URUGUAY :CRÓNICA DE OTRA MUERTE ANUNCIADA
MONTEVIDEO (Uypress) - En el día de ayer el Director del Diario La República, Gustavo Yocca publicó una nota referida al otorgamiento del destino de los canales de televisión abierta. Compartimos su contenido.
12.04.2016
Texto completo.
Hemos asistido en los últimos días al final de la larga agonía del proyecto que pretendía otorgar más canales de televisión abierta en la ciudad de Montevideo y en importantes ciudades del interior del país; y con ello, generar mayor diversidad en la oferta televisiva. Su resultado era de esperar desde el primer día en que se publicaron los pliegos, y el corolario de su derrotero era muy simple: algo que nace muerto,.... termina muerto.
El gobierno del presidente Mujica tuvo a lo largo de sus cinco años, la posibilidad de avanzar en el incremento de la oferta de televisión abierta, y la decisión política tomada por su gobierno en tal sentido, fue valorada como legítima por gran parte de la sociedad en su conjunto.
Pero avanzar desde lo ideológico en la idea de poner en acción un proyecto que apunte a ampliar la pluralidad de voces y contenidos, no puede escindirse del análisis socioeconómico y político necesario para que dicho proyecto consiga fuentes reales de financiamiento que aseguren su subsistencia.
Las progresismos latinoamericanos no han sabido o no han podido hasta el día de hoy, lidiar con el problema de llevar a la práctica proyectos comunicacionales que se tornen exitosos. Este fracaso tuvo como causa primordial la incapacidad de comprender que para lograrlo, -además de la capacidad técnica y formación periodística e ideológica-, se necesita de financiamiento económico y capacidad de gestión profesional; y que por más sueños de igualdad, equidad, participación o pluralismo que se aniden, no se alcanzarán dichos objetivos si no se amalgama todo en un conjunto.
Los viejos preconceptos de las izquierda en relación con el mundo periodístico empresarial, y con las empresas de televisión abierta en particular, terminaron por gestar un marco licitatorio absolutamente perjudicial para los nuevos oferentes y que para peor inclusive, otorgaba a los históricos canales más ventajas comparativas de las que tenían antes.
Es innegable que la ceguera, la impericia, el desconocimiento, y hasta el resentimiento en algunos casos, pudieron más que el análisis reflexivo sobre la realidad de la televisión actual, y privaron a la sociedad de contar con más plataformas de contenidos y con una televisión que acompañe la renovada agenda de derechos que se puso en marcha en estos últimos 11 años en el Uruguay.
Hay que terminar con el monopolio de la televisión actual. Llamar monopolio a la cobertura efectuada por tres canales abiertos en una ciudad de un millón y medio de habitantes cuando por ejemplo, solo en el ámbito de la Capital Federal y el G.B.A en Argentina, hay 5 canales para catorce millones de personas es, por lo menos, un despropósito.
La televisión abierta es un gran negocio y sino mira la fortuna que hizo tal o cual con tal canal. Seguir manejando números de tiempos idos en los que no existían ni los cables, ni Internet, ni los servicios de streaming es, por lo menos, desconocimiento.
La alianza de los canales abiertos con los diarios de la derecha es indestructible. Sostener que aquella alianza que a no dudar existía cuando había participaciones societárias compartidas y que hoy continúa solamente por acuerdos comerciales o visiones compartidas, no es también producto de la impericia de la izquierda para lidiar con el tema, es por lo menos, una verdad a medias.
La televisión amasó millones con el fútbol. Pensar que el negocio del fútbol actual podrá ser manejado por empresarios locales que se harán millonarios transmitiendo a la Celeste para tres millones de habitantes y que con eso se financia un canal de televisión abierta , es por lo menos, un infantilismo.
Los contenidos de la televisión actual son basura. Tratar de imponer contenidos altruistas y formativos sin pensar en costos, competencia, ratings, ingresos y financiamientos, es por lo menos, fascismo.
Todos estos slogan se repitieron hasta el cansancio dentro del grupo del gobierno que trabajó en el armado de los pliegos, pero que terminó por concebir una normativa perversa en la que por un lado exigía a los nuevos canales digitales una inversión sensiblemente mayor para generar contenidos, y por otro les otorgaba una participación en un mercado publicitario de solo el 10 por ciento de los hogares de todo el país ( o sea del 5 % en Montevideo ).
Alguien puede pensar que los que ganaron ( Giro y VTV ) podían cubrir los costos de producción y hacer autosustentables sus proyectos con estos marcos normativos? Nosotros sabíamos que no. Y así respetuosamente se lo hicimos saber a la Justicia quien lamentablemente no nos escuchó, y lo que es peor, privó al erario público de ahorrar los cientos de millones que costó esta aventura.
El expresidente Mujica en declaraciones exclusivas a LA REPÚBLICA hace pocos días, decía que ... Mostrar violencia todo el día no es libertad de prensa ... es gastar poco para entretener a la gente ... se compran enlatados y se mete adentro crimen y violencia . Sus reflexiones son lúcidas como siempre y deben obligar a la profundización del debate del tema, pero lo que él no hace, es inmiscuirse desde lo operativo en cómo se resuelve esto ya que siempre conoció muy bien las dificultades sobre el financiamiento de los medios de comunicación. Y si no, pregúntenle si no tuvo que vender la casa de su madre para pagar las indemnizaciones de la radio de los tupas cuando se fundieron y tuvieron que cerrarla.
Pero quienes tienen otra función en un gobierno frente a temas como este ( en especial los que hoy muy sueltos de cuerpo se animan a decir que esto fracasó por que no hubo una adecuada difusión de las ventajas de la televisión digital, ni se aplicaron medidas que faciliten el acceso a los conversores, pero ni siquiera esbozan un tímido mea culpa por el fracaso del proyecto que sostuvieron y echaron a rodar pontificalmente ) deben ser capaces de elaborar criterios que permitan la diversidad de voces e ideas, pero que tengan la minina posibilidad de auto sustentarse económicamente.
Mientras esto pasa, y ningún dirigente ni sector se hace cargo de tamaño fracaso, seguimos escuchando y sorprendiéndonos con que el gobierno debe salir a comunicar mejor, y eso se logra estando en contacto personal con la gente; que tal sector quiere comprar tal o cual radio; que otro va a sacar su revista propia; que un ministro se da el lujo de armar un canal de televisión en Internet que no lo ven ni sus productores; que cada dependencia del estado tiene más de 5 o 6 empleados encargados de la comunicación pero que no comunican prácticamente nada, o que por lo menos no se entera nadie.
Y cuando el fracaso se hace evidente, el mensaje no llega a la gente, y la agenda diaria esta armada por los grandes medios, lo más fácil es decir que esto o aquello no es televisión, que los diarios son enemigos o no los representan, y que las radios tienen todos periodistas contrarios a las ideas del gobierno pero a los que lamentablemente, -vaya a saber Dios por que-, todo el mundo los escucha.
¿No habrá llegado la hora de que quienes quieren un democracia y un periodismo distinto se reúnan sin soberbia y con conocimiento del tema para idear un sistema de medios pluralista y representativo de todas las voces?
¿No será el momento de definir en qué tiene que invertir el estado a la hora gastar los dineros públicos que se dilapidan en acciones comunicativas que no generan efecto alguno?
¿No será necesario de cara a la sociedad dar un debate público sobre qué tipo de medios y contenidos debe tener el país en esta aldea digital en la que vivimos y que cambia de a segundos?
¿No hemos arribado al tiempo en que hay que pensar que no se pueden seguir dilapidando recursos del estado en proyectos mal pensados, peor definidos y con enormes perdidas económicas para el erario publico dado el fracaso de los mismos?
¿Quién paga los gastos de este fracasado proyecto de licitar los canales digitales?
El mundo de hoy requiere cada día más de mayor espertise a la hora de conducir los gobiernos, las empresas, los sindicatos, los partidos políticos y las organizaciones. ¿No es oportuno dejar de pensar con pre conceptos, y aplicar la máxima popular ... zapatero a tus zapatos .. ?
El gobierno progresista perdió otra importantísima oportunidad con este fracaso. Es urgente un debate serio al respecto para no seguir cometiendo los mismos y viejos errores.