Por Luisa Corradini | LA NACION
El presidente alemán Joachim Gauck y la canciller Angela Merkel.
PARíS.-
"Alemania no puede aceptar poner un punto final a su pasado nazi. Debe ser consciente de los daños que causó fuera de sus fronteras", estimó Merkel el sábado, en la radio, al evocar el caso griego.
"Somos descendientes de aquellos que, durante la Segunda Guerra Mundial, dejaron a su paso la destrucción. En Grecia, entre otros lugares. Algo que, para nuestra vergüenza, ignoramos durante mucho tiempo", declaró a su vez Gauck, el mismo día, al periódico Suddeutsche Zeitung.
"Es justo que un país tan consciente de su historia como el nuestro evalúe las posibilidades de una eventual reparación", continuó.
Pronunciadas por las principales figuras políticas de la nación, esas declaraciones representan una ruptura de la línea mantenida hasta ahora por el gobierno alemán.
Si bien es cierto que las funciones de presidente son en Alemania esencialmente simbólicas, Gauck es extremadamente respetado en su país.
Su inesperada declaración, sumada a la de Angela Merkel, legitiman las reivindicaciones de Atenas, que reclama la suma de 278.800 millones de euros de indemnización, y que Berlín ha rechazado con firmeza hasta ahora.
"Esa cuestión está jurídica y políticamente concluida", repetían hasta el cansancio los miembros del gobierno.
"Es estúpido", llegó incluso a afirmar el vicecanciller Sigmar Gabriel, para quien no es sano mezclar la cuestión de las reparaciones con la deuda de Grecia.
El litigio, que envenena las relaciones entre ambos países desde hace décadas, recobró actualidad desde la llegada al poder del primer ministro griego de izquierda radical, Alexis Tsipras, y las crecientes tensiones entre Atenas y Berlín en torno de la deuda griega.
Para Berlín, toda reivindicación perdió legitimidad en el momento de la reunificación del país, cuando el Tratado de Moscú resolvió las cuestiones internacionales de la Alemania unida.
Sin embargo, desde marzo pasado, numerosas voces se elevaron para decir que la explicación no era suficiente.
Juristas del Bundestag manifestaron sus dudas sobre la solidez de los argumentos oficiales, mientras varias personalidades políticas solicitaron abiertamente volver a estudiar el caso.
Annette Groth, diputada del partido de izquierda Die Linke, reclama la entrega inmediata de 11.000 millones de euros a Atenas. Anton Hofreiter, jefe de grupo de los Verdes, juzga por su parte que "Alemania no puede contentarse con ignorar las reivindicaciones griegas".
"Ese capítulo no ha concluido ni en el plano moral ni en el jurídico", insiste.
Varias figuras socialdemócratas del SPD, formación que participa en la coalición gubernamental, también creen en la necesidad de volver a reflexionar sobre el pasado. Gesine Schwan, dos veces candidata a la presidencia del país afirma: "Desde el punto de vista psicológico, es perfectamente comprensible que Grecia se pregunte, en si situación actual, si los alemanes se comportaron siempre con lealtad".
PARíS.-
"Alemania no puede aceptar poner un punto final a su pasado nazi. Debe ser consciente de los daños que causó fuera de sus fronteras", estimó Merkel el sábado, en la radio, al evocar el caso griego.
"Somos descendientes de aquellos que, durante la Segunda Guerra Mundial, dejaron a su paso la destrucción. En Grecia, entre otros lugares. Algo que, para nuestra vergüenza, ignoramos durante mucho tiempo", declaró a su vez Gauck, el mismo día, al periódico Suddeutsche Zeitung.
"Es justo que un país tan consciente de su historia como el nuestro evalúe las posibilidades de una eventual reparación", continuó.
Pronunciadas por las principales figuras políticas de la nación, esas declaraciones representan una ruptura de la línea mantenida hasta ahora por el gobierno alemán.
Si bien es cierto que las funciones de presidente son en Alemania esencialmente simbólicas, Gauck es extremadamente respetado en su país.
Su inesperada declaración, sumada a la de Angela Merkel, legitiman las reivindicaciones de Atenas, que reclama la suma de 278.800 millones de euros de indemnización, y que Berlín ha rechazado con firmeza hasta ahora.
"Esa cuestión está jurídica y políticamente concluida", repetían hasta el cansancio los miembros del gobierno.
"Es estúpido", llegó incluso a afirmar el vicecanciller Sigmar Gabriel, para quien no es sano mezclar la cuestión de las reparaciones con la deuda de Grecia.
El litigio, que envenena las relaciones entre ambos países desde hace décadas, recobró actualidad desde la llegada al poder del primer ministro griego de izquierda radical, Alexis Tsipras, y las crecientes tensiones entre Atenas y Berlín en torno de la deuda griega.
Para Berlín, toda reivindicación perdió legitimidad en el momento de la reunificación del país, cuando el Tratado de Moscú resolvió las cuestiones internacionales de la Alemania unida.
Sin embargo, desde marzo pasado, numerosas voces se elevaron para decir que la explicación no era suficiente.
Juristas del Bundestag manifestaron sus dudas sobre la solidez de los argumentos oficiales, mientras varias personalidades políticas solicitaron abiertamente volver a estudiar el caso.
Annette Groth, diputada del partido de izquierda Die Linke, reclama la entrega inmediata de 11.000 millones de euros a Atenas. Anton Hofreiter, jefe de grupo de los Verdes, juzga por su parte que "Alemania no puede contentarse con ignorar las reivindicaciones griegas".
"Ese capítulo no ha concluido ni en el plano moral ni en el jurídico", insiste.
Varias figuras socialdemócratas del SPD, formación que participa en la coalición gubernamental, también creen en la necesidad de volver a reflexionar sobre el pasado. Gesine Schwan, dos veces candidata a la presidencia del país afirma: "Desde el punto de vista psicológico, es perfectamente comprensible que Grecia se pregunte, en si situación actual, si los alemanes se comportaron siempre con lealtad".
DOS RECLAMOS
La espinosa cuestión de las reparaciones de guerra alemanas a Grecia comporta dos reclamos: el primero se refiere a un préstamo forzado de 476 millones de reichsmarks que el régimen de Hitler contrajo ante el banco nacional de Grecia en 1942 y que nunca fue reembolsado. Según estimaciones, esa suma correspondería hoy a unos 11.000 millones de euros.
El segundo reclamo se refiere a las indemnizaciones por crímenes de guerra. Entre otras atrocidades, la masacre de Distomo, pequeña ciudad cerca de Delfos, donde 281 chicos, mujeres y ancianos fueron asesinados por las tropas nazis en junio de 1944.
Ésta no es la primera vez que Joackim Gauck manifiesta su arrepentimiento por los padecimientos del pueblo griego durante la guerra. En una visita a la ciudad mártir de Liguiades, en marzo de 2014, el presidente alemán había pedido "oficialmente" perdón a las familias de las víctimas por la masacre del 3 de octubre de 1943, cuando los nazis asesinaron a 92 habitantes, entre ellos 34 niños.
En aquel momento, sin embargo, Gauck se había negado a abordar la cuestión de las reparaciones, afirmando que "no podía diferenciarse de la posición legal de Alemania sobre la cuestión".
En Grecia, las declaraciones de Angela Merkel y del presidente alemán provocaron una ola de simpatía y esperanza.
"Las declaraciones del presidente Gauck son una contribución al esfuerzo que el pueblo griego está haciendo para cerrar las heridas del pasado", declaró el viceministro de Defensa griego, Kostas Isihos.
Sus palabras fueron imitadas por el presidente del parlamento griego, Zoi Konstantopoulou, quien calificó de "históricas" las declaraciones de Gauck.
La espinosa cuestión de las reparaciones de guerra alemanas a Grecia comporta dos reclamos: el primero se refiere a un préstamo forzado de 476 millones de reichsmarks que el régimen de Hitler contrajo ante el banco nacional de Grecia en 1942 y que nunca fue reembolsado. Según estimaciones, esa suma correspondería hoy a unos 11.000 millones de euros.
El segundo reclamo se refiere a las indemnizaciones por crímenes de guerra. Entre otras atrocidades, la masacre de Distomo, pequeña ciudad cerca de Delfos, donde 281 chicos, mujeres y ancianos fueron asesinados por las tropas nazis en junio de 1944.
Ésta no es la primera vez que Joackim Gauck manifiesta su arrepentimiento por los padecimientos del pueblo griego durante la guerra. En una visita a la ciudad mártir de Liguiades, en marzo de 2014, el presidente alemán había pedido "oficialmente" perdón a las familias de las víctimas por la masacre del 3 de octubre de 1943, cuando los nazis asesinaron a 92 habitantes, entre ellos 34 niños.
En aquel momento, sin embargo, Gauck se había negado a abordar la cuestión de las reparaciones, afirmando que "no podía diferenciarse de la posición legal de Alemania sobre la cuestión".
En Grecia, las declaraciones de Angela Merkel y del presidente alemán provocaron una ola de simpatía y esperanza.
"Las declaraciones del presidente Gauck son una contribución al esfuerzo que el pueblo griego está haciendo para cerrar las heridas del pasado", declaró el viceministro de Defensa griego, Kostas Isihos.
Sus palabras fueron imitadas por el presidente del parlamento griego, Zoi Konstantopoulou, quien calificó de "históricas" las declaraciones de Gauck.
ATENAS Y LA UE, MÁS CERCA
Las negociaciones entre Grecia y sus acreedores internacionales (el FMI y la UE) para desbloquear el rescate a Atenas avanzan y podría alcanzarse un acuerdo este mismo mes, reveló ayer un funcionario del gobierno de Alexis Tsipras.
Las conversaciones se habían bloqueado debido a que el gobierno griego de izquierda se resistió a recortar pensiones y a implementar reformas laborales que chocaban con sus promesas de campaña de poner fin a la austeridad. "Hubo pasos muy importantes de entendimiento con Bruselas, que hacen que el acuerdo esté más cerca", según Atenas.
Las negociaciones entre Grecia y sus acreedores internacionales (el FMI y la UE) para desbloquear el rescate a Atenas avanzan y podría alcanzarse un acuerdo este mismo mes, reveló ayer un funcionario del gobierno de Alexis Tsipras.
Las conversaciones se habían bloqueado debido a que el gobierno griego de izquierda se resistió a recortar pensiones y a implementar reformas laborales que chocaban con sus promesas de campaña de poner fin a la austeridad. "Hubo pasos muy importantes de entendimiento con Bruselas, que hacen que el acuerdo esté más cerca", según Atenas.