MOSCU (Enrico Tomaselli, politólogo y analista internacional)
18.03.2024
Al contrario de lo que afirmaban sus defensores, la guerra por poderes de la OTAN contra Rusia en Ucrania no salio como estaba previsto.
Nada de esto ocurrio. El resultado fue una situacion estrategica cuando menos embarazosa, ya que Washington se encontro ante la perspectiva concreta de una derrota en suelo ucraniano -derrota militar y politica- que habria comprometido seriamente la capacidad de disuasion de los ejercitos occidentales, alentando a aquellos paises que pretenden escapar de la asfixiante esfera de dominacion de las barras y estrellas.
Mientras Estados Unidos se encontraba ante la amenaza de una debacle en el frente de Europa Oriental, la repentina apertura de un segundo frente en Oriente Medio complico aun mas las cosas. De hecho, la repentina escalada del conflicto palestino-israeli´ ha creado nuevos problemas para las estrategias de control global de EEUU. En primer lugar, arruino la intensa y larga labor diplomatica para estabilizar las relaciones entre Israel y los paises arabes, haciendo fracasar la ratificacion saudi de los Acuerdos de Abraham.
Un reves que, ademas, llega tras los exitos de la accion rusa y china en esta zona estrategica; la intervencion de la primera (y de Iran) hizo saltar por los aires el proyecto de subvertir Siria utilizando al ISIS, mientras que la segunda trajo la paz entre Ryad y Teheran (con la consecuencia del fin de las hostilidades en Yemen, y el regreso de Damasco a la Liga Arabe).
Ademas, y no secundariamente, obligo a Estados Unidos a precipitarse en ayuda de su aliado estrategico Israel, apoyando su esfuerzo belico, en un momento en que el apoyo a Kiev ya habia consumido la capacidad de los arsenales occidentales. Ademas, el actual gobierno extremista de Tel Aviv se muestra muy reacio a seguir los deseos de Washington y sigue avergonzando a Estados Unidos con sus indefendibles tacticas genocidas.
En este contexto, por tanto, era necesario desarrollar una nueva linea de conducta que les permitiera salir indemnes de las turbulencias inesperadas y de los errores estrategicos cometidos. Ademas, teniendo en cuenta el escenario IndoPaci´fico, donde Washington cree que debe operar para contener lo que considera la mayor amenaza para su hegemonia global, es decir, China.
La cuestion central es, como repiten obsesivamente los dirigentes occidentales, impedir la victoria de Rusia. Pero dado que, como todo el mundo sabe bien y como estos dos años de guerra en Ucrania han demostrado claramente, derrotar a Rusia es imposible, solo queda una solucion disponible: prolongar el conflicto todo lo posible.
Sin embargo, las fuerzas armadas ucranianas estan agotadas, todo el aparato del Estado -sacudido por la guerra y consumido por la corrupcion- esta al limite; todo el mecanismo de guerra por delegacion establecido por la OTAN corre el riesgo de derrumbarse en cualquier momento. Por lo tanto, se hace necesario darse prisa y equiparse (material y psicologicamente) para que el proxy ucraniano pueda ser sustituido por otro, capaz de ocupar su lugar y mantener ocupado a Moscu´ durante los proximos años.
Y si hasta no hace mucho ese sustituto podia imaginarse que seria Polonia, tal vez con el apoyo de los paises balticos, ahora esta demasiado claro que en su lugar estara formado por todos los ejercitos europeos. Somos los nuevos proxies.
En el contexto de las respuestas que Estados Unidos intenta dar a la crisis mundial, que el mismo ha militarizado, se trata de una estrategia conveniente. De hecho, por un lado les permite reducir el apoyo economico y militar a Kiev (manteniendo un estricto control sobre las operaciones y la inteligencia) y se distancian de una posible derrota y por otro profundizar la brecha entre Rusia y Europa, haciendola irreparable para las proximas decadas.
Uno de los aspectos poco tenidos en cuenta de la nueva estrategia imperial estadounidense, especialmente en el viejo continente, es el cambio de paradigma en la relacion historica entre las dos orillas del Atlantico. Si hasta ahora esta se ha caracterizado por ser colonial, si, pero sobre todo cooperativa, aunque de forma accesoria, con el cambio del marco geoestrategico global el papel de Europa se ha visto rapidamente degradado al de una marca fronteriza, encargada de la tarea de mantener a los barbaros alejados del corazon del imperio.
A este respecto, merece examinarse lo que podriamos llamar el factor Trump. En la narrativa centrada en la OTAN, el magnate es representado como alguien que pretende abandonar a los aliados europeos, incluso disolver la OTAN. Obviamente, esta narrativa es en gran medida el resultado de la actual administracion estadounidense, que tiene todo el interes (electoral pero no solo) en retratar negativamente al oponente de Biden.
Teniendo en cuenta que, en cualquier caso, el presidente de Estados Unidos no es un soberano absoluto y que debe tratar no solo con el Congreso sino tambien con una serie de poderes diversamente distribuidos, dentro del aparato federal y fuera de el, hay que considerar que aunque ser sustancialmente heterogeneo al aparato del GOP da a Trump una cierta autonomia, por otra parte lo hace en parte mas debil de lo que parece. En cualquier caso, sin embargo, el representa una corriente interna del dominus global, y de un modo u otro responde a esos intereses superiores.
En terminos de metaestrategia geopolitica, los intereses estadounidenses son univocos y solo cambian las formas en que se expresan. En este sentido, no hay diferencia sustancial entre el plan del bloque neodemocrata, que pretende claramente externalizar la contencion y el desgaste de Rusia a los proxies europeos y el que se refiere a Trump, que mas brutalmente quiere volcarlo sobre nosotros. En ambos casos, esto responde a la necesidad estrategica de EEUU de ahorrar recursos (economicos, militares y humanos) para afrontar retos considerados mas importantes.
Retos para los que, como se ha subrayado reiteradamente aqui, EEUU requiere una profunda revision organizativa, estrategica y doctrinal de sus fuerzas armadas. Algo que -como explica la Secretaria del Ejercito, Christine Wormuth- significa esencialmente que «nos estamos alejando de la lucha antiterrorista y la contrainsurgencia. Queremos estar preparados para operaciones de combate a gran escala». Y esto requiere tiempo e inversion.
Los problemas cruciales que Estados Unidos debe afrontar, en esta perspectiva, son: el fortalecimiento del aparato industrial, haciendolo capaz de afrontar el estres de un conflicto con alto consumo de recursos; la modernizacion de las fuerzas armadas, especialmente la marina y la fuerza aerea, y el poder nuclear estrategico; el reclutamiento de personal en cantidad y calidad suficientes para la comparacion que se vislumbra en el horizonte (China).
A nivel industrial, la situacion estadounidense (y europea) es cualquier cosa menos halagueña. En primer lugar, la industria militar estadounidense (toda privada) se centra actualmente en la produccion de sistemas de armas tecnologicamente avanzados y de alto valor añadido que garantizan elevados beneficios a un ritmo de produccion relativamente bajo.
Mientras que el nuevo modelo de conflicto que se avecina requiere una produccion masiva, menos costosa y mas rapida y sobre todo sistemas de armas menos sofisticados pero mas robustos. La experiencia de la guerra de Ucrania ha demostrado como muchos sistemas occidentales causan una gran impresion en las paginas brillantes de las revistas comerciales o en los desfiles de moda, pero suelen tener una vida corta en el campo de batalla.
Ademas, mientras que el sistema industrial occidental sufre estos problemas (que requieren una reconversion ni facil ni rapida), al ruso-chino le va bien. Como escribe Ben Aris en Intellinews[1], «China es ahora 'la unica superpotencia manufacturera del mundo' y la capacidad de produccion de Rusia es mayor que la de Alemania, segun recientes estudios sobre los cambios en la composicion manufacturera mundial. (...) tras analizar su poder manufacturero, la imagen que emerge es que China es el productor mas potente del mundo y Rusia el mas productivo de Europa. Ganar una guerra no es cuestion de cuanto dinero tienes; es cuestion de cuantas bombas y aviones puedes fabricar y con que´ rapidez».
Librar una guerra en el teatro de operaciones europeo (como hemos visto) significa producir drones, tanques, vehiculos blindados y municion en cantidades gigantescas. Una posible guerra en torno a Taiwan significa una gran flota de barcos potentes y modernos, constantemente tripulados. Y hoy China ya tiene mas barcos que la US Navy (aunque esta ultima sigue predominando en terminos de tonelaje), casi todos ellos mas modernos que los estadounidenses. Y la industria naval china produce buques de guerra a un ritmo 3/4 veces superior al de EEUU.
Por ultimo, las fuerzas armadas estadounidenses tienen grandes problemas de reclutamiento, no solo por el descenso de la motivacion, sino porque el nivel psicofisico de los jovenes estadounidenses esta´ bajando considerablemente y ni siquiera la consiguiente rebaja de las exigencias ha sido suficiente.
Recientemente, el ejercito norteamericano ha iniciado un programa de redistribucion funcional de su personal, en la logica ya mencionada de pasar de un modelo orientado a conflictos asimetricos a otro para conflictos simetricos. Pero, como esta demostrando la experiencia de la guerra de Ucrania, aunque la cantidad y calidad de los sistemas de armas son importantes, en cualquier caso las tropas son fundamentales. De ahi la necesidad de desplegar fuerzas subsidiarias, reclutando para ello a los ejercitos coloniales.
En una fase economica no especialmente floreciente y expansiva, y con perspectivas cada vez mas complicadas, Estados Unidos tambien corre el riesgo de encontrarse en una situacion similar a la de la URSS en visperas del colapso: un gasto militar gigantesco[2], que de alguna manera debe reducirse, racionalizarse, repartirse entre multiples economias (vease la presion sobre los europeos para que destinen el 2% del PIB a la OTAN).
Lo que, entre otras cosas, significa un replanteamiento de la exorbitante red de bases militares en el exterior, que en una fase de riqueza economica y supremacia tecnologica era funcional al control global del territorio, pero hoy ademas de ser una pesada carga financiera se ha transformado sobre todo en una extensa serie de objetivos posibles.
La capacidad de mantener una presencia militar global era un elemento fundamental de la hegemonia estadounidense, pero ahora que la capacidad de proyectar poder esta disminuyendo, Estados Unidos se vera obligado a renunciar a su influencia sobre diversas potencias regionales y a centrarse mas en los problemas internos.
Todo esto conduce estrategicamente de nuevo a una cuestion militarmente esencial. Desde la Segunda Guerra Mundial, el supuesto fundamental ha sido mantener la capacidad de dirigir y ganar dos guerras simultaneas en diferentes teatros. El llamado «constructor de las dos guerras» se mantuvo, sustancialmente sin cambios, durante unos sesenta años. Pero ya en 2018, con la publicacion de la Estrategia de Defensa Nacional (NDS) cuatrienal, el Pentagono adopto el concepto de «una guerra» o «una guerra y media»; entrando en una perspectiva de choque simetrico con potencias emergentes como Rusia y China, la idea de dos guerras se hizo insostenible.
Pero, una vez mas, el conflicto ucraniano (y en menor medida el palestino) han demostrado que, en ausencia de una supremacia tecnologica abrumadora -que Occidente ya no tiene-, una guerra entre iguales resulta terriblemente sangrienta y derrochadora y requiere una movilizacion considerable de recursos humanos.
Ademas, la politica agresiva de la administracion estadounidense en las ultimas decadas no solo no ha logrado dividir a los dos principales adversarios mundiales -Rusia y China-, sino que incluso les ha empujado a estrechar lazos y a formar esencialmente un bloque con otras dos potencias menores como Iran y Corea del Norte. En consecuencia, es necesario volver a la capacidad de sostener simultaneamente (al menos) dos conflictos de alta intensidad en distintos teatros, siguiendo el modelo de la Segunda Guerra Mundial.
Con una diferencia fundamental: las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japon) tenian una capacidad industrial limitada o escasa, y carecian esencialmente de fuentes de energia propias, mientras que Rusia y China tienen capacidades de produccion gigantescas y son muy ricas en energia y materiales en primer lugar. Por no mencionar el hecho de que la victoria en la guerra del 39/'45 tambien fue posible gracias a la enorme contribucion, sobre todo en terminos de tropa, de la Union Sovietica...
La estrategia global a largo plazo, por tanto, debe hacer frente a una serie de condiciones objetivas y subjetivas, que no dejan mucho margen de eleccion. Recientemente, Raphael Cohen[3], politologo de la RAND Corporation (un centro de investigacion muy influyente en el mundo militar estadounidense), propuso una tercera via: librar una guerra directamente y otra por delegacion. El lo llama el «modelo Ucrania».
Y esta bastante claro que, una vez mas, las condiciones objetivas determinan las orientaciones. Los miembros europeos de la OTAN se consideran suficientemente capaces al menos de contener a Rusia, enfrentandola en un conflicto prolongado en el teatro de operaciones europeo, mientras que los aliados de la ASEAN no serian en absoluto capaces de competir solos con China, a la que por tanto tendra que enfrentarse directamente Estados Unidos.
Esta division del trabajo no es simplemente un proyecto, sino que lleva en marcha activamente mas de un año y ahora se esta acelerando. Esto se hace evidente no solo por las declaraciones cada vez mas belicosas de los lideres europeos (que, como buenos vasallos, se alinearon rapidamente con los designios estadounidenses), sino por una serie de acciones concretas y operativas, que van desde la incorporacion a la OTAN de paises historicamente neutrales como Suecia y Finlandia hasta el llamado Schengen militar, desde las inversiones en la adaptacion de las redes de comunicacion por carretera y hierro a las necesidades militares (especialmente en los paises del Este, que tienen un ancho de via diferente, como España y Portugal) hasta la adopcion explicita de un modelo industrial de «economia de guerra».
Sin embargo, para avanzar eficazmente hacia esta perspectiva, todavia son necesarios algunos pasos, no todos faciles. En primer lugar, debe lograrse una centralizacion del mando politico, es decir, una transferencia creciente de competencias y autoridad a organismos supranacionales, especialmente a la Comision Europea. La integracion/subordinacion de los ejercitos nacionales individuales a la OTAN ya existe de hecho, como demuestra la historia de los altos oficiales alemanes que planificaron intervenciones en la guerra de Ucrania, incluso en explicita disonancia con los gobiernos de turno.
Es evidente la necesidad de rearmar-reorganizar los ejercitos europeos, que en las condiciones actuales no durarian ni un mes en un posible conflicto con Rusia. Hoy en dia, el ejercito occidental mas fuerte de Europa es el ucraniano, en numero y en experiencia de combate, y esto lo dice todo. Al igual que es necesario reforzar la industria belica. Pero, sobre todo, dada la evidente reticencia de las poblaciones europeas a implicarse directamente en un conflicto, es necesario poner en marcha herramientas de control eficaces para evitar levantamientos pacifistas.
La cuestion crucial, evidentemente, no es tanto la de los efectivos, dado que en la actualidad las distintas fuerzas conjuntas de los paises europeos disponen de personal suficiente para desplegarse en un eventual frente oriental (aunque se extienda a lo largo de miles de kilometros, desde el Artico hasta el Mar Negro), como el hecho de que los paises europeos -todos ellos, no solo los situados en primera linea- se convertirian en objeto de ataques con misiles, sobre bases militares, asentamientos industriales, infraestructuras de comunicaciones estrategicas, etce´tera.
El modelo ucraniano, en resumen, significa que las ciudades en disputa a lo largo de la linea de contacto se convertiran en muchos Bajmuts y Avdeevkas, y detras de esa linea -con una profundidad cada vez mayor- habra una destruccion significativa y generalizada. El peligro real, de hecho, no es tanto el agitado coco nuclear (al que seria muy dificil recurrir en caso de conflicto en el teatro europeo), sino la devastacion sistematica y prolongada, mucho mas concreta, de una guerra de desgaste.
Esta perspectiva es muy concreta, y en la actualidad hay factores que por un lado aceleran su calendario (como la cada vez menor capacidad de resistencia de los ucranianos) o que lo ralentizan (como el conflicto en Oriente Medio), pero sigue teniendo un horizonte corto, quizas incluso de unos pocos años.
En una fase economica no especialmente floreciente y expansiva, y con perspectivas cada vez mas complicadas, Estados Unidos tambien corre el riesgo de encontrarse en una situacion similar a la de la URSS en visperas del colapso: un gasto militar gigantesco[2], que de alguna manera debe reducirse, racionalizarse, repartirse entre multiples economias (vease la presion sobre los europeos para que destinen el 2% del PIB a la OTAN).
Lo que, entre otras cosas, significa un replanteamiento de la exorbitante red de bases militares en el exterior, que en una fase de riqueza economica y supremacia tecnologica era funcional al control global del territorio, pero hoy ademas de ser una pesada carga financiera se ha transformado sobre todo en una extensa serie de objetivos posibles.
La capacidad de mantener una presencia militar global era un elemento fundamental de la hegemonia estadounidense, pero ahora que la capacidad de proyectar poder esta disminuyendo, Estados Unidos se vera obligado a renunciar a su influencia sobre diversas potencias regionales y a centrarse mas en los problemas internos.
Todo esto conduce estrategicamente de nuevo a una cuestion militarmente esencial. Desde la Segunda Guerra Mundial, el supuesto fundamental ha sido mantener la capacidad de dirigir y ganar dos guerras simultaneas en diferentes teatros. El llamado «constructor de las dos guerras» se mantuvo, sustancialmente sin cambios, durante unos sesenta años. Pero ya en 2018, con la publicacion de la Estrategia de Defensa Nacional (NDS) cuatrienal, el Pentagono adopto el concepto de «una guerra» o «una guerra y media»; entrando en una perspectiva de choque simetrico con potencias emergentes como Rusia y China, la idea de dos guerras se hizo insostenible.
Pero, una vez mas, el conflicto ucraniano (y en menor medida el palestino) han demostrado que, en ausencia de una supremacia tecnologica abrumadora -que Occidente ya no tiene-, una guerra entre iguales resulta terriblemente sangrienta y derrochadora y requiere una movilizacion considerable de recursos humanos.
Ademas, la politica agresiva de la administracion estadounidense en las ultimas decadas no solo no ha logrado dividir a los dos principales adversarios mundiales -Rusia y China-, sino que incluso les ha empujado a estrechar lazos y a formar esencialmente un bloque con otras dos potencias menores como Iran y Corea del Norte. En consecuencia, es necesario volver a la capacidad de sostener simultaneamente (al menos) dos conflictos de alta intensidad en distintos teatros, siguiendo el modelo de la Segunda Guerra Mundial.
Con una diferencia fundamental: las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japon) tenian una capacidad industrial limitada o escasa, y carecian esencialmente de fuentes de energia propias, mientras que Rusia y China tienen capacidades de produccion gigantescas y son muy ricas en energia y materiales en primer lugar. Por no mencionar el hecho de que la victoria en la guerra del 39/'45 tambien fue posible gracias a la enorme contribucion, sobre todo en terminos de tropa, de la Union Sovietica...
La estrategia global a largo plazo, por tanto, debe hacer frente a una serie de condiciones objetivas y subjetivas, que no dejan mucho margen de eleccion. Recientemente, Raphael Cohen[3], politologo de la RAND Corporation (un centro de investigacion muy influyente en el mundo militar estadounidense), propuso una tercera via: librar una guerra directamente y otra por delegacion. El lo llama el «modelo Ucrania».
Y esta bastante claro que, una vez mas, las condiciones objetivas determinan las orientaciones. Los miembros europeos de la OTAN se consideran suficientemente capaces al menos de contener a Rusia, enfrentandola en un conflicto prolongado en el teatro de operaciones europeo, mientras que los aliados de la ASEAN no serian en absoluto capaces de competir solos con China, a la que por tanto tendra que enfrentarse directamente Estados Unidos.
Esta division del trabajo no es simplemente un proyecto, sino que lleva en marcha activamente mas de un año y ahora se esta acelerando. Esto se hace evidente no solo por las declaraciones cada vez mas belicosas de los lideres europeos (que, como buenos vasallos, se alinearon rapidamente con los designios estadounidenses), sino por una serie de acciones concretas y operativas, que van desde la incorporacion a la OTAN de paises historicamente neutrales como Suecia y Finlandia hasta el llamado Schengen militar, desde las inversiones en la adaptacion de las redes de comunicacion por carretera y hierro a las necesidades militares (especialmente en los paises del Este, que tienen un ancho de via diferente, como España y Portugal) hasta la adopcion explicita de un modelo industrial de «economia de guerra».
Sin embargo, para avanzar eficazmente hacia esta perspectiva, todavia son necesarios algunos pasos, no todos faciles. En primer lugar, debe lograrse una centralizacion del mando politico, es decir, una transferencia creciente de competencias y autoridad a organismos supranacionales, especialmente a la Comision Europea. La integracion/subordinacion de los ejercitos nacionales individuales a la OTAN ya existe de hecho, como demuestra la historia de los altos oficiales alemanes que planificaron intervenciones en la guerra de Ucrania, incluso en explicita disonancia con los gobiernos de turno.
Es evidente la necesidad de rearmar-reorganizar los ejercitos europeos, que en las condiciones actuales no durarian ni un mes en un posible conflicto con Rusia. Hoy en dia, el ejercito occidental mas fuerte de Europa es el ucraniano, en numero y en experiencia de combate, y esto lo dice todo. Al igual que es necesario reforzar la industria belica. Pero, sobre todo, dada la evidente reticencia de las poblaciones europeas a implicarse directamente en un conflicto, es necesario poner en marcha herramientas de control eficaces para evitar levantamientos pacifistas.
La cuestion crucial, evidentemente, no es tanto la de los efectivos, dado que en la actualidad las distintas fuerzas conjuntas de los paises europeos disponen de personal suficiente para desplegarse en un eventual frente oriental (aunque se extienda a lo largo de miles de kilometros, desde el Artico hasta el Mar Negro), como el hecho de que los paises europeos -todos ellos, no solo los situados en primera linea- se convertirian en objeto de ataques con misiles, sobre bases militares, asentamientos industriales, infraestructuras de comunicaciones estrategicas, etce´tera.
El modelo ucraniano, en resumen, significa que las ciudades en disputa a lo largo de la linea de contacto se convertiran en muchos Bajmuts y Avdeevkas, y detras de esa linea -con una profundidad cada vez mayor- habra una destruccion significativa y generalizada. El peligro real, de hecho, no es tanto el agitado coco nuclear (al que seria muy dificil recurrir en caso de conflicto en el teatro europeo), sino la devastacion sistematica y prolongada, mucho mas concreta, de una guerra de desgaste.
Esta perspectiva es muy concreta, y en la actualidad hay factores que por un lado aceleran su calendario (como la cada vez menor capacidad de resistencia de los ucranianos) o que lo ralentizan (como el conflicto en Oriente Medio), pero sigue teniendo un horizonte corto, quizas incluso de unos pocos años.
Y es fundamental comprender que esta perspectiva es parte integrante de un plan estrategico desesperado, que EEUU considera absolutamente vital para mantener su papel de hegemoni´a mundial, y por el que esta´ dispuesto a sacrificar a sus vasallos; «cueste lo que cueste» (y la cita no es casual).
Se trata de una gran carrera contrarreloj, en la que Washington debe tratar de derrotar a sus adversarios antes de que se vuelvan demasiado fuertes para ser derrotados, lo que al mismo tiempo ahora es incapaz de hacer. Del mismo modo, como para nosotros los europeos no hay otra esperanza que una movilizacion popular masiva antes de que estalle la guerra, se trata de adquirir la conciencia necesaria de lo que esta en juego, mas rapidamente de lo que avanza la preparacion de la guerra misma.
Se trata de una gran carrera contrarreloj, en la que Washington debe tratar de derrotar a sus adversarios antes de que se vuelvan demasiado fuertes para ser derrotados, lo que al mismo tiempo ahora es incapaz de hacer. Del mismo modo, como para nosotros los europeos no hay otra esperanza que una movilizacion popular masiva antes de que estalle la guerra, se trata de adquirir la conciencia necesaria de lo que esta en juego, mas rapidamente de lo que avanza la preparacion de la guerra misma.
Es necesario que se alcance una masa critica en un par de años como maximo, de lo contrario corremos el grave riesgo de vernos desbordados, una vez mas, por los acontecimientos.
Fuente: https://enricotomaselli.substack.com/p/we-are-the-new-proxies
Notas
[1] «China y Rusia, las superpotencias de produccion industrial que podrian ganar una guerra», Ben Aris, Intellinews (https://www.intellinews.com/long-read-china-and-russia-the-industrial-production-superpowers-that-could-win-a-war-314926/?source=russia).
[2] El presupuesto de defensa de EE.UU. para el an~o fiscal 2024 asciende a 842.000 millones de dolares, es decir, alrededor del 3,1% del producto interior bruto.
[3] Citado en «EE.UU. se enfrenta a 4 amenazas pero solo esta equipado para una guerra, dicen los expertos», Asia Nikkei (https://asia.nikkei.com/Politics/Defense/U.S.-faces-4-threats-but-only-equipped-for-1-war-experts-say).
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias
Fuente: https://enricotomaselli.substack.com/p/we-are-the-new-proxies
Notas
[1] «China y Rusia, las superpotencias de produccion industrial que podrian ganar una guerra», Ben Aris, Intellinews (https://www.intellinews.com/long-read-china-and-russia-the-industrial-production-superpowers-that-could-win-a-war-314926/?source=russia).
[2] El presupuesto de defensa de EE.UU. para el an~o fiscal 2024 asciende a 842.000 millones de dolares, es decir, alrededor del 3,1% del producto interior bruto.
[3] Citado en «EE.UU. se enfrenta a 4 amenazas pero solo esta equipado para una guerra, dicen los expertos», Asia Nikkei (https://asia.nikkei.com/Politics/Defense/U.S.-faces-4-threats-but-only-equipped-for-1-war-experts-say).
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias