Por Camilo Rengifo Marín
NODAL, 19 febrero, 2019
NODAL, 19 febrero, 2019
Muchos analistas coinciden en que el tema de Venezuela acaparó toda la agenda del presidente colombiano Iván Duque en su visita a Donald Trump, pero el narcotráfico seguirá siendo de gran importancia en la relación bilateral, mientras el mandatario debe decidir si asume la suerte de ariete contra Nicaragua, Cuba y Venezuela que le encomendó Washington.
Más allá de las burlas y críticas al vestido que la esposa de Duque lució en la visita a Trump, antes de regresar a Bogotá el mandatario colombiano ya cumplió el primer mandato de Trump: Durante una sesión sesión del Consejo Permanente de la OEA, este viernes, Duque pidió a sus miembros que afiancen el “cerco diplomático” contra Nicolás Maduro y se “invite” a las Fuerzas Armadas a jurar lealtad al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
Seguramente Duque, débil en lo interno, con baja credibilidad, y con la amenaza de que el Partido de U (del expresidente Juan Manuel Santos) se desligue del frente oficialista en el Congreso, regrese con una serie de compromisos adquiridos.
Entre ello, una postura aún más dura frente a la lucha contra el narcotráfico (más fumigaciones y más extradiciones), un item que desde sectores oficiales y de la prensa hegemónica fue invisibilizado, obviando la obsesión de Trump por el tema de los opioides y el aumento en los últimos dos años del consumo de cocaína.
Desde el de César Gaviria en adelante, los gobiernos colombianos intentaron desnarcotizar la relación con EEUU, pero los hechos fácticos llevan tarde o temprano a narcotizarla. Desde la amenaza de Trump -en septiembre de 2017- de que eventualmente volvería a descertificar a Colombia, los datos oficiales estadounidenses indican el aumento sostenido de las áreas cultivadas y una mayor cantidad de cocaína proveniente de Colombia entrando en los EEUU.
Un informe de 2018 del Departamento del Tesoro que indica que se lavan entre 5.000 y 10.000 millones de dólares al año, que vuelven a las mafias en Colombia
Para Trump, el tema de las drogas sigue siendo central para su estrategia hacia Colombia y la región y con la situación de Venezuela, el valor estratégico de Colombia hoy se ha incrementado notablemente para EEUU, que ha creado un nuevo enemigo, “el eje de la tiranía” (Cuba, Nicaragua, Venezuela). Y el único país latinoamericano que tiene problemas con los tres países, es Colombia.
Para Washington, Colombia tiene hoy un valor importante porque puede ayudar a presionar y aislar a Venezuela, a aumentar la crítica contra Cuba y tener una actitud más agresiva respecto a Nicaragua, en un año n el que se espera un nuevo fallo sobre el problema límitrofe que mantienen ambos países. La pregunta es si Colombia sabrá hacer respetar sus intereses nacionales o se someterá directamente a los mandados de Washington.
Trump quiere comprometer a Duque en una política de aislamiento a estos tres países, por lo que, seguramente, en los próximos meses varios jerarcas diplomáticos y militares visitarán Colombia, un país al que no le conviene mantener relaciones tensas con tres de sus vecinos. Duque como presidente electo viajó a EEUU y visitó al Comando Sur en Miami: ningún presidente latinoamericano lo había hecho jamás.
Para los analistas, Washington va a extraer varias concesiones de la visita de Duque en momentos que necesita desplazar la presencia de China en la región: más dureza frente al tema del narcotráfico, aplicación de una política de fumigación más masiva, el compromiso con nuevas cuotas de erradicación de cultivos, una mayor extradición de colombianos a EEUU.
Duque insistió en Washington en que la asistencia antinarcóticos no descienda, que demócratas y republicanos apoyen esa asistencia, imprescindible para apoyar su gobierno, en medio de una grave crisis económica, social y de corrupción. Cada vez que un presidente colombiano viaja a Washington, habla con representantes de los dos partidos, porque saben que la asistencia a Colombia en el Congreso pasa por el voto compartido de republicanos y demócratas.
A Trump no le interesa la paz
Para Trump la implementación de la paz en Colombia es poco relevante, sobre todo de cara a las elecciones de 2020. Los votos en el estado de Florida, por ejemplo, la dureza frente a Venezuela y frente a la guerrilla son temas que Trump estimulará para mostrar que es duro y fuerte, en busca de los votos de colombianos y venezolanos radicados en el sur estadounidense. La paz no le redituará votos.
Con Barack Obama no solo hubo interés, sino un apoyo decisivo al proceso de paz con las FARC, con un representante especial en la Habana respaldándolo. También le dio tiempo a Colombia para que, como resultado del proceso de paz, se redujeran los cultivos ilícitos, que hubiera mayor presencia del Estado, mayores reformas del Estado en el campo que permitieran el florecimiento de una economía legal.
Pero nada de eso está en la agenda de Trump hacia Colombia. Desconfía de la paz, no le interesan las negociaciones con el ELN, está obnubilado por la lucha contra el terrorismo, está mucho más preocupado por el avance de los cultivos ilícitos, señala el académico argentino-colombiano Juan Gabriel Tokatlian.
El analista señala que el tema de una posible intervención militar en Venezuela, donde hay mucha más guerra sicológica que aprestos intervencionistas no está en la agenda efectiva de acción de Trump, al menos por el momento. “Y no creo que Colombia se preste. No creo que los militares quieran, no creo que su sociedad civil quiera y no creo que los partidos políticos quieran embarcarse en esa aventura si llegara a suceder”, añade.
Colombia no puede caer en la tentación de subordinar su política exterior a la de Washington. Tiene que saber que en unos temas va a coincidir y en otras no. Y la fortaleza de un país muchas veces reside en eso, recuerda Tokatlian.
Esa actitud de mayor dureza contra el narcotráfico, que en 35 años ha demostrado ser un fracaso continuado, está en el interés de Colombia. ¿Está en su interés convertirse en una suerte de quinta columna permanente contra Venezuela, ser el vocero de una política dura hacia Cuba, tener una política cada vez más crítica hacia Nicaragua?
Colombia tiene una situación interna por demás frágil. El proceso de paz y el posconflicto no avanzan o lo hacen a cuentagotas. La economía está en retroceso en un país done decenas de activistas sociales, la mayoría campesinos, han sido asesinados en los pocos meses del gobierno de Duque, en una guerra interna no declarada, donde paramilitares y fuerzas de seguridad siguen accionando con total impunidad. La corrupción alcanzó hasta al Fiscal General.
La historia reciente de Colombia muestra que todos los gobiernos colombianos intentaron vanamente desnarcotizar la relación con EEUU. Quizá alguien le pueda recordar que al inexperiente presidente que su deber es defender los intereses de su país y no sólo tratar de complacer al gobierno de EEUU, en busca de otro puñado de dólares.
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Estrategia
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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