18 dic 2016

Bancos del mundo, Argentina está de regreso

LA DEUDA PÚBLICA TREPÓ A 264 MIL MILLONES DE DÓLARES AL FIN DEL TERCER TRIMESTRE, EL 54,6 POR CIENTO DEL PIB

La gestión financiera de rápido abandono del desendeudamiento está dando sus resultados. En nueve meses, el grado de dependencia del país creció en 11 puntos. La relación entre deuda pública y producto bruto subió del 43,5 al 54,6 por ciento.
Por Tomás Lukin
17 de diciembre de 2016
Pagina12 | 


Alfonso Prat-Gay, ex vicepresidente del JP Morgan. Los ex banqueros le dieron su impronta al primer año de gestión de Cambiemos. (Imagen: Bernardino Avila)

La Secretaría de Finanzas informó que la deuda pública bruta ascendió a 264.622 millones de dólares en el tercer trimestre. La cifra representa un aumentó de 10.633 millones de dólares durante los primeros nueve meses del año. Los datos preliminares publicados ayer no dan cuenta de la acelerada expansión en los pasivos externos que marcó el quiebre con la lógica de desendeudamiento. La información oficial da cuenta de la emisión de nuevos títulos públicos por 21.500 millones de dólares entre enero y septiembre. Pero como el Palacio de Hacienda infló los registros al imputar a fines de 2015 la deuda con los fondos buitre, los bonos emitidos en abril para pagarle a esos acreedores carroñeros no representaron un incremento en el endeudamiento sino un cambio en la composición de la deuda. Desde el Observatorio de Deuda Externa de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (ODE-UMET) estiman que la reinserción plena del país en el sistema financiero internacional elevó en 11,1 puntos porcentuales el peso de la deuda pública bruta, de 43,5 a 54,6 por ciento del PIB en el año. La velocidad en el ciclo de endeudamiento y la creciente incertidumbre global encienden señales de alarma sobre la sustentabilidad de un proceso que reactivó una de las fuentes de vulnerabilidad externa, volatilidad macroeconómica, tensión de las cuentas públicas y profundización en los problemas en la balanza de pagos.

Este año seis de cada diez dólares de nueva deuda externa colocados por los países emergentes en los mercados financieros internacionales estuvieron a cargo de la Argentina. No fue magia. El expeditivo acuerdo con los buitres, los bajos niveles de deuda heredados, el desmantelamiento de las regulaciones cambiarias, la liberalización financiera, el restablecimiento del vínculo con el FMI y el acercamiento con Estados Unidos son algunos de los elementos que aceitaron la reinserción plena en el sistema financiero internacional. Así, la habilidad exhibida por el grupo de ex empleados de los principales bancos de inversión, como el JP Morgan y el Deutsche Bank, que desembarcaron en el Palacio de Hacienda y, fundamentalmente, la persistencia de elevadas tasas de interés ofrecidas terminaron de asegurar la abultada demanda para los nuevos la nueva deuda externa.

En la planilla preliminar publicada ayer por la Subsecretaría de Financiamiento, la deuda pública bruta aumentó en 10.633 millones de dólares en los primeros nueve meses del año para alcanzar los 264.622 millones de dólares a finales del tercer trimestre. Incluso si las estadísticas no revelan con precisión el ritmo de endeudamiento, los datos exponen el incremento de la vulnerabilidad asociada a ese proceso: el creciente peso de los títulos públicos emitidos en moneda extranjera sobre la deuda total. El 90 por ciento de los 21.000 millones en bonos colocados entre enero y septiembre fueron en moneda extranjera. Así, los pasivos en dólares pasaron de representar el 46,4 por ciento del total de la deuda pública bruta a fines de 2015 para llegar al 52,3 por ciento en el tercer trimestre de este año.

Junto con los artilugios contables utilizados a la hora de imputar la deuda con los buitres de forma que el pago no se vea reflejado como un alza de los pasivos este año, la escalada en los niveles de deuda estuvo amortiguada por la devaluación. Como el monto de la deuda se mide en dólares, el salto cambiario licua el peso de los bonos emitidos en moneda local. Vale señalar que, según datos oficiales, después del pago a los buitres, todavía quedaban 8000 millones de dólares de “deuda no presentada al canje” a fin de septiembre.

Con datos hasta noviembre, los responsables del Observatorio de Deuda del ITE sostienen que el endeudamiento asumido por la administración central -alrededor de 50 mil millones de dólares- representa un crecimiento neto del 25 por ciento respecto del total de deuda de mercado registrado al 31 de diciembre de 2015. El 68 por ciento de esos bonos fue emitido en dólares, mientras que el 52 por ciento tiene vencimientos inferiores a los 5 años de plazo. “Esto implica que en los próximos años el Tesoro se enfrentará con una creciente exigencia de divisas para hacer frente a los vencimientos de deuda”, explican desde el ITE. El año que viene se esperan vencimientos por 35.000 millones de dólares, de los cuales 12.400 millones corresponden a emisiones del Tesoro Nacional realizadas a partir del 10 de diciembre de 2015.

Hasta ahora, los resultados macroeconómicos del endeudamiento no fueron los esperados. La política de desendeudamiento no sólo permitió capear con mayor holgura la crisis internacional sino que garantizó los grados de libertad necesarios para sostener crecientes niveles de demanda interna e impulsar el proceso de redistribución del ingreso. Los economistas del Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala explican que uno de los motivos por los que el Gobierno recurre al financiamiento externo es porque, hasta ahora, las inversiones extranjeras no aparecieron. Los recursos tampoco fueron utilizados para impulsar la obra pública en infraestructura. Una porción significativa del nuevo endeudamiento en moneda extranjera estuvo destinada a pagarle a los buitres, financiar la fuga de capitales (ver aparte) y abastecer la remisión de utilidades y dividendos por parte de las multinacionales.