11 dic 2014

La venas siguen abiertas

Descubren vuelos secretos de tráfico de oro desde Bolivia hacia Miami

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ojo-publico.com – Eran los primeros días del verano pasado cuando la noticia se propagó desde la zona de carga del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima. Los aduaneros habían revisado los manifiestos de las aerolíneas que aterrizaban en la capital y observaron un material poco frecuente en los cargamentos de los vuelos procedentes de Bolivia. Pese a todo, los casos se mantuvieron en secreto hasta que los efectivos descubrieron el contenido de la mercadería en calidad de transbordo: kilos de oro en barras. Tras la sorpresa inicial, la información fue remitida confidencialmente a la sede de Aduanas en el Callao y su oficina de inteligencia empezó a analizar las cifras de exportaciones de metal entre Lima y La Paz en los últimos años.
Fue entonces que las alarmas se encendieron.
La etapa final de una investigación periodística –iniciada el 2012 para descubrir la cadena de extracción, comercialización y exportación de oro ilegal peruano a Estados Unidos, Europa y Asia- descubre hoy el ‘puente aéreo’ creado por exportadoras de Bolivia para transportar toneladas de metal de origen sospechoso al nuevo destino comercial del metal sudamericano: las refinerías de Miami. El oro, ingresado como contrabando y acopiado por las compañías de La Paz, fue extraído de los centros de la minería ilegal de Madre de Dios, Puno y otras regiones del sur en los últimos meses.
OjoPúblico estableció que un grupo de aerolíneas provenientes de Bolivia ingresó un cargamento de 35 toneladas de oro, en barras de presunto origen ilícito, por el aeropuerto Jorge Chávez. Los informes aduaneros del caso confirman que estos envíos –valorizados en cientos de millones de dólares en el mercado internacional– arribaron como transbordo oficial dentro de las decenas de vuelos comerciales que partieron desde el terminal aéreo de El Alto (La Paz).
La historia secreta de estos vuelos empezó en febrero del 2014 cuando los agentes que operan en el Jorge Chávez, acostumbrados a detectar el ingreso clandestino de cocaína o de millones de dólares en efectivo, centraron su atención en la trayectoria de las aerolíneas bolivianas que aterrizaban en Lima. Al efectuar las revisiones de rutina, los efectivos descubrieron decenas de barras de oro en sacos de yute y cajas de cartón y plástico consignados en los documentos de bodega de los vuelos que llegaban desde el principal aeropuerto de Bolivia.
Entre el 2011 y el 2013 apenas habían registrado una tonelada de metal procedente de ese país, de paso por Lima. Sin embargo, entre febrero y octubre de este año, contabilizaron la cifra récord de 35 toneladas de oro ingresadas de esta forma al Perú, un volumen equivalente a la producción de Bolivia en los últimos cuatro años. Solo en julio los vuelos alcanzaron el pico con 5,2 toneladas en barras. Pese a las sospechas que despertaba la carga, los agentes no pudieron intervenirla porque las mercancías en régimen de transbordo no están sujetas a reconocimiento físico.
COMPAÑÍAS FANTASMAS
¿Pero quiénes estaban detrás de estos envíos? OjoPúblico ha identificado al grupo de 21 compañías bolivianas dueñas de las 35 toneladas de oro enviadas a Lima. Las exportadoras con sede en La Paz que encabezan esta lista de perfil de riesgo son: Royal Gold (envió 6,8 toneladas en calidad de transbordo), Sthepany Ribera Herrera (5,9 toneladas), Auribol (3.8 toneladas), Yellow Tree (2,6 toneladas), Ronal Saavedra Orosco (1.8 toneladas), Orbol (1.5), Doral Manufactur Import Expor (1,3 toneladas) y BRG Export Import (1 tonelada), entre otras. Los nombres propios de esta lista corresponden a la forma en que dichas empresas han sido registradas.
Estos millonarios cargamentos, luego de su escala en Lima,  fueron despachados a las refinerías estadounidenses Atomic Gold Inc, Republic Metals Corporation, World Precious Metals, NTR Metals y Kaloti Metals & Logistics. Las operaciones de algunas de estas compañías están en la mira de la Unidad de Inteligencia Financiera, la Sunat y además figuran en los expedientes de la Procuraduría de Lavado de Dinero por sus negocios con los comercializadores de metal ilegal de Madre de Dios y Puno.
Las autoridades de La Paz –según información entregada a Aduanas de Lima- iniciaron investigaciones contra casi todas las exportadoras bolivianas por defraudación tributaria y por no pagar las regalías correspondientes por la extracción de oro. Las pesquisas también surgieron porque varias de estas firmas habían declarado datos falsos al servicio de comercialización minera de dicho país.
Algunas de ellas, por ejemplo, habían sido inscritas en los registros tributarios como empresas de venta y reparación de autos. Además, son consideradas compañías fantasmas por declarar direcciones inexactas y porque de la noche a la mañana pasaron a exportar toneladas de metal pese a haber sido creadas por personas naturales sin vínculo conocido con el negocio aurífero.
En la lista de compañías que han realizado estos transbordos en Lima también figura una de las principales joyerías industriales de Bolivia y de Sudamérica, Exportadores Bolivianos (Exbol), que en los últimos tres años multiplicó sus envíos a Estados Unidos. Este es un caso especial ya que Exbol despachó solo este año más de 6 toneladas de oro. Sin embargo, ellos no enviaron barras de metal, como ocurre con el resto de empresas sospechosas, sino joyas de oro. Aduanas de Sunat ya solicitó información a su par boliviana para establecer la procedencia exacta del metal en poder de estas exportadoras.
La historia inédita del ‘puente aéreo’ del oro fue reportado en los últimos meses al departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a la Agencia Antidrogas de dicho país (DEA) y a la Aduana Nacional de Bolivia. El llamado Homeland Security norteamericano ya había mostrado gran interés en las visitas a Lima de los directores de las mayores refinerías de Miami: Awni Kaloti, director de Kaloti Metals & Logistics, y Samer Barrage, vicepresidente de ventas para Latinoamérica y el Caribe de NTR Metals. Ambos llegaron a inicios de este año para recuperar el oro intervenido por Aduanas a un grupo de exportadoras limeñas que no lograron justificar la procedencia legal del metal, pero a las que les habían pagado por adelantado.
La DEA –que sigue la pista de la cocaína que recogen avionetas bolivianas en la selva peruana- se ha mostrado interesada en identificar a los acopiadores de La Paz que vienen pagando millonarias sumas de dinero en efectivo por el oro extraído en la Amazonía, el altiplano y la costa. OjoPúblico, con el objetivo de confirmar esta ruta, analizó los reportes migratorios de los nacionales detenidos en los últimos dos años mientras transportaban dinero clandestino por los aeropuertos de Lima, Juliaca y Puerto Maldonado y halló que casi todos -dueños de concesiones mineras o acopiadores de metal- se desplazan frecuentemente a Bolivia ya sea por la frontera terrestre o por vía aérea.
CONEXIÓN EN LA PAZ
El origen de esta versión aurífera del ‘puente aéreo’ de la cocaína entre Perú y Bolivia se remonta a febrero pasado, poco después de que agentes aduaneros ejecutaran una operación sin precedentes en la empresa Talma del Callao para incautar una tonelada de oro. Esta valiosa carga iba a ser enviada a Estados Unidos y Europa por un grupo de compañías de fachada vinculadas a acopiadores de la minería ilegal. Las autoridades estiman que luego de este decomiso y de los juicios por lavado de dinero que se originaron en Lima, los comercializadores nacionales de metal sospechoso empezaron a desviar sus cargamentos a Bolivia.
Aquella confiscación aduanera remeció el mercado internacional del metal en Sudamérica. Inteligencia policial estableció meses después que el oro extraído del sur del Perú empezó a salir como contrabando por la frontera de Puno (Desaguadero y Tilali, cerca del lago Titicaca, y la localidad minera de La Rinconada y Suches) y Madre de Dios (en la ruta que lleva a la ciudad de Cobija, en la Amazonía boliviana). En un primer tramo era transportado por vía terrestre hasta la capital de ese país, y luego exportado por vía aérea hasta Miami. Al mismo tiempo se detectó un intenso tráfico de dinero en efectivo en La Paz a cargo de comercializadores de oro llegados de Cusco, Juliaca y Puerto Maldonado.
El desvío del metal a Bolivia coincidió con el fin de la época de bonanza de las compañías fantasmas creadas en Lima hasta el 2013 para enviar oro a refinerías de Suiza, Estados Unidos, Italia, India y Emiratos Árabes Unidos. OjoPúblicoconfirmó que actualmente hay 22 exportadoras investigadas por lavado de activos de la minería ilegal que repentinamente han desaparecido del mapa. En la mayoría de casos se ha detectado que los propietarios de estas compañías solo eran testaferros de ejecutivos extranjeros, abogados de compañías registradas en paraísos fiscales o representantes de refinerías estadounidenses en proceso de identificación.
La misma suerte han corrido Universal Metal Trading, que tenía como directivo a un ex alto funcionario del Ministerio de Energía y Minas del Perú; E&M Company, gerenciada por el contador de la otrora mayor productora de oro de Huepetuhe, Gregoria Casas; AS Perú, Oro Fino, Los Poderosos y Royal Gold, investigadas por sus millonarias operaciones en Madre de Dios; Minerales Rivero y Minerals Gold MPP, allegadas al polémico empresario Peter Ferrari y asesoradas en su momento por la mafia de Rodolfo Orellana; y el grupo Darsahn, Axbridge Gold y Oxford Gold, relacionadas a un paraíso fiscal del Reino Unido en el Caribe, entre otras.
Todas ellas controlaron el mercado peruano de exportación de oro sospechoso en el último lustro. Hoy el dominio parece estar en manos de las compañías de La Paz gracias al ‘puente aéreo’ con la refinerías de Estados Unidos. Las 35 toneladas de oro enviadas este año a través de Lima representan nada menos que 37 mil veces la cantidad que siguió esta misma ruta en el 2013. También equivalen a cinco veces la exportación de este metal de Bolivia al año y la tercera parte de la producción total de Brasil. “Hemos inundado de oro La Paz”, dice un alto funcionario de la Sunat. “Casi literalmente”.
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