21 de Septiembre de 2016
Un manifestante está en estado crítico por un disparo este miércoles durante enfrentamientos violentos "entre civiles" en la ciudad de Charlotte, informó la Alcaldía, en la segunda noche consecutiva de manifestaciones tras la muerte de un hombre negro abatido por la policía. "El disparo fatal (a un manifestante) se produjo durante una confrontación entre civiles",subrayó la municipalidad en su cuenta de Twitter, precisando que la policía "no abrió fuego".
Un periodista de la AFP presente en las protestas vio sangrar y caer al suelo a un hombre que aparentemente había sido alcanzado por una bala. Testigos afirman que la policía lo llevó a un hotel de las inmediaciones.
La alcaldesa Jennifer Roberts dijo que la víctima fue llevada al hospital, pero no reveló el nombre u otros detalles de la persona. "Fue confirmado que no era un agente de policía", dijo a la cadena CNN. "Vamos a seguir intentando conocer más detalles"
La impunidad, una constante en el sistema judicial de los EE.UU.
EN EL 97% DE LOS CRÍMENES, LOS EFECTIVOS NO ENFRENTAN CARGOS PENALES
Pese a que existen leyes sobre el uso excesivo de la fuerza, el sistema judicial no llegó aún a una sanción ejemplificadora.
HARTAZGO. Los casos de gatillo fácil y la inexistencia de respuestas oficiales que frenen la brutalidad policial contra las minorías encienden peligrosamente los ánimos en las protestas.
En Estados Unidos, 50 años después del auge de los movimientos civiles y con un presidente negro de por medio, la raza sigue siendo un problema. O, mejor dicho, un peligro.
De acuerdo con el diario The Washington Post, en lo que va del año 697 personas fueron asesinadas por la Policía. De ellas, 172 eran afroestadounidenses lo que equivale a un 24% del total de las muertes para un grupo racial que sólo es el 13% de los habitantes de Estados Unidos.
Una persona negra tiene tres veces más posibilidades de ser asesinada por la Policía que una persona blanca, según un estudio del Mapping Police Violence, un sitio web que publica estadísticas a partir de información pública oficial y periodística. Esa proporción aumenta a siete en estados como Georgia u Oklahoma, precisamente éste último se encuentra en el centro de la atención por la ejecución en medio de una ruta de Terence Crutcher, un negro desarmado a quien se le había roto el auto y que durante la interacción con la Policía mantuvo sus manos en alto.
A este dramático escenario se llega por una combinación que para esta minoría resulta mortal: la brutalidad casi orgánica en numerosos cuerpos policiales de Estados Unidos -elegantemente encubierta en la denominación de "uso excesivo de la fuerza"- y el racismo.
Los 50 estados del país y el distrito de Columbia incumplen con las leyes internacionales del uso letal de la fuerza, viene denunciando la organización Amnistía Internacional (AI) desde el año pasado. Mientras que grupos civiles estadounidenses suman a esas quejas la de la falta de fallos ejemplificadores contra los agentes que matan a negros en situaciones que no revisten peligro para su vida.
Sólo a modo de ejemplo, de los casos más resonantes de los últimos años ninguno acabó con un agente de las fuerzas de seguridad tras las rejas.
El agente blanco que asesinó a Michael Brown en Ferguson (2014), la primera de las muertes por brutalidad policial que reavivió las tensiones raciales y originó el movimiento Black Lives Matter, fue absuelto. El efectivo que asfixió hasta la muerte al vendedor de cigarrillos Eric Garner en Nueva York (2014) ni siquiera fue procesado. Un gran jurado eximió al policía de Cleveland que asesinó a Tamir Rice, un niño de 12 años abatido mientras jugaba en un parque con una pistola de juguete (2014).
"El problema no es la falta de leyes que castiguen la brutalidad policial. Estados Unidos tiene numerosas leyes dirigidas a imponer sanciones penales y civiles en casos de brutalidad policial contra personas de color. El problema es que el umbral para la imposición de ese tipo de castigos es demasiado alto", alertó a Ámbito Financiero Michele Jawando, vicepresidenta del equipo de Progreso Legal del Center for American Progress.
Una cifra da cuenta de ello: el 97% de las muertes de negros en manos de agentes policiales cometidas en 2015 terminó sin ningún cargo para el efectivo. Un número abrumador.
"Además de la revisión de las leyes que regulan el uso policial de la fuerza, lo que es más importante es un cambio cultural en la forma de enfocar la actividad policial. Ese cambio debe estar dirigido hacia la distensión de modo que podamos evitar los actos de violencia contra los afroestadounidenses antes de que ocurran, en lugar de castigar a la Policía después de los hechos", señaló Jawando. "Tenemos que poner en marcha estrategias de apaciguamiento y poner en su lugar los entrenamientos de polarización implícita del personal de seguridad para reducir la violencia", subrayó.
La propuesta, ideal e incuestionable, parece, no obstante, estar lejos de ser concretada. De hecho, es cada vez más extendida la lógica del "uso letal de la fuerza" que la del revisionismo y prevención de la brutalidad policial. Varias de las absoluciones mencionadas anteriormente se basaron en ella y en jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la década de 1980 que defiende que un policía dispare mortalmente si se siente en peligro.
Pero poco se ha debatido en la actualidad sobre cuáles y quién establece los parámetros de lo que se denomina "peligro".
"La pregunta importante aquí es ¿qué le sucede a la comunidad afroestadounidense cuando continúa viendo homicidios como los de Alton Sterling y Philando Castilla (2016, ambos desarmados) a manos de la Policía? ¿Qué pasa cuando ven que los agentes siguen siendo absueltos después de la muerte de los individuos como Freddie Gray (2015, falleció por heridas durante su arresto)? ¿Estos hechos erosionan más la ya frágil confianza que tienen estos grupos en el sistema de justicia penal estadounidense?", plantea Jawando, compartiendo las mismas inquietudes que esta periodista.
Por el momento, parece que la realidad sólo tiene respuestas de violencia e impunidad.