo por la buena cosecha, sino que maduran muchas de las reformas que implementó el Presidente: el costo de logística es más barato, tenemos el ferrocarril Belgrano, más rutas, energías. Argentina despega un potencial dormido. El país empezó a abrirse al mundo”. También lo dijo Dujovne, pero en marzo pasado, renovando la promesa de un futuro mejor por el camino del ajuste y la contracción monetaria.
* “La economía está cada vez más cerca de la recuperación. Somos cautelosos pero optimistas con respecto a la tendencia que empezamos a ver, cada vez más lejos del epicentro de la crisis y cada vez más cerca del momento de la recuperación. Diría que después del cimbronazo que fue la inestabilidad de marzo, estamos viendo síntomas en gran parte de los sectores de que empiezan a mejorar”. En este caso fue Dante Sica, ya a principios de junio, cuando supuestamente la economía había arrancado en noviembre en la versión oficial anterior.
* “Estamos convencidos de que 2020 será un muy buen año para los argentinos en términos de reducción de la inflación, de crecimiento y de aumento del empleo”, renovó las promesas Dujovne, apostando a la reelección, en el encuentro del Mercosur de esta semana.
El Gobierno se pasó cuatro años pidiendo sacrificios y posponiendo la llegada de la revolución de la alegría por una u otra razón. Y de pobreza cero ya ni se habla.