Por Boaventura de Sousa Santos *
10 de julio de 2017 ·
10 de julio de 2017 ·
Estamos en 1913, en el centro de la vida cultural y política de Europa, un centro que pasa fundamentalmente por Viena, Berlín, Praga, París, Munich y, a lo lejos, Londres. Las élites culturales alimentan incesantemente su ilustración en los periódicos, folletines y saraos literarios, en las galerías de arte, los conciertos, las tertulias de café. Están febrilmente al corriente de la actualidad cultural y artística y siguen con cierta distancia la actualidad política, mucho menos excitante.