Pablo García - Bruselas 11/11/2015
Los acreedores insisten la urgencia de negociar la deuda con Grecia. EFE
Euclides Tsakalotos, el ministro de Finanzas griego que sustituyó a Yanis Varufakis, asegura que las instituciones están haciendo lo posible por retrasar el pago del último tramo del primer rescate (de 2.000 millones) y el desbloqueo de la cuantía necesaria para recapitalizar los bancos (10.000 millones) porque no quieren discutir sobre una quita de la deuda antes de las elecciones legislativas en España, el 20-D.
El ministro ha dado la cara por lo que llevaba siendo un rumor insistente en los pasillos de Bruselas en las últimas semanas y es que los griegos aseguran que desde la troika no se quiere perjudicar al actual partido en el Gobierno, PP, frente a opciones como Podemos.Sin embargo, parece que el calendario oficial sí hará converger la negociación sobre la deuda helena con las elecciones generales en España, según confirman en las instituciones. Portavoces del Mecanismo de Estabilidad (Mede), el conocido como fondo de rescate que presta a los países de la zona del euro con desequilibrios financieros, asumen las tres semanas de retraso y entienden las críticas de Grecia. “En principio y si no hay más demoras, se empezará a discutir sobre la deuda en diciembre tras la primera revisión de las reformas adoptadas y con el FMI, que debe hacer su valoración propia”.
“[El presidente del Mede, Klaus] Regling dijo en su día que la deuda pública se abordaría con la primera revisión. Y así se hará. Queda todo el mes de noviembre y diciembre parece la fecha más indicada”, confirman en el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
Del lado griego se insiste cada vez más que las instituciones no quieren dar argumentos a la formación de Pablo Iglesias o a otros partidos antiausteridad con los que Syriza está políticamente hermanada. Los dirigentes izquierdistas helenos creen que ya han aplicado demasiada austeridad a cambio de nada desde julio. Pero las caras sonrientes de los representantes de las instituciones, como en la rueda de prensa cargada de bromas que brindaron Jeroen Dijsselbloem y el comisario Pierre Moscovici a la salida del Eurogrupo. Nada que ver con lo sucedido cuatro meses atrás, cuando parecía que se rompía el euro.
Oficialmente todo va bien y la mayor parte de los 26.000 millones del primer tramo del rescate ha sido ya entregada; queda un tramo algo superior a 2.000 millones -que Atenas necesita para atajar cuanto antes las deudas pendientes- además de los 10.000 millones de fondos europeos para cubrir los agujeros de la banca griega (necesita algo más de 14.400). Después, la bendición de las autoridades y discutir sobre un posible "alivio" a la deuda pública. Es el retraso de este último punto lo que empieza a irritar al equipo de Tsipras.
El arma de la Troika ha sido discrepar sobre la renovación de una ley que ni siquiera promulgó Syriza sino la derechista Nueva Democracia ante la dramática crisis que se cernía sobre los hogares griegos: la protección de los desahucios de las primeras viviendas de menos de 200.000 euros en las que no se puede perder la casa. Las instituciones quieren reducir ese umbral protector a 120.000 euros porque, señaló Moscovici este lunes, “puede haber un gran número de personas que abusen de esta medida” debido al desplome real de los precios de la vivienda. Cuando un periodista británico le preguntó si la Comisión tiene alguna estimación de ciudadanos que se aprovechan de esa ley, el comisario francés se salió por la tangente.
La solución a este desacuerdo la avanzan asesores del Gobierno griego: “Una cifra intermedia entre 120.000 y 200.000 euros”. “No nos preocupa ceder en estos puntos un poco, sino que se retrase todavía más la negociación sobre la deuda pública”, dicen los negociadores helenos, que creen que los retrasos se deben a “excusas” con el retrovisor puesto en España. Las instituciones piden igualmente subir los impuestos a la educación privada.
En el Mede descartan cualquier recorte nominal o quita y apuestan por otras fórmulas, como la extensión de los vencimientos o un aplazamiento en los tipos de interés. La Comisión rechaza comentar cualquier negociación ulterior como la discusión sobre la deuda griega sin haberse completado la primera fase. En Grecia, el Gobierno necesita hacer ver a los suyos que los terribles seis meses iniciales de negociaciones sirvieron para algo.
El arma de la Troika ha sido discrepar sobre la renovación de una ley que ni siquiera promulgó Syriza sino la derechista Nueva Democracia ante la dramática crisis que se cernía sobre los hogares griegos: la protección de los desahucios de las primeras viviendas de menos de 200.000 euros en las que no se puede perder la casa. Las instituciones quieren reducir ese umbral protector a 120.000 euros porque, señaló Moscovici este lunes, “puede haber un gran número de personas que abusen de esta medida” debido al desplome real de los precios de la vivienda. Cuando un periodista británico le preguntó si la Comisión tiene alguna estimación de ciudadanos que se aprovechan de esa ley, el comisario francés se salió por la tangente.
La solución a este desacuerdo la avanzan asesores del Gobierno griego: “Una cifra intermedia entre 120.000 y 200.000 euros”. “No nos preocupa ceder en estos puntos un poco, sino que se retrase todavía más la negociación sobre la deuda pública”, dicen los negociadores helenos, que creen que los retrasos se deben a “excusas” con el retrovisor puesto en España. Las instituciones piden igualmente subir los impuestos a la educación privada.
En el Mede descartan cualquier recorte nominal o quita y apuestan por otras fórmulas, como la extensión de los vencimientos o un aplazamiento en los tipos de interés. La Comisión rechaza comentar cualquier negociación ulterior como la discusión sobre la deuda griega sin haberse completado la primera fase. En Grecia, el Gobierno necesita hacer ver a los suyos que los terribles seis meses iniciales de negociaciones sirvieron para algo.