10 dic 2014

“En Honduras hay escuadrones de la muerte”

Rafael Alegría, dirigente campesino y diputado del Partido LIBRE


Por Danilo Albin
Haciendo honor a su apellido, Rafael Alegría intercala sonrisas en medio de un escalofriante testimonio. Este histórico campesino hondureño, ahora diputado del partido de izquierdas Libertad y Refundación (LIBRE), ha tenido que aprender a vivir con la muerte a su alrededor. Durante los últimos días ha visitado Madrid, Barcelona y Euskadi, donde ha advertido sobre las graves vulneraciones a los derechos humanos que se producen en su país. De hecho, Alegría también está en la mira de los escuadrones de la muerte. El anterior presidente, Porfirio Lobo, le recomendó que no lo denunciase a la Policía, ya que el remedio podía ser peor que la enfermedad.
¿Cuál es el motivo de su visita a España?
Hemos venido a llamar la atención del pueblo y de las autoridades sobre la complicada situación que atraviesa Honduras. Debo decir que estoy contento, porque he palpado mucha preocupación por lo que pasa en Honduras, principalmente por los casos de violencia y persecución, así como por las pretensiones del gobierno actual de imponer una dictadura.
¿En Honduras se violan los derechos humanos?
Ese es uno de los grandes problemas que tenemos. En nuestro país, un 70% de la población vive en la pobreza. Según Unicef, el 59% de los niños sufren desnutrición crónica. Es una situación muy grave, y el gobierno, en vez de buscar diálogo y soluciones pacíficas, lo que hace es reprimir y asesinar. Nuestro partido ya ha denunciado que en Honduras hay escuadrones de la muerte que, según su propio lenguaje, se dedican a hacer limpieza social, asesinando especialmente a jóvenes. También hay que destacar que de estas violaciones a los derechos humanos no se salva prácticamente nadie. Por ejemplo, en menos de cuatro años han asesinado a 140 líderes campesinos. Se calcula que el feminicidio en Honduras acumula 2.020 mujeres asesinadas en ese mismo periodo. También fueron asesinados 85 abogados y 44 periodistas. El último asesinato fue el de una dirigente campesina, Margarita Murillo, fundadora de la Vía Campesina.
¿Qué grado de responsabilidad tiene el gobierno de Honduras sobre estas violaciones a los derechos humanos? Absoluto. En toda sociedad civilizada, el estado debería brindarles seguridad a las personas. En Honduras no sólo no la ofrece, sino que el propio Estado es factor de violencia. Hay una policía civil que se ha comprobado que está ligada al crimen organizado. El actual gobierno ha organizado de forma paralela una policía militar política, para reprimir las luchas de nuestro pueblo. Hay que recordar que después del golpe de estado de 2009, el pueblo se organizó en resistencia, y aún permanece movilizado. Pues resulta que el régimen que usurpó el poder es el que ha puesto en marcha esa Policía Militar.
¿Qué podría hacer la comunidad internacional para frenar esta situación?
Nosotros creemos que es el momento de que la comunidad internacional vuelva sus ojos a Honduras. Hay que recordar que cuando se produjo el golpe de estado, hubo sendas declaraciones de la ONU, OEA o Unasur, entre otros organismos, a favor del orden constitucional. Sin embargo, esa misma comunidad internacional fue influenciada por Estados Unidos para que no hubiese salida democrática en el país. Entonces reconocieron unas elecciones amañadas, tal como promovió Estados Unidos. A raíz de ello, ahora mismo en Honduras no hay democracia, sino un gobierno duro, de corte dictatorial.
De hecho, usted ha sido amenazado en reiteradas ocasiones…
Así es. Incluso fui informado por el anterior presidente, Porfirio Lobo Sosa, de que había un plan para eliminarme. Me dijo que había que cuidarse, pero también me indicó que él no podía garantizarme la vida, ni siquiera la protección, porque era consciente de que la Policía no era confiable.
¿Y usted qué hizo?
Pues los compañeros de Vía Campesina me acompañan todo el tiempo. He tomado medidas; no ando solo. Además, he denunciado esta situación a nivel nacional e internacional, aunque todos somos consciente de que estamos en la ley del sálvese quien pueda. Fíjese que el presidente del Congreso hondureño llegó a afirmar que la seguridad tenía que proporcionársela uno mismo, no saliendo a fiestas, no andando por la noche y no yendo a las manifestaciones. Repito: eso lo dijo el presidente del Congreso de Honduras.
¿Quiénes están detrás de estas amenazas de muerte?
Es gente de la oligarquía, vinculada a la Policía. Hay una denuncia ante la Fiscalía, pero no ha habido ningún avance. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha ordenado que se tomasen medidas cautelares para protegerme, lo cual es importante, aunque no siempre alcanza: hubo pronunciamientos similares en otros casos, pero los compañeros fueron igualmente asesinados.
¿Ha valorado la posibilidad de marcharse del país?
Esa era una alternativa, pero decidí quedarme. No puedo concebir la vida fuera de mi país. Llevo 40 años luchando en el movimiento campesino, y estoy convencido de que tenemos una gran tarea por delante: la refundación del país. Así que nos encomendamos a Dios.
¿Al presidente no se puede encomendar?
Definitivamente no. Ni siquiera pedirle ayuda o protección. Le voy a poner un ejemplo: todos los dirigentes del partido del gobierno tienen coches blindados, equipos armados… A nosotros, por el contrario, nos reprimen dentro del propio Congreso nacional, como ya ocurrió hace algunas semanas. Así que nuestra protección pasa, principalmente, por la presión que realizan los organismos de derechos humanos.
Antes mencionaba el caso de la reconocida dirigente campesina Margarita Murillo, asesinada a finales de agosto pasado. ¿El gobierno de su país ha dado algún paso para aclarar este caso?
Absolutamente nada. También asesinaron a 100 campesinos que luchaban por la tierra en la zona del Bajo Aguán, y no hay ni tan siquiera un requerimiento fiscal o una investigación seria y responsable para dar con el paradero de los asesinos, aunque todo el mundo sabe quiénes fueron: paramilitares y escuadrones de la muerte.
Durante su visita a Euskadi, ha sido recibido por la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. ¿Está satisfecho con los resultados?
Los miembros de la comisión fueron muy receptivos. Entre otras cosas, les planteamos la posibilidad de que una delegación de parlamentarios vascos se desplace a Honduras para conocer la situación que estamos viviendo. También les pedimos que impulsen una declaración en la que expresen su preocupación por las violaciones a los derechos humanos en nuestro país y que estén atentos a los acontecimientos en Honduras.
“En Europa hay aires de cambio”
¿Qué otros contactos ha mantenido en el Estado español?
También estuve en Madrid, donde participé en un foro organizado por Podemos sobre el Tratado de Libre Comercio entre Europa y Estados Unidos. Luego fui a Barcelona para estar con organizaciones fraternas, como VSF-Justicia Alimentaria Global, junto a la que impulsaremos una campaña contra el monopolio del azúcar.
¿Ha encontrado coincidencias políticas con Podemos?
El compañero Manuel Zelaya Rosales (ex presidente de Honduras, depuesto por un golpe de estado en 2009), actual coordinador de LIBRE, ha tenido oportunidad de encontrarse al más alto nivel con los dirigentes de Podemos. Yo también pude dialogar con miembros de la comisión política, y he visto que en este movimiento hay mucho interés por América Latina. Estoy sorprendido porque en poco tiempo se ha constituido un movimiento democrático y dinámico como Podemos, con mucho respaldo de la población. Creo que en Europa hay aires de cambio, y eso me emociona.