Procesado por torturas y privación de libertad el exmilitar Asencio Lucero
Lucero había sido señalado por el grupo de las 28 expresas políticas, que denunciaban tortura sistemática de índole sexual a la mujeres presas.
13 ABR 2016 - 19:53 |
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Fue procesado el exmilitar Asencio Lucero por un delito de torturas y privación de libertad
Lucero había sido indagado por el caso de las 28 expresas políticas víctimas de tortura y delitos sexuales por parte del Estado durante la última dictadura cívico-militar, según informó Telenoche.
El 1 de octubre de 2014, el capitán retirado Asencio Lucero había reconocido ante la Justicia la aplicación de torturas a prisioneros políticos durante el período de facto.
Fue la primera vez que un militar admitió ante la Justicia la existencia de torturas y apremios físicos y psicológicos a los presos políticos, e incluso describió los procedimientos.
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Fue procesado el exmilitar Asencio Lucero por un delito de torturas y privación de libertad
Lucero había sido indagado por el caso de las 28 expresas políticas víctimas de tortura y delitos sexuales por parte del Estado durante la última dictadura cívico-militar, según informó Telenoche.
El 1 de octubre de 2014, el capitán retirado Asencio Lucero había reconocido ante la Justicia la aplicación de torturas a prisioneros políticos durante el período de facto.
Fue la primera vez que un militar admitió ante la Justicia la existencia de torturas y apremios físicos y psicológicos a los presos políticos, e incluso describió los procedimientos.
Aberrante
Lucero destacó que la tortura iba “evolucionando” en intensidad según qué tan pronto hablara la persona. “Si la persona declaraba “firmaba una declaración”, y si no hablaba, pasaba al plantón, hasta que caía, y si seguía sin “cantar”, se le aplicaba el “submarino”, y dijo que a las mujeres “las ablandaba el desnudo y el pudor entonces empezaba a hablar”, según recoge Caras y Caretas.
“Era un sistema, nadie daba la orden (…) yo tenía que conseguir información. El Estado estaba involucrado en un problema tan grande que no se controlaba. Los interrogatorios se hacían en equipo de tres personas, normalmente las mismas”, dijo Lucero.
El exmilitar integraba uno de los equipos de tortura, junto al el teniente Braida y Brusconi, ya fallecidos. Se dedicaba especialmente a la tortura psicológica, según recoge Montevideo Portal. “No era correcto pero era necesario”, declaró.
Lucero era el encargado de Inteligencia (S2) del Regimiento de Caballería Nº9.
Lucero, junto a otro de los entonces imputados, Orosman Pereyra, interpusieron la "excepción de prescripción", y solicitaron el cierre del caso amparándose en la Ley de Caducidad.
IMPRESCRIPTIBILIDAD. La jueza del caso es Julia Staricco, y entendió que los delitos sexuales, sobre todo violaciones, cometidos contra las presas eran imprescriptibles, argumentando que la CIDH (Comisión Internacional de Derechos Humanos) "entiende que "la violencia sexual contra la mujer tiene consecuencias físicas, emocionales y psicológicas para ellas, que se ven agravadas en los casos de mujeres detenidas. Para terminar sosteniendo que la violación por sus efectos es una tortura".
Lucero además admitió haber tenido a su cuidado a los extupamaros Amodio Pérez y a su esposa de ese entonces, Alicia Rey Morales, según informó a Subrayado el abogado de la causa de “Las 28”, Federico Álvarez Petraglia.
LA DENUNCIA DE LAS 28.
Lucero destacó que la tortura iba “evolucionando” en intensidad según qué tan pronto hablara la persona. “Si la persona declaraba “firmaba una declaración”, y si no hablaba, pasaba al plantón, hasta que caía, y si seguía sin “cantar”, se le aplicaba el “submarino”, y dijo que a las mujeres “las ablandaba el desnudo y el pudor entonces empezaba a hablar”, según recoge Caras y Caretas.
“Era un sistema, nadie daba la orden (…) yo tenía que conseguir información. El Estado estaba involucrado en un problema tan grande que no se controlaba. Los interrogatorios se hacían en equipo de tres personas, normalmente las mismas”, dijo Lucero.
El exmilitar integraba uno de los equipos de tortura, junto al el teniente Braida y Brusconi, ya fallecidos. Se dedicaba especialmente a la tortura psicológica, según recoge Montevideo Portal. “No era correcto pero era necesario”, declaró.
Lucero era el encargado de Inteligencia (S2) del Regimiento de Caballería Nº9.
Lucero, junto a otro de los entonces imputados, Orosman Pereyra, interpusieron la "excepción de prescripción", y solicitaron el cierre del caso amparándose en la Ley de Caducidad.
IMPRESCRIPTIBILIDAD. La jueza del caso es Julia Staricco, y entendió que los delitos sexuales, sobre todo violaciones, cometidos contra las presas eran imprescriptibles, argumentando que la CIDH (Comisión Internacional de Derechos Humanos) "entiende que "la violencia sexual contra la mujer tiene consecuencias físicas, emocionales y psicológicas para ellas, que se ven agravadas en los casos de mujeres detenidas. Para terminar sosteniendo que la violación por sus efectos es una tortura".
Lucero además admitió haber tenido a su cuidado a los extupamaros Amodio Pérez y a su esposa de ese entonces, Alicia Rey Morales, según informó a Subrayado el abogado de la causa de “Las 28”, Federico Álvarez Petraglia.
LA DENUNCIA DE LAS 28.
En 2011, mujeres que habían sido torturadas por motivos políticas pero además doblemente vejadas por su condición de mujeres, decidieron organizarse para presentar todas juntas una denuncia señalando a todos los militares que las habían sometido a violaciones y otros delitos sexuales.
Todas ellas declararon durante horas, detallante en el juzgado las torturas a las que eran sometidas.
Gracias a esto, 30 militares retirados debieron declarar ante la Justicia.
Todas ellas declararon durante horas, detallante en el juzgado las torturas a las que eran sometidas.
Gracias a esto, 30 militares retirados debieron declarar ante la Justicia.