Por: Victor Hugo Majano
La mitad de los billetes de 100 bolívares, la moneda de Venezuela, ha sido sustraída y llevada a diversos países de mundo por distintas vías. Foto: La Tabla.com
La mitad de los billetes de 100 bolívares, la moneda de Venezuela, ha sido sustraída y llevada a diversos países de mundo por distintas vías. Las autoridades han señalado que unos 300 mil millones de bolívares se encuentran depositadas ilegalmente en el extranjero lo que ha causado una grave restricción en la disponibilidad de papel moneda. Se estima que son 3 mil millones de unidades de billetes se encuentran en manos de “mafias” y
La mitad de los billetes de 100 bolívares, la moneda de Venezuela, ha sido sustraída y llevada a diversos países de mundo por distintas vías. Foto: La Tabla.com
La mitad de los billetes de 100 bolívares, la moneda de Venezuela, ha sido sustraída y llevada a diversos países de mundo por distintas vías. Las autoridades han señalado que unos 300 mil millones de bolívares se encuentran depositadas ilegalmente en el extranjero lo que ha causado una grave restricción en la disponibilidad de papel moneda. Se estima que son 3 mil millones de unidades de billetes se encuentran en manos de “mafias” y
grupos delictivos.
Pero, ¿cual es el propósito de ese peculiar tráfico? Estas son las principales hipótesis formuladas por las autoridades y avaladas por expertos y estudiosos del tema.
Facilitar el comercio fronterizo
Desde la década de 1970 el intercambio comercial fronterizo y el atractivo de una moneda fuerte y sobrevaluada como el bolívar estimuló una situación de libre convertibilidad por la vía de los hechos, que dió origen a los actuales establecimientos de cambistas profesionales.
La mayoría estaba vinculado a casas comerciales que recibían los bolívares de venezolanos que hacían “turismo de compras” en el Norte de Santander. La recepción de esos recursos tiende a hacerse, por razones prácticas, con billetes de la mayor denominación, en este caso el de 100 bolívares.
Apuntalar el contrabando de extracción
La estructura de cambio informal comenzó a crecer con los años y se independizó. Hacia principios de los años 90 hubo discusiones entre las autoridades monetarias de ambas naciones para regular la actividad y establecer un convenio de libre convertibilidad. Sin embargo, no se localizan registros de un acuerdo en ese sentido.
En el año 2000, el gobierno colombiano sentó las bases para “legalizar” la actividad con instrumentos como la Resolución 8 del Banco de la República y disposiciones en materia impositiva. Esto permitió que el mecanismo cambiario se convirtiera en el soporte y estímulo del contrabando de extracción.
Mientras más devaluada esté la moneda venezolana, los contrabandistas podrán obtener mayor cantidad de productos venezolanos o combustible por cada peso invertido. Esto en virtud de que las compras se realizan en bolívares.
“Mediante la imposición criminal de la tasa de cambio del bolívar subvaluado, decenas de veces por debajo de su real valor, todos los productos básicos regulados se convierten en más baratos que en Colombia o cualquier otro país del mundo, generando un margen especulativo gigantesco para funcionar el contrabando de extracción,” explicaba en 2015 la exministra venezolana de Comercio, Isabel Delgado Arria.
Evidentemente, al tratarse de recursos que deben cruzar la frontera como una mercancía más, el uso de piezas de papel moneda de alta denominación es indispensable.
Legitimar capitales de actividades delictivas
El sistema de cambio de frontera adolece de los controles y mecanismos de supervisión que habitualmente tienen los establecimientos formales.
“Estos operadores cambiarios están facultados de hecho para operar moneda extranjera sin necesidad de declarar ni su existencia, ni frecuencia de las operaciones ni los montos de las transacciones a las autoridades colombianas”, explica Isabel Delgado en el artículo ya citado.
Por lo tanto esa zona de frontera se ha convertido en una especie de “paraíso fiscal” de facto que permite blanquear las ganancias de los narcotraficantes y de importadores venezolanos que se han apoderado de divisas oficiales a través del llamado “fraude importador”.
Si bien la mayor parte de estas transacciones tienden a hacerse por vía electrónica es inevitable que termine potenciando el tráfico de piezas de billetes.
Falsificaciones de papel moneda
El billete de 100 bolívares comenzó a ser usado desde finales de 2014 para falsificar otras monedas como el dólar estadounidense. Eso explicaría su tráfico no sólo hacia Colombia sino hacia otras regiones como Brasil, España y Hong Kong según lo han determinado las autoridades aeroportuarias que han interceptado a traficantes del papel moneda de Venezuela.
Varios ciudadanos chinos y un hotelero de España están siendo actualmente enjuiciados por la sustracción de importantes sumas de billetes.
Sustracción de papel moneda con fines desestabilizadores
El propósito de crear inestabilidad económica con fines políticos es la hipótesis que mayor fuerza ha tenido entre las autoridades y analistas venezolanos.
De acuerdo con el economista tachirense, Oscar Forero, las acciones de compra compulsiva y retención de los billetes en Cúcuta, Colombia, no tienen ninguna racionalidad económica pues las pérdidas en que vienen incurriendo los adquirientes son enormes. Por ello considera que detrás de tales procesos está el propio gobierno de EEUU, tal como lo indicó el lunes el ministro venezolano del Interior, Nestor Reverol.
Destacó que operaciones similares se hicieron antes en Irak y en Libia, y una revisión de la guerra en Siria muestra acciones similares de sustracción de la moneda local y su reemplazo forzado por el dólar y la lira turca.
Estudios de economistas apuntan a que si se sustituyera de forma generalizada la lira siria por la turca tendría, sobre todo, repercusiones negativas para las áreas en manos del régimen.
“Habría un descenso de la capacidad de compra de los empleados que reciben sueldos del Gobierno y de los ciudadanos que residen en áreas controladas por las autoridades”, indicó Mohamed al Bakur, integrante del Consejo de Administración del Sindicato de Economistas Sirio, en agosto de 2015.
Uso de papel moneda en áreas o comunidades en conflicto
Una última hipótesis indica que experiencias anteriores de tráfico de monedas ha promovido su uso en áreas en conflicto y entre integrantes de comunidades de inmigrantes relacionadas.
En lugares expuestos a conflictos bélicos como Siria o Ucrania, podría utilizarse en reemplazo de la moneda oficial por decisión de factores de poder que tengan el control territorial y ante la debilidad del Estado y vistas las características de seguridad que posee el papel moneda.
Sería una especia de moneda sustitutiva, pero avalada por una especie de emisor no formal. Asimismo puede ser usada como ocurrió con el dinar irakí en Paraguay en el año 2005, cuando se empleó para lavado de dinero y envío de remesas ilegales al exterior por parte de comerciantes de origen árabe. Funcionaba como una especie de letra de cambio al portador.
(Tomado de La Tabla.com)
http://www.cubadebate.cu/
Pero, ¿cual es el propósito de ese peculiar tráfico? Estas son las principales hipótesis formuladas por las autoridades y avaladas por expertos y estudiosos del tema.
Facilitar el comercio fronterizo
Desde la década de 1970 el intercambio comercial fronterizo y el atractivo de una moneda fuerte y sobrevaluada como el bolívar estimuló una situación de libre convertibilidad por la vía de los hechos, que dió origen a los actuales establecimientos de cambistas profesionales.
La mayoría estaba vinculado a casas comerciales que recibían los bolívares de venezolanos que hacían “turismo de compras” en el Norte de Santander. La recepción de esos recursos tiende a hacerse, por razones prácticas, con billetes de la mayor denominación, en este caso el de 100 bolívares.
Apuntalar el contrabando de extracción
La estructura de cambio informal comenzó a crecer con los años y se independizó. Hacia principios de los años 90 hubo discusiones entre las autoridades monetarias de ambas naciones para regular la actividad y establecer un convenio de libre convertibilidad. Sin embargo, no se localizan registros de un acuerdo en ese sentido.
En el año 2000, el gobierno colombiano sentó las bases para “legalizar” la actividad con instrumentos como la Resolución 8 del Banco de la República y disposiciones en materia impositiva. Esto permitió que el mecanismo cambiario se convirtiera en el soporte y estímulo del contrabando de extracción.
Mientras más devaluada esté la moneda venezolana, los contrabandistas podrán obtener mayor cantidad de productos venezolanos o combustible por cada peso invertido. Esto en virtud de que las compras se realizan en bolívares.
“Mediante la imposición criminal de la tasa de cambio del bolívar subvaluado, decenas de veces por debajo de su real valor, todos los productos básicos regulados se convierten en más baratos que en Colombia o cualquier otro país del mundo, generando un margen especulativo gigantesco para funcionar el contrabando de extracción,” explicaba en 2015 la exministra venezolana de Comercio, Isabel Delgado Arria.
Evidentemente, al tratarse de recursos que deben cruzar la frontera como una mercancía más, el uso de piezas de papel moneda de alta denominación es indispensable.
Legitimar capitales de actividades delictivas
El sistema de cambio de frontera adolece de los controles y mecanismos de supervisión que habitualmente tienen los establecimientos formales.
“Estos operadores cambiarios están facultados de hecho para operar moneda extranjera sin necesidad de declarar ni su existencia, ni frecuencia de las operaciones ni los montos de las transacciones a las autoridades colombianas”, explica Isabel Delgado en el artículo ya citado.
Por lo tanto esa zona de frontera se ha convertido en una especie de “paraíso fiscal” de facto que permite blanquear las ganancias de los narcotraficantes y de importadores venezolanos que se han apoderado de divisas oficiales a través del llamado “fraude importador”.
Si bien la mayor parte de estas transacciones tienden a hacerse por vía electrónica es inevitable que termine potenciando el tráfico de piezas de billetes.
Falsificaciones de papel moneda
El billete de 100 bolívares comenzó a ser usado desde finales de 2014 para falsificar otras monedas como el dólar estadounidense. Eso explicaría su tráfico no sólo hacia Colombia sino hacia otras regiones como Brasil, España y Hong Kong según lo han determinado las autoridades aeroportuarias que han interceptado a traficantes del papel moneda de Venezuela.
Varios ciudadanos chinos y un hotelero de España están siendo actualmente enjuiciados por la sustracción de importantes sumas de billetes.
Sustracción de papel moneda con fines desestabilizadores
El propósito de crear inestabilidad económica con fines políticos es la hipótesis que mayor fuerza ha tenido entre las autoridades y analistas venezolanos.
De acuerdo con el economista tachirense, Oscar Forero, las acciones de compra compulsiva y retención de los billetes en Cúcuta, Colombia, no tienen ninguna racionalidad económica pues las pérdidas en que vienen incurriendo los adquirientes son enormes. Por ello considera que detrás de tales procesos está el propio gobierno de EEUU, tal como lo indicó el lunes el ministro venezolano del Interior, Nestor Reverol.
Destacó que operaciones similares se hicieron antes en Irak y en Libia, y una revisión de la guerra en Siria muestra acciones similares de sustracción de la moneda local y su reemplazo forzado por el dólar y la lira turca.
Estudios de economistas apuntan a que si se sustituyera de forma generalizada la lira siria por la turca tendría, sobre todo, repercusiones negativas para las áreas en manos del régimen.
“Habría un descenso de la capacidad de compra de los empleados que reciben sueldos del Gobierno y de los ciudadanos que residen en áreas controladas por las autoridades”, indicó Mohamed al Bakur, integrante del Consejo de Administración del Sindicato de Economistas Sirio, en agosto de 2015.
Uso de papel moneda en áreas o comunidades en conflicto
Una última hipótesis indica que experiencias anteriores de tráfico de monedas ha promovido su uso en áreas en conflicto y entre integrantes de comunidades de inmigrantes relacionadas.
En lugares expuestos a conflictos bélicos como Siria o Ucrania, podría utilizarse en reemplazo de la moneda oficial por decisión de factores de poder que tengan el control territorial y ante la debilidad del Estado y vistas las características de seguridad que posee el papel moneda.
Sería una especia de moneda sustitutiva, pero avalada por una especie de emisor no formal. Asimismo puede ser usada como ocurrió con el dinar irakí en Paraguay en el año 2005, cuando se empleó para lavado de dinero y envío de remesas ilegales al exterior por parte de comerciantes de origen árabe. Funcionaba como una especie de letra de cambio al portador.
(Tomado de La Tabla.com)
http://www.cubadebate.cu/