21 ene 2015

Europa: zona de riesgo global



SEGÚN LA OCDE





A la feroz crisis económica que se prolonga desde 2007, producida por la megaespeculación inmobiliaria de grandes bancos y agravada por la “austeridad” de Angela Merkel y sus socios, se suman la falta de liderazgo y respuestas políticas, las consecuencias de un desempleo promedio de 11,6%, con picos de 26%, y, ahora, la explosión de una tensión largamente incubada que, en el acierto o en el error, replantea el tema del “choque de civilizaciones”.

Por Carlos Luppi

19 de enero, 2015

Al temor a lo que vendrá se suman confusiones varias: la marcha de repudio del domingo 11 fue “fotográficamente” encabezada por varios de los peores líderes políticos de la región. Asistimos a fenómenos insólitos como que Mariano Rajoy haya pedido a mediados de diciembre a Mario Draghi que el Banco Central Europeo, BCE (violando su “sacrosanta” independencia técnica, una de las mayores mentiras de la historia), proceda, además de mantener las tasas cercanas a 0%, a comprar masivamente deuda pública y aumentar la inflación en la eurozona. Es decir, el injustificable mandatario español, que sigue exigiendo ajustes dolorosos en su sufrida patria (donde el desempleo llega a 24,9% y a 53,5% entre los menores de 25 años), pide que se aplique el heterodoxo programa keynesiano llamado Quantitative Easing (QE, compra masiva de bonos soberanos), ideado por Ben Bernanke y aplicado con éxito por Barack Obama en Estados Unidos, y que luego se extendió a Japón y a Reino Unido. Se espera que Draghi lo aplique masivamente a partir de la reunión del consejo directivo del BCE del 22 de enero. Los “sospechosos de siempre”, como los llama Paul Krugman, señalan que Estados Unidos había abandonado a Europa a sus depredadores internos como Angela Merkel y compañía, pero el conflicto con Rusia por Ucrania, la irresistible ascensión de China y el surgimiento del movimiento Estado Islámico hacen necesario que el principal aliado retome su fuerza.

Es que la recuperación europea es débil –o, directamente, no existe-, el riesgo de deflación es creciente y contra ese peligro alertan nada menos que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los organismos ejecutores del G 20. La inflación está situada en -0,2% (tomando la tasa interanual, siendo el rango objetivo 2%) y los precios continúan cayendo por falta de demanda, o sea, de consumidores, ya que estos no tienen trabajo y las empresas siguen cerrando. Ahora se recuerda más que nunca la frase que dice que “el único lugar donde no hay inflación son los cementerios”. Las cifras del desempleo (“un error económico y un crimen social”, según John Maynard Keynes), luego de siete años de crisis devastadora, siguen siendo intolerables.



Los números de la infamia y “el huevo de la serpiente”

Cuando van a conmemorarse setenta años del triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial y de la victoria definitiva sobre la Gran Depresión de 1929 con la creación del Welfare State en Estados Unidos y Europa y la aplicación del Plan Marshall (para que nunca más volvieran totalitarismos como los vencidos, traídos por las miserias del Tratado de Versalles), la eurozona y toda la Unión Europea tienen a sus trabajadores sumidos en “el valle de la desesperación”. Veamos las tasas del desempleo a noviembre de 2014, según la oficina de estadísticas oficiales europea Eurostat: Alemania, 5%; Austria, 4,9%, Bélgica, 8,5%; Chipre, 16,8%; Eslovenia, 9,6%; España, 24,9%; Finlandia, 8,9%; Francia, 10,3%; Grecia, 26,4%; Holanda, 6,5%; Irlanda, 10,7%; Italia, 13,4%; Luxemburgo, 5,9%; Malta, 5,8%, Portugal, 13,9%; Eslovaquia, 12,6%; Estonia, 7,7%; Letonia, 10,8%; República Checa, 5,8%; Dinamarca, 6,4%; Hungría, 7,6%; Lituania, 11,3%; Polonia, 8,2%; Rumania, 6,5%; Bulgaria, 11,1%; Reino Unido, 6%; Suecia, 7,8%, Croacia, 16,6%; promedio de la eurozona: 11,6%; promedio de la Unión Europea: 10,1%. Estos terribles números (detrás de los cuales están la desesperanza y la violencia), que en los casos de por lo menos Grecia y España (donde mucha gente ha muerto de enfermedades psicosomáticas, se ha suicidado o, simplemente, ha dejado de buscar trabajo, por lo que no figura en las estadísticas) se duplican en el caso de los menores de 25 años, es decir, la gente con más habilidades, necesidad y ganas de trabajar. Europa incuba otra vez el “huevo de la serpiente”, como en 1929, y no lo ve el que no lo quiere ver. Con estas cifras y esta gente, en 2016 Marine Le Pen (cuyo simpático padre, fundador del Frente Nacional, dijo que para resolver “el problema africano” había que propagar a “Monsieur Ebola”) ganará holgadamente la presidencia de Francia porque, contra lo que predice Sumisión, la última novela del archifamoso Michel Houellebecq, los franceses no votarán a un musulmán contra la ultraderecha, sino que volverán a apoyar a la ultraderecha como lo hizo no sólo gran parte del pueblo galo, sino también los más ilustres artistas y pensadores franceses de derecha y de izquierda cuando los nazis entraron en París.



La verdad, por fin

El informe Perspectivas económicas publicado el 25 de noviembre por la OCDE (organismo creado por los 34 países más industrializados, luego coordinador del G 20) en París señala que la eurozona se ha convertido “en un gran riesgo para el crecimiento mundial”. El documento consigna que en 2014 el Producto Interno Bruto (PIB) de la región crecerá 0,8% y en 2015 apenas 1,1%, en tanto que a nivel mundial la OCDE prevé 3,3% y 3,7% de crecimiento económico, respectivamente. Alemania crecerá 1,5% en 2014 y 1,1% en 2015, lo que es corroborado por informes de coyuntura recientes. La Francia de Hollande apenas 0,4% y 0,8% en los años de referencia, y, lo que es más importante para esta “gente seria”, el objetivo del déficit fiscal de 3% no se obtendrá hasta 2017. España crecería 1,3% y 1,7%, pero sólo se trata de un rebote tras años de caída. La insoportable tasa de desempleo de 24,9% (que más que se duplica entre los menores de 25 años) caería a 24,5% y 23,1% en 2015. China crecerá 7,1%, India 6,4% y Estados Unidos 3,0%, mientras que Rusia apenas lo hará 0,3% en 2015. En otro fenómeno que parece surrealista, el texto de la OCDE pide que se suavicen los ajustes fiscales en todos los países de la eurozona y que el BCE aplique estímulos económicos mediante la compra de bonos soberanos por los países miembros, en principio, por un monto de 700.000 millones de euros, es decir, apoya el método QE de Bernanke y Obama, al que se opone el Bundesbank de Angela Merkel. El informe de otoño afirma: “La continua debilidad de la actividad económica y la inflación pueden llevar a nuevas caídas en las expectativas de inflación y golpear la confianza de los inversores”. Agrega que con base en las experiencias de la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, “el BCE tendría que hacer una compra de bonos equivalente a 7% del PIB de la zona euro”, o sea unos 700.000 millones de euros.

Esta es la situación económica y social de Europa manejada por la “austeridad” neoliberal: una debacle tan arrasadora, incluyendo a Alemania, que la OCDE y el FMI prescriben instrumentos heterodoxos. Mientras tanto, el desempleo sigue haciendo su obra de destrucción en la sociedad europea.



El “choque de civilizaciones” y los oportunistas de derecha

El asesinato de doce dibujantes y periodistas vinculados a la izquierda francesa a manos de terroristas provocó una exposición aumentada de las diversas fracturas y heridas que perforan la realidad de Europa, en particular de la eurozona. La recesión, el desempleo, la desesperanza, la resistencia a poderes opresores, el aumento de la xenofobia, el racismo y los extremismos de izquierda y de derecha son realidades que Caras y Caretas ha señalado como consecuencias lógicas de una política económica equivocada desde antes del célebre Foro de Davos de enero de 2010, cuando se responsabilizó de todos los males del continente (que, en realidad, sufría la crisis provocada por la megaespeculación financiera con inmuebles) a los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) y se dejó todo el poder de la eurozona en manos de la “austeridad” alemana, causante de ajustes fiscales, contracción económica y recesión. Como ha dicho el Premio Nobel 2008 Paul Krugman, son las políticas alemanas, impuestas al resto de Europa y aceptadas por mandatarios conservadores como Mariano Rajoy y François Hollande, las que provocan la deflación y todos los fenómenos económicos y sociales conexos.

Es claro que la tragedia de Charlie Hebdo, crimen contra la vida humana, contra la libertad y contra la república, que culmina en 16 muertos y cuyos efectos colaterales desconocemos, tiene muchas otras causas. Pero hay que recordar con Spinoza: “en política no se debe llorar ni reír, hay que comprender”. ¿A quién beneficia este crimen que ha conmovido a toda la opinión pública mundial? A gente como Samuel P. Huntington, que en 1996 escribió su libro Choque de civilizaciones, con antecedentes en Oswald Spengler y Arnold J. Toynbee, para conformar una teoría de las relaciones internacionales basada en el enfrentamiento, culminado en victoria o derrota, de distintos bloques de la humanidad. En un artículo de 1993, antecedente de su libro, Huntington afirma que en el siglo XXI “los estados-nación seguirán siendo los actores más poderosos del panorama internacional, pero los principales conflictos de la política global ocurrirán entre naciones y grupos de naciones pertenecientes a diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominará la política global. Las fallas entre las civilizaciones serán los frentes de batalla del futuro”. Las líneas divisorias que estableció tienen un marcado carácter religioso, ya que habla de una “Cultura Occidental” formada por Europa y América; el mundo musulmán de Oriente Medio hasta Indonesia; el pueblo judío que incluye a Israel y su diáspora; la civilización hindú; la civilización sínica (China, Vietnam, Singapur, Taiwán y sus diásporas); la japonesa y las áreas budistas de Nepal, Mongolia, Tailandia, Camboya, Laos y Tíbet. El autor afirma que los conflictos son inevitables dados los diferentes sistemas de valores (democracia, libre comercio, etcétera) y señala que el progreso de Asia enfrentará a la civilización sínica con Occidente y lo mismo ocurrirá con el Islam. Las tesis de Huntington fueron ampliamente discutidas y se le señaló el avance universal de valores como la democracia y la economía de mercado, pero los atentados del 11 de setiembre de 2001 y las guerras de Irak y Afganistán parecieron confirmarlas. La Unión Europea no absorbe a Turquía y la tensión con Israel permanece intacta o en aumento.

Los argumentos de Huntington sirvieron obviamente al movimiento neoconservador, que fue el poder detrás del trono durante los gobiernos de George W. Bush. Basta recordar a William Kristol, Robert Kagan, Donald Rumsfeld, Condoleezza Rice, Jeanne Kirkpatrick, Robert Perle, Francis Fukuyama y Paul Wolfowitz. Ellos tuvieron, gracias al 11 de setiembre de 2001, vía libre para avanzar sobre Oriente y depredarlo. Hay que preguntarse qué puertas abre el atentado criminal contra Charlie Hebdo, golpe dirigido nada menos que al cuarto poder de la república, que, desde la Revolución Francesa, ha representado las libertades en el mundo.



Los peores, a la cabeza de la impostura

La marcha que millones de franceses realizaron el domingo contra el terrorismo y a favor de la vida humana, la libertad y la libertad de expresión (esos fueron los lemas dominantes) fue aprovechada por líderes regionales que tienen gran parte de responsabilidad en el actual sufrimiento económico y social de Europa. Pero no se animaron a encabezarla, sino que se tomaron fotos a unos doscientos metros de la multitud y luego caminaron apenas algunos metros detrás de los familiares de las víctimas, antes de refugiarse en el Palacio del Elíseo. Al frente del fotogénico conjunto estuvieron el inútil y contraproducente socialdemócrata François Hollande tomado del brazo con la austera Angela Merkel, dictadora de las políticas que hacen la miseria de Europa según el Premio Nobel 2008 Paul Krugman. En la misma foto salieron, flanqueando a los primeros mandatarios, dos lacayos de Merkel: Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. En primera plana estuvieron el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu; el ex presidente de Francia Nicolás Sarkozy; el presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita; los ya mencionados Hollande y Merkel; el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y los primeros ministros de Gran Bretaña, David Cameron; de Italia, Matteo Renzi, y de España, Mariano Rajoy. Europa aportó, pues, lo peor de su liderazgo, que se dio el gusto de “darse un baño de multitud” en una manifestación por una causa que no le pertenece. Lástima que el pueblo francés –y estaban representadas todas sus minorías– no se dio el gusto de decirles que no podían desfilar en esa marcha, y echarlos. Hubiera sido un notable doble ejemplo para toda la humanidad.



*Publicada en Caras y Caretas el viernes 16 de enero de 2015