Los líderes, reunidos por primera vez en tres años, acuerdan normalizar el diálogo
Los líderes de China, Corea del Sur y Japón dejaron a un lado las hostilidades políticas de los últimos años y acordaron normalizar los lazos entre los tres países, muy conectados económicamente pero con numerosas tensiones políticas. La presidenta surcoreana, Park Geun-hye; el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el primer ministro chino, Li Keqiang, acordaron un documento de mínimos en el que abogan por garantizar la paz en la región e impulsar sus intercambios económicos en forma de un Tratado de Libre Comercio a tres bandas.
"Compartimos la opinión de que la cooperación trilateral está completamente restaurada tras esta cumbre", asegura el comunicado firmado por los tres líderes al final del encuentro en Seúl, informa France Presse. Park, en una rueda de prensa conjunta con Abe y Li, calificó la reunión de "histórica" y puso de relieve la voluntad de las tres partes de expandir la cooperación económica "para impulsar de nuevo el crecimiento".
Los tres lo necesitan. China crece a sus tasas más bajas del último cuarto de siglo, Japón está al borde de su enésima recesión técnica de los últimos años y Corea del Sur sufre enormemente los bandazos de sus dos mayores vecinos. El texto final prometió acelerar las conversaciones para que fructifique un acuerdo de libre comercio entre los tres. Seúl y Pekín firmaron hace pocos meses el suyo, mientras que Japón acaba de unirse a la Alianza Transpacífica, donde no están ni China ni Corea del Sur.
Es la primera vez que los jefes de Gobierno de estas tres naciones se reúnen desde 2012. Ese año, coincidiendo con la llegada al poder de Park y Abe (Li lo haría de forma oficial a principios de 2013) las relaciones entre Japón y sus dos vecinos se deterioraron debido a un aumento de la tensión por los conflictos territoriales y las heridas de la II Guerra Mundial. Tras la reunión, los tres líderes se comprometieron a recuperar el carácter anual de este encuentro, cuya edición en 2016 se celebrará en Japón.
Pekín mantiene una disputa con Tokio sobre la soberanía del archipiélago de las Diaoyu/Senkaku (situado en el mar de la China Oriental), mientras que Japón también reclama las islas de Takeshima, que están bajo jurisdicción surcoreana desde 1952. Las nefastas consecuencias del colonialismo japonés durante la Guerra, como la matanza de Nankín en China o el uso de mujeres coreanas como esclavas sexuales por parte del Ejército nipón, han resurgido en los últimos años por el auge del nacionalismo en los tres países.
El documento firmado este domingo pasa de puntillas por todas estas diferencias. Sí incluye la importancia de normalizar los lazos y encarar el futuro "enfrentándose al pasado", una clara advertencia a la administración Abe, que considera que el país ya ha pedido suficiente perdón por las atrocidades que cometió hace 70 años y cuya reforma constitucional que da más poder el Ejército provoca recelos tanto en Seúl como en Pekín.
También hubo un mensaje claro hacia otro de sus vecinos: Corea del Norte. "Nos oponemos a cualquier acción que pueda causar tensión en la península coreana o violar las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU", indicó el texto. "Nuestro interés es la estabilidad de la península norcoreana y mantenemos nuestro objetivo de desnuclearizar Corea del Norte", aseguró Park. En este sentido, abogaron por el restablecimiento de las conversaciones a seis bandas -los tres países firmantes, Corea del Norte, Estados Unidos y Rusia-, paralizadas desde 2009