RETROCEDIÓ A NIVELES QUE NO SE REGISTRABAN DESDE EL AÑO 2009
El derrumbe de los precios del petróleo, provocado por una abundante oferta, no estimulará el apetito mundial por el oro negro debido al incierto crecimiento económico, según informes difundidos ayer por la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Se prevé que la producción global disminuya levemente en 2015. Foto: AFP
PARÍS Y ROMA AFP, ANSA Y EFE
sáb dic 13 2014
"El crecimiento de la demanda (de crudo) debería fortalecerse en 2015, con respecto a 2014, pero esta aceleración parece más modesta que lo previsto anteriormente, debido al ritmo cada vez más incierto de la reactivación económica mundial", explicó la AIE en su informe mensual publicado ayer.
El consumo de petróleo aumentará en 900.000 barriles diarios el año que viene y alcanzará los 93,3 millones de barriles por día (mbd), en comparación con los 93,6 mbd previstos anteriormente, detalla la AIE en su informe. La AIE mantiene en 92,4 mbd su previsión de demanda para 2014.
La cotización del petróleo ha caído más del 40% desde junio, y terminó la sesión del jueves por debajo de la barrera psicológica de los 60 dólares el barril, por primera vez desde mediados de julio de 2009 en Nueva York. El barril de Brent para entrega en enero, cotizado en Londres, acabó en un nuevo mínimo, a 63,68 dólares. El precio del crudo seguía cayendo ayer al inicio de las sesiones.
A ello hay que añadir, además, la supresión de las subvenciones públicas a los productos petroleros en algunos países y la subida del dólar, que encarece la compra en divisa local, así como la débil progresión de los salarios en los países desarrollados de la Organización de Cooperación y de Desarrollo Económicos (OCDE).
"El impacto negativo de la caída de los precios del petróleo en las economías de los países exportadores debería contrarrestar, o incluso superar, el efecto estimulante que pudiera tener para los países importadores de oro negro, en un contexto de crecimiento económico y de inflación bajos", estima esta agencia radicada en París y creada por la OCDE.
Venezuela y Rusia se ven especialmente perjudicadas porque la caída de sus ingresos petroleros afecta a sus finanzas y como consecuencia del consumo interno.
La propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a la que pertenece Venezuela pero no Rusia, ya rebajó el miércoles sus previsiones de demanda mundial de crudo para este año y para el siguiente. A finales de noviembre, este cártel había decidido mantener su techo de producción en 30 mbd, pese al deseo de algunos de sus países miembros —Venezuela entre ellos— de reducir la oferta para permitir una recuperación de las cotizaciones.
En un año, la oferta petrolera mundial ha aumentado en 2,1 mbd, gracias en especial a la producción de esquisto en Estados Unidos. Ello le permite a los países no OPEP tener un crecimiento récord de su oferta, de 1,9 mbd para este año.
La consecuencia es que la presión a la baja sobre los precios va a persistir, según AlphaValue. Esta oficina de investigación prevé un barril a 50 dólares a principios de 2015, ya que la producción en Estados Unidos seguirá "batiendo récords semana tras semana".
Las bolsas.
Las Bolsas europeas vivieron su peor semana en dos años y medio, arrastradas por alertas sobre Grecia y Rusia y fundamentalmente el desplome del precio del petróleo. El impacto se sintió en todas las grandes plazas del Viejo Continente. El Euro Stoxx global se derrumbó un 2,93%, mientras que el indicador Dax alemán perdió 2,72% y el Cac francés, un 2,77%. Tampoco se ha librado del colapso el Footsie londinense, que ha retrocedido un 2,29%.
Las ventas han golpeado de lleno al Ibex del mercado español, que ha perdido un 2,75% ayer y un 6,93% en la semana. También en Milán la rueda cayó y su índice selectivo FTSE MIB marcó un 3,13% en negativo. En tanto, Wall Street ampliaba ayer las pérdidas del inicio de la jornada y hacia la media sesión el Dow Jones, su principal indicador, retrocedió con fuerza un 1,28 %.
Ese índice, que agrupa a treinta de las mayores firmas cotizadas de Estados Unidos, bajaba 224,89 puntos hasta las 17.371,45 unidades, mientras que el selectivo S&P 500 retrocedía un 1,01 % (-20,64 puntos) hasta los 2.014,69 puntos.
Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq, en el que cotizan algunas de las mayores tecnológicas del mundo, se situaba en 4.681,31 unidades. Desde los primeros minutos de las contrataciones los operadores en el parqué neoyorquino se decantaban por las ventas pendientes de los precios del petróleo, con el barril de Texas cotizando por debajo de los 58 dólares.
Ganadores y perdedores con la baja del petróleo
Beneficiados.
El más beneficiado en todo el mundo con la baja del crudo resulta ser China, el mayor importador de petróleo del mundo. China importa unos cinco millones de barriles al día; por ende de la mano de la caída del precio, registró en noviembre pasado un superávit comercial de US$ 54.700 millones. Según indicó a la agencia económica Bloomberg Lu Ting, jefe del departamento de China del Bank of America en Hong Kong, el gobierno chino podrá disfrutar de este estímulo durante bastante tiempo. “Dada la tendencia actual del precio petrolero, este superávit comercial de China va a continuar durante meses”, señaló Lu Ting.
Para países que importan petróleo, como los centroamericanos o Chile, la caída de los precios es una gran noticia. América Latina acumula las segundas reservas de hidrocarburos del mundo. Chile es quizás uno de los mayores beneficiarios, ya que depende en buena medida de la producción de cobre, que requiere un alto consumo de energía. “El impacto para un gran importador de petróleo como Chile es muy muy significativo”, según James McKeigue.
Bolivia, que mantiene un programa de subsidios al consumo energético, podrá al menos reducir sus gastos por este concepto. Y por supuesto están los países de Centroamérica y del Caribe, en su mayoría pequeñas economías importadoras de petróleo, y que por lo tanto también se beneficiarán. Una bendición para unos, pero también un verdadero dolor de cabeza para algunas de las economías más importantes de la región.
Perjudicados.
Entre los perdedores a nivel de América Latina están principalmente Venezuela, México, Brasil, Colombia, Argentina y Ecuador, pero el impacto en sus economías varía dependiendo de su manejo macroeconómico y de cuán importante es el petróleo en su producción general. Venezuela es de lejos el mayor perdedor, particularmente si la tendencia a la baja persiste.
El país sudamericano tiene las mayores reservas probadas del mundo y, según cifras del gobierno estadounidense, produce unos 2,4 millones de barriles por día. Pero prácticamente no exporta ninguna otra cosa que no sea petróleo. Las cifras hablan por sí solas: el petróleo constituye más de un 90% de sus exportaciones y cerca de un 50% de los ingresos fiscales. Según dijo a BBC Mundo el analista James McKeigue, director de la publicación británica LatAm Investor, “las razones por las que Venezuela es el más afectado, no es sólo por el peso del petróleo en su economía en general, sino por el mal manejo económico”.
“Hay otros países como Noruega que también dependen en buena medida del petróleo pero ponen dinero en reserva en un fondo soberano cuando los precios están en alza, para contrarrestar el impacto cuando los precios bajan. Ese no es el caso de Venezuela”, señaló. Asdrúbal Oliveros, director de la firma venezolana Ecoanalítica, resalta que, si esa tendencia a la baja persiste, Venezuela va a tener serios problemas para cumplir con sus compromisos como el pago de bonos a los acreedores internacionales y la deuda de la estatal Pdvsa. El impacto sobre Ecuador será también significativo, ya que el 60% de sus exportaciones provienen del petróleo.
La caída de precios del petróleo es un "plan a largo plazo de la élite transnacional"
RT
La caída drástica de los precios del crudo es parte de un plan a largo plazo de la élite transnacional para integrar en el nuevo orden mundial a los países que se resisten a perder su soberanía, Rusia incluida, según el analista Takis Fotopoulos.
La cotización del petróleo Brent –la marca de referencia en los mercados europeos– ha marcado este lunes un nuevo mínimo histórico: 66,19 dólares por barril. Según el pronóstico del banco estadounidense Morgan Stanley, citado por la cadena CNBC, en 2015 los precios del petróleo seguirán cayendo y en el segundo trimestre podrían llegar hasta los 43 dólares por barril, recuperándose sólo hasta los 48 dólares en el tercer trimestre y llegar apenas a los 80 dólares en 2018.
Los precios del petróleo son un arma altamente eficaz de la guerra económica
"Los precios del petróleo son un arma altamente eficaz de la guerra económica (…) Es usada por la élite transnacional (la red de las élites basada mayormente en los países del G-7 que administran el Nuevo Orden Mundial de la globalización neoliberal) para subordinar a Rusia y hacer integrar en ese nuevo orden a cualquier país que aún se resista, como Venezuela o Irán", sostiene el analista Takis Fotopoulos, en un artículo que acaba de publicar en el periódico ruso 'Pravda' y en la página web del centro canadiense de investigación de globalización 'Global Research'.
Esta caída es "inducida" y "forma parte de un plan a largo plazo", que además incluye sanciones económicas y el bloqueo de nuevos proyectos destinados a facilitar la distribución, agrega Fotopoulos. Para EE.UU., en cambio, los precios bajos de energía podrían ayudar a estimular el crecimiento hasta el 3,5% el año que viene, en vez del 3,1% pronosticado en octubre, estima el analista. Con lo cual, según el experto, no es sorprendente que Arabia Saudita, uno de los líderes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y aliado tradicional de Washington, se haya opuesto en la cumbre de Viena a la reducción de la cuota de producción para regular el mercado.
Ya en la época de preglobalización, Occidente usaba a Arabia Saudita como un instrumento útil para luchar contra la influencia soviética, así como contra el socialismo panárabe. En la época de la globalización, la élite transnacional la utiliza para combatir a cualquier nación que se resista a la abolición de su soberanía, comenta Fotopoulos. Asimismo destaca que el objetivo es conseguir una severa recesión económica en todos estos países, Rusia incluida, y provocar "revoluciones de terciopelo" acompañadas, posiblemente, también por cambios de regímenes.
"El crecimiento de la demanda (de crudo) debería fortalecerse en 2015, con respecto a 2014, pero esta aceleración parece más modesta que lo previsto anteriormente, debido al ritmo cada vez más incierto de la reactivación económica mundial", explicó la AIE en su informe mensual publicado ayer.
El consumo de petróleo aumentará en 900.000 barriles diarios el año que viene y alcanzará los 93,3 millones de barriles por día (mbd), en comparación con los 93,6 mbd previstos anteriormente, detalla la AIE en su informe. La AIE mantiene en 92,4 mbd su previsión de demanda para 2014.
La cotización del petróleo ha caído más del 40% desde junio, y terminó la sesión del jueves por debajo de la barrera psicológica de los 60 dólares el barril, por primera vez desde mediados de julio de 2009 en Nueva York. El barril de Brent para entrega en enero, cotizado en Londres, acabó en un nuevo mínimo, a 63,68 dólares. El precio del crudo seguía cayendo ayer al inicio de las sesiones.
A ello hay que añadir, además, la supresión de las subvenciones públicas a los productos petroleros en algunos países y la subida del dólar, que encarece la compra en divisa local, así como la débil progresión de los salarios en los países desarrollados de la Organización de Cooperación y de Desarrollo Económicos (OCDE).
"El impacto negativo de la caída de los precios del petróleo en las economías de los países exportadores debería contrarrestar, o incluso superar, el efecto estimulante que pudiera tener para los países importadores de oro negro, en un contexto de crecimiento económico y de inflación bajos", estima esta agencia radicada en París y creada por la OCDE.
Más perjudicados.
Venezuela y Rusia se ven especialmente perjudicadas porque la caída de sus ingresos petroleros afecta a sus finanzas y como consecuencia del consumo interno.
La propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a la que pertenece Venezuela pero no Rusia, ya rebajó el miércoles sus previsiones de demanda mundial de crudo para este año y para el siguiente. A finales de noviembre, este cártel había decidido mantener su techo de producción en 30 mbd, pese al deseo de algunos de sus países miembros —Venezuela entre ellos— de reducir la oferta para permitir una recuperación de las cotizaciones.
En un año, la oferta petrolera mundial ha aumentado en 2,1 mbd, gracias en especial a la producción de esquisto en Estados Unidos. Ello le permite a los países no OPEP tener un crecimiento récord de su oferta, de 1,9 mbd para este año.
La consecuencia es que la presión a la baja sobre los precios va a persistir, según AlphaValue. Esta oficina de investigación prevé un barril a 50 dólares a principios de 2015, ya que la producción en Estados Unidos seguirá "batiendo récords semana tras semana".
Las bolsas.
Las Bolsas europeas vivieron su peor semana en dos años y medio, arrastradas por alertas sobre Grecia y Rusia y fundamentalmente el desplome del precio del petróleo. El impacto se sintió en todas las grandes plazas del Viejo Continente. El Euro Stoxx global se derrumbó un 2,93%, mientras que el indicador Dax alemán perdió 2,72% y el Cac francés, un 2,77%. Tampoco se ha librado del colapso el Footsie londinense, que ha retrocedido un 2,29%.
Las ventas han golpeado de lleno al Ibex del mercado español, que ha perdido un 2,75% ayer y un 6,93% en la semana. También en Milán la rueda cayó y su índice selectivo FTSE MIB marcó un 3,13% en negativo. En tanto, Wall Street ampliaba ayer las pérdidas del inicio de la jornada y hacia la media sesión el Dow Jones, su principal indicador, retrocedió con fuerza un 1,28 %.
Ese índice, que agrupa a treinta de las mayores firmas cotizadas de Estados Unidos, bajaba 224,89 puntos hasta las 17.371,45 unidades, mientras que el selectivo S&P 500 retrocedía un 1,01 % (-20,64 puntos) hasta los 2.014,69 puntos.
Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq, en el que cotizan algunas de las mayores tecnológicas del mundo, se situaba en 4.681,31 unidades. Desde los primeros minutos de las contrataciones los operadores en el parqué neoyorquino se decantaban por las ventas pendientes de los precios del petróleo, con el barril de Texas cotizando por debajo de los 58 dólares.
Ganadores y perdedores con la baja del petróleo
Beneficiados.
El más beneficiado en todo el mundo con la baja del crudo resulta ser China, el mayor importador de petróleo del mundo. China importa unos cinco millones de barriles al día; por ende de la mano de la caída del precio, registró en noviembre pasado un superávit comercial de US$ 54.700 millones. Según indicó a la agencia económica Bloomberg Lu Ting, jefe del departamento de China del Bank of America en Hong Kong, el gobierno chino podrá disfrutar de este estímulo durante bastante tiempo. “Dada la tendencia actual del precio petrolero, este superávit comercial de China va a continuar durante meses”, señaló Lu Ting.
Para países que importan petróleo, como los centroamericanos o Chile, la caída de los precios es una gran noticia. América Latina acumula las segundas reservas de hidrocarburos del mundo. Chile es quizás uno de los mayores beneficiarios, ya que depende en buena medida de la producción de cobre, que requiere un alto consumo de energía. “El impacto para un gran importador de petróleo como Chile es muy muy significativo”, según James McKeigue.
Bolivia, que mantiene un programa de subsidios al consumo energético, podrá al menos reducir sus gastos por este concepto. Y por supuesto están los países de Centroamérica y del Caribe, en su mayoría pequeñas economías importadoras de petróleo, y que por lo tanto también se beneficiarán. Una bendición para unos, pero también un verdadero dolor de cabeza para algunas de las economías más importantes de la región.
Perjudicados.
Entre los perdedores a nivel de América Latina están principalmente Venezuela, México, Brasil, Colombia, Argentina y Ecuador, pero el impacto en sus economías varía dependiendo de su manejo macroeconómico y de cuán importante es el petróleo en su producción general. Venezuela es de lejos el mayor perdedor, particularmente si la tendencia a la baja persiste.
El país sudamericano tiene las mayores reservas probadas del mundo y, según cifras del gobierno estadounidense, produce unos 2,4 millones de barriles por día. Pero prácticamente no exporta ninguna otra cosa que no sea petróleo. Las cifras hablan por sí solas: el petróleo constituye más de un 90% de sus exportaciones y cerca de un 50% de los ingresos fiscales. Según dijo a BBC Mundo el analista James McKeigue, director de la publicación británica LatAm Investor, “las razones por las que Venezuela es el más afectado, no es sólo por el peso del petróleo en su economía en general, sino por el mal manejo económico”.
“Hay otros países como Noruega que también dependen en buena medida del petróleo pero ponen dinero en reserva en un fondo soberano cuando los precios están en alza, para contrarrestar el impacto cuando los precios bajan. Ese no es el caso de Venezuela”, señaló. Asdrúbal Oliveros, director de la firma venezolana Ecoanalítica, resalta que, si esa tendencia a la baja persiste, Venezuela va a tener serios problemas para cumplir con sus compromisos como el pago de bonos a los acreedores internacionales y la deuda de la estatal Pdvsa. El impacto sobre Ecuador será también significativo, ya que el 60% de sus exportaciones provienen del petróleo.
La caída de precios del petróleo es un "plan a largo plazo de la élite transnacional"
RT
La caída drástica de los precios del crudo es parte de un plan a largo plazo de la élite transnacional para integrar en el nuevo orden mundial a los países que se resisten a perder su soberanía, Rusia incluida, según el analista Takis Fotopoulos.
La cotización del petróleo Brent –la marca de referencia en los mercados europeos– ha marcado este lunes un nuevo mínimo histórico: 66,19 dólares por barril. Según el pronóstico del banco estadounidense Morgan Stanley, citado por la cadena CNBC, en 2015 los precios del petróleo seguirán cayendo y en el segundo trimestre podrían llegar hasta los 43 dólares por barril, recuperándose sólo hasta los 48 dólares en el tercer trimestre y llegar apenas a los 80 dólares en 2018.
Los precios del petróleo son un arma altamente eficaz de la guerra económica
"Los precios del petróleo son un arma altamente eficaz de la guerra económica (…) Es usada por la élite transnacional (la red de las élites basada mayormente en los países del G-7 que administran el Nuevo Orden Mundial de la globalización neoliberal) para subordinar a Rusia y hacer integrar en ese nuevo orden a cualquier país que aún se resista, como Venezuela o Irán", sostiene el analista Takis Fotopoulos, en un artículo que acaba de publicar en el periódico ruso 'Pravda' y en la página web del centro canadiense de investigación de globalización 'Global Research'.
Esta caída es "inducida" y "forma parte de un plan a largo plazo", que además incluye sanciones económicas y el bloqueo de nuevos proyectos destinados a facilitar la distribución, agrega Fotopoulos. Para EE.UU., en cambio, los precios bajos de energía podrían ayudar a estimular el crecimiento hasta el 3,5% el año que viene, en vez del 3,1% pronosticado en octubre, estima el analista. Con lo cual, según el experto, no es sorprendente que Arabia Saudita, uno de los líderes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y aliado tradicional de Washington, se haya opuesto en la cumbre de Viena a la reducción de la cuota de producción para regular el mercado.
Ya en la época de preglobalización, Occidente usaba a Arabia Saudita como un instrumento útil para luchar contra la influencia soviética, así como contra el socialismo panárabe. En la época de la globalización, la élite transnacional la utiliza para combatir a cualquier nación que se resista a la abolición de su soberanía, comenta Fotopoulos. Asimismo destaca que el objetivo es conseguir una severa recesión económica en todos estos países, Rusia incluida, y provocar "revoluciones de terciopelo" acompañadas, posiblemente, también por cambios de regímenes.