8 oct 2014

México: salvó la vida y vió a sus compañeros antes de ser desaparecidos

MARGENA DE LA O / LA JORNADA –

 El Chicharrón, como le apodaban sus compañeros de la normal rural de Ayotzinapa a Saúl Bruno García, es el último en bajar del tercer autobús marcado por el destino. Un estudiante normalista de primer año que vio, escuchó y vivió los hechos para contarlo, con su narración reconstruyó la noche y madrugada violenta del 26 y 27 de septiembre en Iguala.

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Bruno García es uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa cuya fotografía boletinó la Fiscalía General de Justicia en Guerrero como desaparecido de las horas oscuras en Iguala.
El normalista que narra la secuencia de hechos recuerda a Saúl con sudadera negra con rojo bajando con las manos entrelazadas en la nuca, mientras un policía municipal lo encañonaba. El resto de los normalista de ese camión, permanecía boca abajo en el suelo del estacionamiento de la tienda de autoservicios Aurrera, de calle Juan Álvarez.
En la narración, dice que antes de las 8:30 salió de la terminal un autobús Estrella de Oro, más tarde lo hicieron otros tres, dos Costa Line y otro Estrella de Oro. Dos cuadras después los policías les empiezan a disparar, y en Mina, la siguiente cuadra, aparecen dos patrullas de donde les disparan; en Matamoros salen otras dos y siguen disparando. Se bajaron todos porque creyeron que eran disparos al aire pero confirman que eran dirigidos sobre las paredes de los autobuses y cuando se dan cuenta de eso, suben nuevamente y en el camino sobre Galeana van a dar al periférico. Cuando intenta regresar a su camión, el último de la fila, el chofer le cierra la puerta y tiene que buscar cobijo en el que va adelante. Eso le salvaría la vida.
Los tres autobuses frenan en la calle Juan Álvarez, continuidad de Galeana, al desembocar en Periférico Norte, porque una patrulla de la Policía Municipal atravesada los frenó. En sus cálculos de tiempo, reafirmado por otras versiones, para ese momento la manecilla del reloj pudo dar entre 9 y 9:30 de la noche.La línea recta de Galeana a Periférico Norte les llevó más de una hora. En días normales, hasta con el tráfico, se cruza entre 15 y 20 minutos. El normalista recuerda que en el camino dos veces patrullas de policías les dispararon, les siguieron toda la calle Alvarez, les bloquearon y esperaron en Periférico Norte, siempre entre balazos, que dejaron algunos de los 24 heridos de esas horas.
Los tres autobuses frenan, y los normalista se bajan. Aldo Gutiérrez Solano y quien reconstruye los hechos para este texto empujaban la patrulla atravesada, y una bala atravesó el cráneo del primero de los dos estudiantes, actualmente en estado de coma en el hospital general de Iguala.
Los policías mantuvieron la balacera a ritmo calmado, sin prisa, al grado de que se daban el tiempo de recoger los casquillos que percutían. “¡Por qué los levantan, cabrones!”, les reprochó el normalista fuente. Uno de los uniformados ríe burlonamente y lo ignora.
Después de ver caer a Gutiérrez Solano herido, corre hacia atrás, sobre calle Álvarez, y ve que sus compañeros del tercer autobús están en el piso del estacionamiento de la tienda de autoservicios, sometidos. A Saúl Bruno García, el último en bajar, uno de los policías que los siguieron, lo empuja a la misma posición del resto y después lo suben a las patrullas.
Es común que los estudiantes en Ayotzinapa se asignen apodos y sean conocidos más por ellos que por suma propios nombres.
TlaxcalitaAmilcingoTuntún, Chabelo, Pilas, Coreano, Comelón, Cochi, El Chicharrón… y a 34 normalistas más los policías les suben a las patrullas estacionadas en calle Juan Alvarez, cerca de Aurrera, y se los llevan de allí.
El normalista que reconstruye los hechos sube al autobús de donde bajaron a sus compañeros en ese momento arriba de las patrullas en movimiento, y ve en el pasillo un charco de sangre. La sangre salió de brazo de Fernando Marín Benítez, conocido como El Carrilla, una bala le perforó durante la persecución; es uno de los 24 heridos. A su juicio, El Carrilla también tuvo suerte de no correr el mismo destino de los 43 normalistas de ese autobús: los policías municipales los llevaron al hospital general. “A todos los heridos los policías sí los llevaron a hospitales. Quienes no estaban heridos son los desaparecidos”, comenta con expresión de no comprender la paradoja.
Cadenas nacionales e internacionales desde esta mañana reproducen el vídeo que mostró la Fiscalía General de Justicia del momento en que dos camionetas-patrullas de la Policía Municipal van a toda velocidad sobre periférico, una de ella con jóvenes en la caja. “El reloj marca las 23:19 horas del 26 de septiembre. La vía luce sola. Entre la luz amarillenta irrumpe las patrullas… el vídeo es una de las pruebas fundamentales para demostrar que los policías municipales detuvieron a los estudiantes”, es la voz en off de una nota de televisión sobre el vídeo.