La Nación pidió un cisne negro y por arte de magia “el mercado” le cumple el sueño. El diario de los Mitre y Saguier planteó hace unos días la posibilidad de un acontecimiento que desestabilice la economía argentina y de esta forma perjudique las chances electorales del kirchnerismo. Por estas horas, el dólar ilegal pegó un salto y ya se habla de corrida cambiaria.
Un cuadro como éste termina indefectiblemente en una fuerte devaluación
“El cisne negro es una situación de pérdida de control de la conducción económica que produzca una reacción social caótica. Es, por ejemplo, el caso de una corrida cambiaria con su consecuente corrida bancaria que lleve a imponer un corralito de depósitos y a acentuar el cepo cambiario”, se animaba a proponer La Nación el pasado jueves 9 de julio.
Y por arte de magia (o no), “el mercado” le dio el gusto: el dólar ilegal, luego de mantenerse estable alrededor de los 13,60 pesos durante varias semanas, pegó un salto este lunes a 13,85 pesos y a 14, ayer martes. Hoy, retrocedió a 13,88.
"El dólar siempre es demandado en tiempos electorales. Pero como la demanda por el canal oficial es inelástica, la mayor demanda desborda y presiona los precios de los mercados menos regulados", juzgó un cambista. "La dinámica del mercado luce cada vez más complicada porque los precios que se validarán para fugar divisas serán cada vez mayores. Y con esos valores muy firmes será difícil que logren calmar al paralelo", coincidió un operador bursátil”, azuza hoy el diario.
Esta maniobra de los operadores que se manejan en la ilegalidad (“informalidad”, les dispensa La Nación) se complementó estos días con el fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró legales las operaciones con acciones o bonos que sirven para cambiar monedas (el denominado “dólar con liqui”).
La llegada del cisne negro que pueda torcer las expectativas de un muy probable triunfo K en las próximas elecciones presidenciales (según marcan todas las encuestas) también es alentada por el diario del poder financiero, El Cronista Comercial, propiedad del diputado opositor Francisco de Narváez.
En la editorial de ayer, firmada por su director periodístico, Fernando González, recordaba que “hace apenas seis meses, la recesión económica y la sombra del caso Nisman oscurecían el futuro del kirchnerismo. Pero luego el panorama cambió. Llegaron las exitosas operaciones políticas y judiciales del oficialismo para frenar el caso Nisman. A aquellos movimientos le siguió un leve repunte del consumo que mejoró las perspectivas económicas y que provocó también una recuperación relativa de la imagen presidencial”.
“La sorpresa y el temor volvieron a apoderarse ayer de los despachos de la Casa Rosada cuando el juez federal, Claudio Bonadío, pidió documentos con información de movimientos de dinero bajo sospecha”, se entusiasmaba González, para finalizar: “Evidentemente, el eventual avance judicial sobre la fortuna personal de la Presidenta podría terminar teniendo una influencia decisiva en una elección cada vez más polarizada. Un cisne negro inesperado en los pasillos del poder”.
El jueves, La Nación iba más allá en la profecía (¿auto cumplida?): “Un cuadro como éste termina indefectiblemente en una fuerte devaluación. Ésta será tanto más incontrolable cuanto menor sea la confianza que despierte el gobierno que surja de las próximas elecciones. El extremo de la caída de confianza ocurriría si quien venga pretendiera seguir con el "modelo". Pero hay un hecho objetivo: cualquiera sea el pronóstico electoral, habrá devaluación”.
Es más. Se animaba a describir ese escenario añorado por sus accionistas e intereses: “A medida que se aproxime la fecha del 10 de diciembre, para retener pesos argentinos se exigirá una tasa nominal de interés creciente. Cuando sólo falten 30 días no habrá tasa de interés en un plazo fijo que compense la magnitud pronosticada de una devaluación. Entre hoy y el 10 de noviembre veremos una creciente tendencia a desprenderse de los pesos para transformarlos en bienes o en dólares. Esto presionará sobre los precios y sobre la brecha cambiaria. La gente y las empresas querrán desprenderse más rápidamente de la moneda argentina, aumentando su velocidad de circulación. El efecto será equivalente al de mayor emisión, redoblando el impacto inflacionario. Éste es el cisne negro que revolotea sobre nosotros”.
Hoy, La Nación se refugia en el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el candidato de estos sectores, Mauricio Macri, para seguir forzando el arribo de ese cisne negro.
En una nota firmada por Silvia Pisani, titula: “Proyecta el FMI un "estancamiento" de la economía argentina para este año y también para el 2016”.
Y en otra, reproduce declaraciones de Macri a radio Mitre (Grupo Clarín), en las que se pregunta: “¿Cómo no va a querer todo el mundo comprar dólares, si el Gobierno miente con todo?”. Y se contesta: “Se puede seguir conviviendo a duras penas con una economía ajustada, con la SIDE persiguiendo a la gente que quiere comprar dólares y con cepos por todos lados”.
Miercoles 15 de julio de 2015
Un cuadro como éste termina indefectiblemente en una fuerte devaluación
“El cisne negro es una situación de pérdida de control de la conducción económica que produzca una reacción social caótica. Es, por ejemplo, el caso de una corrida cambiaria con su consecuente corrida bancaria que lleve a imponer un corralito de depósitos y a acentuar el cepo cambiario”, se animaba a proponer La Nación el pasado jueves 9 de julio.
Y por arte de magia (o no), “el mercado” le dio el gusto: el dólar ilegal, luego de mantenerse estable alrededor de los 13,60 pesos durante varias semanas, pegó un salto este lunes a 13,85 pesos y a 14, ayer martes. Hoy, retrocedió a 13,88.
"El dólar siempre es demandado en tiempos electorales. Pero como la demanda por el canal oficial es inelástica, la mayor demanda desborda y presiona los precios de los mercados menos regulados", juzgó un cambista. "La dinámica del mercado luce cada vez más complicada porque los precios que se validarán para fugar divisas serán cada vez mayores. Y con esos valores muy firmes será difícil que logren calmar al paralelo", coincidió un operador bursátil”, azuza hoy el diario.
Esta maniobra de los operadores que se manejan en la ilegalidad (“informalidad”, les dispensa La Nación) se complementó estos días con el fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró legales las operaciones con acciones o bonos que sirven para cambiar monedas (el denominado “dólar con liqui”).
La llegada del cisne negro que pueda torcer las expectativas de un muy probable triunfo K en las próximas elecciones presidenciales (según marcan todas las encuestas) también es alentada por el diario del poder financiero, El Cronista Comercial, propiedad del diputado opositor Francisco de Narváez.
En la editorial de ayer, firmada por su director periodístico, Fernando González, recordaba que “hace apenas seis meses, la recesión económica y la sombra del caso Nisman oscurecían el futuro del kirchnerismo. Pero luego el panorama cambió. Llegaron las exitosas operaciones políticas y judiciales del oficialismo para frenar el caso Nisman. A aquellos movimientos le siguió un leve repunte del consumo que mejoró las perspectivas económicas y que provocó también una recuperación relativa de la imagen presidencial”.
“La sorpresa y el temor volvieron a apoderarse ayer de los despachos de la Casa Rosada cuando el juez federal, Claudio Bonadío, pidió documentos con información de movimientos de dinero bajo sospecha”, se entusiasmaba González, para finalizar: “Evidentemente, el eventual avance judicial sobre la fortuna personal de la Presidenta podría terminar teniendo una influencia decisiva en una elección cada vez más polarizada. Un cisne negro inesperado en los pasillos del poder”.
El jueves, La Nación iba más allá en la profecía (¿auto cumplida?): “Un cuadro como éste termina indefectiblemente en una fuerte devaluación. Ésta será tanto más incontrolable cuanto menor sea la confianza que despierte el gobierno que surja de las próximas elecciones. El extremo de la caída de confianza ocurriría si quien venga pretendiera seguir con el "modelo". Pero hay un hecho objetivo: cualquiera sea el pronóstico electoral, habrá devaluación”.
Es más. Se animaba a describir ese escenario añorado por sus accionistas e intereses: “A medida que se aproxime la fecha del 10 de diciembre, para retener pesos argentinos se exigirá una tasa nominal de interés creciente. Cuando sólo falten 30 días no habrá tasa de interés en un plazo fijo que compense la magnitud pronosticada de una devaluación. Entre hoy y el 10 de noviembre veremos una creciente tendencia a desprenderse de los pesos para transformarlos en bienes o en dólares. Esto presionará sobre los precios y sobre la brecha cambiaria. La gente y las empresas querrán desprenderse más rápidamente de la moneda argentina, aumentando su velocidad de circulación. El efecto será equivalente al de mayor emisión, redoblando el impacto inflacionario. Éste es el cisne negro que revolotea sobre nosotros”.
Hoy, La Nación se refugia en el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el candidato de estos sectores, Mauricio Macri, para seguir forzando el arribo de ese cisne negro.
En una nota firmada por Silvia Pisani, titula: “Proyecta el FMI un "estancamiento" de la economía argentina para este año y también para el 2016”.
Y en otra, reproduce declaraciones de Macri a radio Mitre (Grupo Clarín), en las que se pregunta: “¿Cómo no va a querer todo el mundo comprar dólares, si el Gobierno miente con todo?”. Y se contesta: “Se puede seguir conviviendo a duras penas con una economía ajustada, con la SIDE persiguiendo a la gente que quiere comprar dólares y con cepos por todos lados”.
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