23 may 2015

Bush: ¿y el petróleo?

Paul Krugman en The New York Times

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SALVADOR GONZALEZ BRICEÑO – “¡Sorpresa!”. “Nos metimos a la guerra”, por la única razón de que George W. Bush quería la guerra. Dichos increíbles del Nobel de economía Paul Krugman, en su última columna de The New York Times. El asunto viene a colación, dice, porque Jeb Bush —¡otro de la familia Bush!— ha puesto de nuevo el tema sobre la mesa para la discusión en su propia carrera hacia la Casa Blanca.
Ir a la guerra no fue un error inocente, sino un crimen, sostiene. La administración Bush inventó pretextos para ir a invadir Irak. ¿Por qué?, se pregunta Krugman. Por el simple hecho de que quería ir a una guerra, y para ello se valió también de personas “involucradas directamente en inventar falsas razones para ir a la guerra”.
Y porque a más de una década, es evidente la falsedad de los argumentos cambiados constantemente, para ir a la invasión de Irak, que Hussein poseía armas de destrucción masiva. Presuntamente hasta las agencias de inteligencia reconocían la “presión intensa para justificar la guerra”. De igual manera, asegura Krugman, resulta incierto el pretexto de que Irak pudo ser responsable del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001.
Fue Donald Rumsfeld, el titular de defensa, quien se empeñó en hacer la guerra a un régimen que no tuvo nada que ver con el ataque terrorista (con información de “un asistente de Rumsfeld”). Y a la cuestión de por qué Bush quiso ir a la guerra, Krugman plantea respuestas varias: tal vez Bush quiso aumentar la influencia y el poder de Estados Unidos en el mundo; quizá porque el presidente republicano quiso reforzar al partido republicano en el interior del país; o existe la posibilidad de que la guerra fuera un “proyecto piloto” para preparar una serie de cambios de régimen en otros países. Sea como sea, la guerra en Irak constituyó más que un “error inocente”, un crimen.
Pero según un documento de 96 páginas desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el marzo 2015 por el gobierno estadounidense, la justificación de la invasión de Irak fue una “gran mentira”. La administración Bush distorsionó datos esenciales del informe para convencer a los estadounidenses de la invasión en 2003. Y el documento duda de la presunta relación entre Sadam Husein y Al Qaeda sobre la posibilidad de las armas de destrucción masiva.
La agencia de inteligencia indicó que “si bien era muy posible que el régimen de Sadam Hussein estuviera desarrollando programas de armamento nucleares, químicos y biológicos contraviniendo las sanciones de Naciones Unidas, “no se han podido detectar porciones de estos programas”. Más aún.
“Irak todavía no tiene capacidad para crear un arma nuclear, pero podría contar con ella para 2007 o 2009”, según el documento de fecha 2002, y que no puede determinar si Sadam sería capaz de emplear esa clase de armamento, implicarse en actos terroristas en suelo estadounidense o, movido por la desesperación, compartir material químico o nuclear con Al Qaeda.
“El documento en cuestión es una Estimación de Inteligencia Nacional, que pretende dar una valoración general del nivel de peligrosidad que representaba Irak tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
“El informe fue divulgado por vez primera en 2004, pero estaba tan censurado que se hacía imposible extraer nada en claro. Esta nueva versión, emitida a petición del bloguero especializado en seguridad John Greenewald, descubre porciones adicionales sobre el supuesto programa de armas nucleares de Husein.”
Con una salvedad de ambas versiones, altamente criticables: ni Krugman ni el reporte de la CIA refieren la verdadera causa de la invasión a Irak: la apropiación de las reservas de petróleo y la puesta a prueba de la alta cooperación de la iniciativa privada en el tema por los altos beneficios que depararía el control de los pozos petroleros, todo pagado por el nuevo gobierno iraquí. De la CIA se entiende, pero no del Nobel columnista del The New York Times. Así se diga a sí mismo “águila solitaria”, porque fue de los pocos que hablaron en contra de la invasión a Irak por parte de la administración Bush.
Lo cierto es que todo fue un ardid de “falsa bandera”, incluido el 11/S, o el 9/11, con el pretexto siempre de apoderarse del energético y cazar a Sadam Hussein, juzgarlo por crímenes del pasado, por poseer armas de destrucción masiva y sus presuntos nexos con el grupo terrorista Al Qaeda.
Incluso “la supuesta cooperación de Husein con el régimen talibán y Al Qaeda en Afganistán, el documento señala que uno de los principales “fuentes” de los servicios de inteligencia, Ibn Shaii Al Libi, declaró en un momento que ‘Irak nunca envió sustancias químicas, biológicas o nucleares a Al Qaeda’ en el país centroasiático. Al Libi se suicidó en Libia en 2009, en extrañas circunstancias, solo un mes después de reunirse con investigadores sobre Derechos Humanos”. (http://www.infolibre.es/noticias/mundo/2015/03/21/la_cia_desclasifica_documento_que_justifico_invasion_irak_amenaza_sadam_hussein_era_una_gran_mentira_30181_1022.html).
Solo la prensa estadounidense manipuló para alentar un patriotismo ramplón entre su pueblo, muy útil al momento del envío de soldados sin mayores cuestionamientos, para exigir al Congreso estadounidense que avalara los millonarios montos para la guerra, y poder amenazar desde luego a cualquier país con esa psicosis desbordada de que o estás conmigo en esto del combate al terrorismo o estás contra mí.
EU cambió muchas cosas con esa guerra, sobre todo para restarle derechos al pueblo estadounidense y, para el relanzamiento de una nueva política de seguridad nacional también. Lo que no se puede creer es que, pensadores como Paul Krugman camuflen tan bien las cosas siguiendo al corolario de toda la prensa de derecha o neocon, y siquiera intentan reflejar toda la verdad. Ya decíamos, la no mención del petróleo.
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