Las 400 personas más ricas del mundo vieron crecer mucho más sus fortunas en el 2014 al incrementarlas en 92 000 millones de dólares, con lo cual su valor colectivo alcanzó 4,1 billones de dólares.
Tales cifras publicadas por la compañía estadounidente Bloomberg, reafirman que la masiva concentración de los recursos económicos en pocas manos abre una brecha en detrimento de la mayoría, algo en lo que coinciden analistas, economistas, dirigentes políticos, sociales, religiosos e instituciones civiles.
Otros datos recientes apuntan que 85 individuos acumulan tanta riqueza como los 3 570 millones de personas que forman la mitad más pobre de la población mundial, o que la mitad de la riqueza está en manos de apenas el uno por ciento de todo el mundo.
Eso sin contar, advierte un informe de la organización no gubernamental Oxfam Intermón, que una considerable cantidad de esa riqueza se oculta en paraísos fiscales, por lo que considera que para luchar contra la pobreza es básico combatir la desigualdad.
En las estadísticas de Bloomberg entre los que experimentaron el mayor crecimiento de la riqueza están Jack Ma, cofundador de la empresa de comercio electrónico más grande de China, Alibaba, y los empresarios estadounidenses Warren Buffett y Mark Zuckerberg, este último director ejecutivo de Facebook.
La lista mantiene al creador de Microsoft, Bill Gates, como la persona más rica del mundo al añadir el pasado año 9 100 millones de dólares a su fortuna, que ahora alcanza los 87 600 millones.
Desde el 2008 (año en que estalló la crisis económica mundial) el número de multi millonarios en el mundo pasó de 793 a 1 645 censados en el 2014, de acuerdo con Oxfam Intermón, fenómeno que atribuye a la tibieza en la presión fiscal a los ricos, los recortes sociales o el rescate de la banca con fondos públicos.
Para esa organización también influyeron la desregulación y opacidad financiera, los paraísos fiscales, la reducción de impuestos a las rentas más altas o los recortes de gastos en servicios e inversiones públicas.
Sus analistas llaman la atención en el caso de España, donde las tremendas presiones de los mercados financieros impulsaron drásticas medidas de austeridad que aun golpean a las clases baja y media, mientras los grandes inversores se aprovechan de los planes de rescate públicos.
Tales ejemplos reflejan una realidad tan visible al crecer con ella la conciencia pública del aumento de ese poder financiero.
En su informe Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas, Oxfam Intermón advierte que ese incremento de la desigualdad podría causar un retroceso de décadas en la lucha contra la pobreza.
El documento muestra la magnitud del problema de la desigualdad económica extrema y revela los múltiples peligros que representa para los ciudadanos de todo el mundo.
Sobre las causas de esa diferencia se apuntan dos razones: el fundamentalismo de mercado y la captura política por las élites, que resultan leyes hechas a la medida de los intereses de una minoría.
Pero lo más escalofriante de todas esas cifras es que, con tan solo un aporte del 1,5 por ciento de la riqueza de los multimillonarios del mundo se podría recaudar suficiente dinero para asegurarle educación a todos los niños de los países más pobres y proporcionar asistencia sanitaria en los 49 países más atrasados del mundo.
A ello se suma la espantosa suma de mil millones de personas en todo el mundo que viven en extrema pobreza, es decir, la séptima parte de la población mundial no come todos los días.