OTHER NEWS (CRÓNICAS INSUMISAS – publico.es)
16.03.2024
Foto: Europa Press
El desmesurado belicismo que se está desarrollando en estos momentos en la mayor parte de países europeos miembros de la OTAN y de la Unión Europea, surge después de la condenable invasión de Rusia en Ucrania en febrero de 2022.
Una agresión de Rusia que no exime de responsabilidades a Estados Unidos y sus países socios en Europa por haber dado apoyo al golpe de estado en el denominado Euromaidan de 2014 en Ucrania y el inicio desde entonces de una guerra civil.
Posteriormente agravada en febrero de 2022 por la invasión de Rusia al violar la soberanía de un Estado reconocido por Naciones Unidas. Un conflicto donde se enfrentan Rusia, por un lado, y Estados Unidos/OTAN por otro, en una guerra por la hegemonía en un país fronterizo entre Rusia y Europa occidental.
La guerra de Ucrania fue tratada en la Cumbre de la OTAN de Madrid en junio de 2022, donde se aprobó un nuevo Concepto Estratégico para esta organización, en la que se diseñó un nuevo escenario geopolítico mundial. En él se señalaba a Rusia como una grave amenaza y a China como un país que desestabiliza la seguridad mundial. Causas que imponían como objetivo inmediato un rearme y en consecuencia dedicar el máximo de esfuerzo a desarrollar un mayor potencial militar.
Cuestiones posteriormente vueltas a señalar en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2023 y replicadas en la misma Conferencia de 2024. Lugar donde, cada año, se dan cita los principales estadistas del Norte global, además de los ejecutivos de las principales industrias militares, donde unos y otros interactúan en el diseño de cuáles son las amenazas que se ciernen sobre el planeta y cómo deben hacer frente a ellas.
El resultado de esos encuentros para los dirigentes del bloque occidental es que su mundo está gravemente amenazado y la mejor manera de hacer frente a esas amenazas es armarse para prevenir y disuadir a quienes pretenden perturbar su seguridad.
Ese distópico análisis rompe con la tranquilidad con que vivía Europa desde el final de la guerra fría, donde los países europeos convivían sin los aspavientos belicistas del pasado e intercambiando con Rusia sus economías, y el gas y el petróleo ruso llegaban sin problemas a los países europeos. Muestra de esa concordia entre Este y Oeste, fue ver cómo Estados Unidos y Rusia creaban la Asociación para la Paz con el fin de formar una estructura política de confianza mutua. E incluso, paradojas de la historia, se barajaba la posibilidad de que Rusia entrara en la OTAN, cuestión verbalizada por Mijaíl Gorbachov, Bill Clinton, Boris Yeltsin y posteriormente por el hoy demonizado Vladimir Putin. Y hoy observamos cómo aquellas buenas intenciones de crear un marco geopolítico de distensión y convivencia ha saltado por los aires de la mano de los halcones del belicismo de uno y otro lado del Atlántico conduciéndonos a una carrera suicida hacia la confrontación, incluida, ¿por qué no?, una guerra nuclear.
Algunas muestras de la verborrea belicista:
La muestra de ese cambio de estrategia por parte de los estadistas las encontramos en las expresiones de algunos de sus máximos dirigentes:
Emmanuel Macron manifestó no renunciar a enviar tropas para combatir al lado de Ucrania frente a Rusia (BBC news, 27/02/24); días después afirmaba que Vladimir Putin podría atacar algún país europeo, (ABC, 28/02/24).
Vladimir Putin respondía a Macron advirtiendo de que en el caso de que algún país de la OTAN interviniera directamente en Ucrania frente a Rusia esto abriría el camino a una guerra nuclear, (La Vanguardia, 03/03/24).
Joe Biden: «Putin y Rusia están sembrando el terror en Europa», (Infobae, 08/03/24).
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE) pronunció en el Parlamento Europeo: «La amenaza de guerra puede ser no inminente pero no es imposible», (Parlamento Europeo 05/03/24).
El Gobierno de Bélgica, por su parte, propuso un plan para volver a convocar a reservistas y así prepararse para la guerra, (El País, 03/03/24).
Boris Pistorius, ministro de Defensa de Alemania, advirtió que entre cinco y ocho años Rusia podría atacar a un país europeo de la OTAN, (El País, 03/03/24).
Troels Lund, ministro de Defensa de Dinamarca, señaló que el ataque podría producirse antes de cinco años, (El País, 03/03/24).
Ulf Kristersson, primer ministro del ultraconservador gobierno de Suecia declaró: «los componentes civiles de la defensa total han quedado en el olvido», añadiendo «si no estás dispuesto a defender a Suecia no seas ciudadano sueco». Suecia reimplantó en 2018 el servicio militar obligatorio y disponía de una defensa civil que el actual Gobierno ha desmantelado, (El País, 10/03/24).
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