Marcio Tavares, secretario de cultura del PT Brasil: “La dirigencia que gobierna en la mayor parte del país es adepta a la necropolítica”
Marcio Tavares es historiador, curador del arte y Secretario General de Cultura del Partido de los Trabajadores de Brasil. El diálogo no puede evitar la situación que atraviesa Brasil a partir de la circulación local del covid-19. A partir de este momento preocupante, Tavares analiza en clave de historia reciente la forma en que el neoliberalismo ha instalado una cultura individualista que sostiene el poder de Jair Bolsonaro.
La entrevista que publicamos hoy fue realizada antes de que se conozca el estudio que confirmó que el presidente brasileño había sido contagiado con el Covid-19.
Antes que nada queremos conocer la situación del país en relación con la pandemia
La única opción de cuidado acá se transformó en algo individual, porque no se han tomado medidas sanitarias y, por el contrario, el gobierno de extrema derecha de Bolsonaro ha buscado impedir las acciones de los gobiernos locales para la protección de la vida. La situación en muchos estados, inclusive acá en Brasilia que es el Distrito Federal, es de calamidad. Las redes de hospitales, por el número de personas que están internadas para tratamiento, están en riesgo de colapso y no hay medidas adecuadas para la contención. En términos sociales la cuarentena, que debe ser un derecho de todos los ciudadanos para la protección de su vida, se convirtió en un privilegio para aquellos que la pueden mantener.
Llevamos más de un mes sin ministro de salud. Tenemos un general que está como interventor del área sanitaria, luego que dos ministros fueron echados por el Presidente por intentar organizar programas -muy tímidos- de combate a la pandemia. Ni eso fue posible. Por ello la situación es muy dramática en términos de salud y de la protección de la vida de las personas.
En este contexto en el cual el números de contagios y fallecimientos es creciente ¿Cuál es la situación política de Jair Bolsonaro?
En el 2018 tuvimos una ola de extrema derecha en que muchos de los gobiernos, a excepción de los estados al nordeste del país, eligieron dirigentes, gobernadores, además del presidente, vinculados a esa ideología. Ahora los sectores económicos y políticos más reaccionarios, que son contrarios a medidas sanitarias, se alzan contra los dirigentes que eligieron ellos mismos y que al comienzo de la pandemia tomaron medidas distintas del presidente. Es el caso del gobernador de San Pablo, por ejemplo, el de Río y también de acá de Distrito Federal.
Después de un mes con medidas sanitarias más estrictas, la presión de los grupos políticos que están en acuerdo con Bolsonaro hace que se produzca un relajamiento de las medidas, justo cuando la pandemia está creciendo. La dirigencia que gobierna en la mayor parte del país es adepta a la necropolítica. Eso fue así desde el comienzo y lo estamos viendo claramente durante la pandemia.
Mirar desde el 2018 es importante para comprender cómo estamos ahora en Brasil, porque muestra la hegemonía que tienen sobre un sector amplio de la sociedad estas ideas altamente retrógradas y conservadoras que mantienen a Bolsonaro con el apoyo de un tercio de la población.
¿Qué pasa con esos sectores de la economía informal que si no salen a la calle no comen? Ellos no tienen apoyo porque el gobierno no ha generado planes de asistencia para que se puedan quedar en sus casas
Lo que estamos viviendo hoy surge con el golpe de 2016 y la adopción de políticas de des regulación laboral, que surgió con la reforma de 2017. Desde entonces la informalidad creció gigantescamente en el país, y hoy la pérdida total de derechos laborales es una realidad para cerca de la mitad de la fuerza de trabajo del país. Además la reforma laboral acabó con la financiación de los sindicatos obreros, lo que es una forma de mantener aún más frágil la posición de los trabajadores en el país.
Eso sucedió desde el 2017 y es un dato importante para comprender el discurso de Bolsonaro de que la solución es individual. Él pone la vida en contra de la economía, afirma que la gente tiene que salir para ganar algo para sobrevivir, porque si se quedan en casa van a morir de hambre. Este discurso tiene adherencia en los sectores populares que están muy fragilizados. Además el descrédito de la política instalado desde entonces ayuda a que el discurso de Bolsonaro tenga una adhesión importante. Esto es así aunque su gobierno no ha hecho nada de concreto. Hay un auxilio, una renta de emergencia, pero que surgió desde el parlamento impulsada desde los sectores progresistas. Por supuesto que fue cooptado como discurso por parte del gobierno y usado como instrumento de propaganda. Es una política que no apoyaron, que no defienden, que es de los sectores progresistas pero que la están cooptando en términos de discurso.
¿Qué está pasando específicamente en el campo cultural?
Estamos en un momento importantes de la lucha por la cultura nacional, ya que logramos aprobar una ley impulsada desde el Partido de los Trabajadores que protege al sector de cultura en este momento de crisis. Hay algunas cosas buenas que podemos contar y quería compartir. Ahora queda que esa ley se obtenga la financiación necesaria.
Por Daniel Cholakian
NODAL, 10 julio, 2020
Marcio Tavares es historiador, curador del arte y Secretario General de Cultura del Partido de los Trabajadores de Brasil. El diálogo no puede evitar la situación que atraviesa Brasil a partir de la circulación local del covid-19. A partir de este momento preocupante, Tavares analiza en clave de historia reciente la forma en que el neoliberalismo ha instalado una cultura individualista que sostiene el poder de Jair Bolsonaro.
La entrevista que publicamos hoy fue realizada antes de que se conozca el estudio que confirmó que el presidente brasileño había sido contagiado con el Covid-19.
Antes que nada queremos conocer la situación del país en relación con la pandemia
La única opción de cuidado acá se transformó en algo individual, porque no se han tomado medidas sanitarias y, por el contrario, el gobierno de extrema derecha de Bolsonaro ha buscado impedir las acciones de los gobiernos locales para la protección de la vida. La situación en muchos estados, inclusive acá en Brasilia que es el Distrito Federal, es de calamidad. Las redes de hospitales, por el número de personas que están internadas para tratamiento, están en riesgo de colapso y no hay medidas adecuadas para la contención. En términos sociales la cuarentena, que debe ser un derecho de todos los ciudadanos para la protección de su vida, se convirtió en un privilegio para aquellos que la pueden mantener.
Llevamos más de un mes sin ministro de salud. Tenemos un general que está como interventor del área sanitaria, luego que dos ministros fueron echados por el Presidente por intentar organizar programas -muy tímidos- de combate a la pandemia. Ni eso fue posible. Por ello la situación es muy dramática en términos de salud y de la protección de la vida de las personas.
En este contexto en el cual el números de contagios y fallecimientos es creciente ¿Cuál es la situación política de Jair Bolsonaro?
En el 2018 tuvimos una ola de extrema derecha en que muchos de los gobiernos, a excepción de los estados al nordeste del país, eligieron dirigentes, gobernadores, además del presidente, vinculados a esa ideología. Ahora los sectores económicos y políticos más reaccionarios, que son contrarios a medidas sanitarias, se alzan contra los dirigentes que eligieron ellos mismos y que al comienzo de la pandemia tomaron medidas distintas del presidente. Es el caso del gobernador de San Pablo, por ejemplo, el de Río y también de acá de Distrito Federal.
Después de un mes con medidas sanitarias más estrictas, la presión de los grupos políticos que están en acuerdo con Bolsonaro hace que se produzca un relajamiento de las medidas, justo cuando la pandemia está creciendo. La dirigencia que gobierna en la mayor parte del país es adepta a la necropolítica. Eso fue así desde el comienzo y lo estamos viendo claramente durante la pandemia.
Mirar desde el 2018 es importante para comprender cómo estamos ahora en Brasil, porque muestra la hegemonía que tienen sobre un sector amplio de la sociedad estas ideas altamente retrógradas y conservadoras que mantienen a Bolsonaro con el apoyo de un tercio de la población.
¿Qué pasa con esos sectores de la economía informal que si no salen a la calle no comen? Ellos no tienen apoyo porque el gobierno no ha generado planes de asistencia para que se puedan quedar en sus casas
Lo que estamos viviendo hoy surge con el golpe de 2016 y la adopción de políticas de des regulación laboral, que surgió con la reforma de 2017. Desde entonces la informalidad creció gigantescamente en el país, y hoy la pérdida total de derechos laborales es una realidad para cerca de la mitad de la fuerza de trabajo del país. Además la reforma laboral acabó con la financiación de los sindicatos obreros, lo que es una forma de mantener aún más frágil la posición de los trabajadores en el país.
Eso sucedió desde el 2017 y es un dato importante para comprender el discurso de Bolsonaro de que la solución es individual. Él pone la vida en contra de la economía, afirma que la gente tiene que salir para ganar algo para sobrevivir, porque si se quedan en casa van a morir de hambre. Este discurso tiene adherencia en los sectores populares que están muy fragilizados. Además el descrédito de la política instalado desde entonces ayuda a que el discurso de Bolsonaro tenga una adhesión importante. Esto es así aunque su gobierno no ha hecho nada de concreto. Hay un auxilio, una renta de emergencia, pero que surgió desde el parlamento impulsada desde los sectores progresistas. Por supuesto que fue cooptado como discurso por parte del gobierno y usado como instrumento de propaganda. Es una política que no apoyaron, que no defienden, que es de los sectores progresistas pero que la están cooptando en términos de discurso.
¿Qué está pasando específicamente en el campo cultural?
Estamos en un momento importantes de la lucha por la cultura nacional, ya que logramos aprobar una ley impulsada desde el Partido de los Trabajadores que protege al sector de cultura en este momento de crisis. Hay algunas cosas buenas que podemos contar y quería compartir. Ahora queda que esa ley se obtenga la financiación necesaria.