7 feb 2025

EL BENEFICIO DE UNOS POCOS

Aquí está el Estado neoliberal: las plataformas digitales ocupan el espacio dejado vacío por la política

ROMA (Uypress/Francesco Barbagallo) 
28.01.2025



Carlo Iannello, jurista de la Universidad de Campania, ha publicado con Meltemi el importante ensayo «El Estado del poder: política y derecho en tiempos de post-libertad», con un epílogo de Sergio Marotta.



En el centro de la investigación se encuentra la relación entre democracia y capitalismo, entre las instituciones liberal-democráticas y el mercado. El estudio profundiza en las políticas definidas como neoliberales, que en los últimos cuarenta años han producido cambios radicales no solo en el ámbito económico y social, sino también en los sistemas constitucionales de los Estados del mundo occidental.

Estas políticas han perseguido y logrado el objetivo de introducir la competencia como principio regulador de toda la sociedad. Por ello, han marginado a los órganos democrático-representativos para impedir que las dinámicas del mercado sean distorsionadas por fines sociales, demandas de justicia social y políticas redistributivas impulsadas por estos organismos político-representativos. Por lo tanto, el Estado no ha desaparecido, pero sí ha sufrido una transformación profunda, casi hasta convertirse en la nueva forma de Estado neoliberal, dotado de características propias.

El poder en manos de unos pocos

El punto fundamental es que el propósito de la acción pública ya no es la "conservación" de los derechos naturales de los ciudadanos, identificados por el constitucionalismo liberal del siglo XIX y luego por el social del siglo XX, sino que se ha convertido en la creación del orden jurídico del mercado. Los derechos sociales han sido vaciados debido al declive del solidarismo. En una primera etapa, solo permanecieron intactas las libertades vinculadas al mercado. Pero ahora incluso la libertad de iniciativa económica y la propiedad, pilares del neoliberalismo, están siendo amenazadas por la misma implementación del orden impuesto por las políticas neoliberales, que han concentrado el poder en manos de unos pocos actores privados. La estructura monopolística establecida por las fuerzas económicas dominantes en el mundo occidental amenaza ahora incluso el mercado y las libertades económicas. El Estado se encuentra cada vez más confinado al papel de ejecutor de decisiones tomadas por un mercado cada vez más oligárquico. Las grandes empresas multinacionales, las plataformas digitales y los mayores fondos de inversión han ocupado el vacío dejado por la desaparición de la política y han reemplazado al Estado.

La empresa-Estado


Así se ha impuesto la "empresa-Estado", que utiliza al Estado para alcanzar sus fines privados. En los últimos cuarenta años, las políticas neoliberales han confiado a los poderes públicos la tarea de "crear" el mercado, considerado un orden "artificial" que debía ser construido por el derecho. La relación entre el Estado y el mercado se ha invertido. La intervención pública ya no persigue fines políticos y sociales, y se ha transformado en un servidor del mercado. El "gobierno de los mercados" describe bien la transformación de la estructura y los fines del poder. El verdadero poder de gobierno ha abandonado progresivamente las sedes político-representativas para ubicarse en los mercados. De este modo, la política, lo público y el derecho han quedado subordinados a la economía de mercado. Pero ahora están en crisis los mismos postulados del neoliberalismo (libertad económica, rechazo de la planificación, monopolios y oligopolios), porque el poder de decisión ha pasado a manos de unos pocos grandes actores del mercado debido a la imparable concentración del capital. Los principales actores del capitalismo transnacional han adquirido las características de un monopolio global. Los nuevos "dueños del mundo" (Alessandro Volpi, Dueños del Mundo, Laterza, 2024) aspiran a gobernar la economía y la sociedad con nuevas formas de planificación y recurriendo cada vez más frecuentemente a estados de emergencia y a un estado permanente de excepción.

Cambios antropológicos

El concepto de neoliberalismo fue utilizado inicialmente por Michel Foucault en sus cursos de 1978-1979 en el Collège de France sobre El nacimiento de la biopolítica. El neoliberalismo representa un verdadero cambio de paradigma respecto al pasado, una auténtica revolución copernicana. Para los liberales, como Adam Smith, el mercado era un orden espontáneo. Para el neoliberalismo, en cambio, el mercado es una construcción artificial del derecho. El poder público tiene la tarea de crear el orden jurídico del mercado competitivo, que se convierte en el principio de legitimación y el fin del Estado. El fundamento de la acción pública para el Estado económico neoliberal no es la ley, en cuanto expresión de la voluntad popular, sino la racionalidad económica. La ley se transforma en el instrumento para establecer las "reglas del juego" del mercado competitivo (Foucault). Ni el gobierno ni el parlamento son ya actores de las decisiones, sino únicamente ejecutores, instrumentos para la plena expansión del mercado. 

El Estado neoliberal hace todo lo necesario para el mercado, pero ya no persigue objetivos políticos ni socioeconómicos basados en la justicia social y la solidaridad. El principio de competencia es exactamente lo contrario del principio solidario. Por lo tanto, ya no hay espacio para las protecciones sociales ni para las políticas redistributivas del ingreso. 

Solo hay procedimientos, competencias, ganadores y perdedores. La política está neutralizada, marginada, eliminada. Se convierte en un factor perturbador del sistema. Los Estados, en el mundo occidental, no desaparecen, pero atraviesan una fase de auténtica mutación genética. Es así como las políticas neoliberales han producido la precarización del trabajo, la desestructuración del estado del bienestar, el aumento de las desigualdades y la sustracción de las herramientas fiscales a los poderes públicos (para garantizar a las grandes empresas acceso libre de impuestos a los territorios estatales, en competencia entre ellos). La racionalidad neoliberal impone vivir en un "universo de competencia generalizada", que llega a transformar al individuo en una empresa, afectando también la estructura psíquica del individuo, con efectos, por lo tanto, de carácter antropológico (Dardot-Laval, La nueva razón del mundo, DeriveApprodi, 2015). 

En este orden neoliberal, en el que los explotados aumentan cada vez más, ya no hay espacio para el conflicto social. El conflicto se ha desplazado al nivel individual, no existen más los sujetos colectivos. El individuo está cada vez más aislado y perdido frente a un poder económico y técnico ilimitado. El soberano democrático ha sido "aniquilado" y el antisoberano, es decir, un mercado cada vez más oligárquico, ocupa cada vez más espacio a expensas de un gobierno democrático que se desvanece (Massimo Luciani, Revista de Derecho Constitucional, 1996/1).

Reforma del Título V


La construcción europea también ha erosionado los poderes estatales tradicionales: las políticas neoliberales impuestas por Europa han producido una nueva torsión mercantilista. Giuseppe Guarino ya denunció en 1997 "el fin de la política" determinado por el proceso de integración europea. Las limitaciones al endeudamiento impuestas por Europa hicieron insostenible el mantenimiento del estado del bienestar e impidieron cualquier política económica, tanto a nivel estatal como supranacional. El "no gobierno" europeo deriva del derecho de la Unión, por lo que ni el Estado ni la Unión pueden gobernar la economía. En este contexto, el government ha sido reemplazado por la governance empresarial-sociológica, que no es una variante del gobierno político, sino su antítesis. El no gobierno, la governance, el "gobierno de los mercados" describen la nueva reubicación del poder directivo de la economía y la sociedad, que ha pasado del Estado a otras sedes opacas: fondos de inversión, plataformas tecnológicas, empresas multinacionales. Finalmente, como ya denunciaba Natalino Irti en 2004 sobre la modificación del artículo 114 de la Constitución para la infame "reforma" del Título V realizada en 2001: "La República está constituida por los municipios, las provincias, las ciudades metropolitanas, las regiones y el Estado". "¿Y cómo invocar o exigir el sentido del Estado," comentaba Irti con amargura, "cuando el Estado ha perdido todo sentido?"


UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias