15.01.2015
NAIROBI (Xinhua) - Existe un doble rasero en el tratamiento de muchas cosas en el mundo, y el tema del terrorismo no es una excepción. Los ataques perpetrados en las metrópolis occidentales siempre atraen una amplia atención internacional, mientras que las repercusiones de los ocurridos en otras latitudes como Africa son limitadas.
A raíz de los atentados terroristas de la pasada semana en Francia, que se cobraron la vida de 17 personas, se ha vivido una efusión sin precedentes de dolor y simpatía desde todos los rincones del planeta.
Casi simultáneamente, Nigeria, un país africano, también sufrió la pérdida estimada de 150 vidas humanas en un ataque del grupo extremista Boko Haram, lo cual apenas ha sido mencionado por las principales cadenas mediáticas del mundo.
También se observó un contraste similar el pasado mes de diciembre en Australia, cuando la toma de rehenes en una cafetería por un hombre armado en Sydney suscitó la atención global. Sin embargo, la masacre de más de 60 personas, esta vez por la organización terrorista Al Shabaab, en el norte de Kenia, quedó muy pronto relegada al olvido.
Este doble rasero ha irritado a mucha gente en diferentes partes del mundo, quienes expresaron su conmoción por la "cruel indiferencia" de los medios de comunicación respecto a los ataques registrados en Africa, el continente más afectado por el terrorismo, con casos muy destacados como Nigeria, Mali, Somalia, Kenia y Níger.
Los grupos de expertos sobre seguridad en Africa han advertido en repetidas ocasiones de las crecientes amenazas del terrorismo en el continente, debido a la aceptación por jóvenes desempleados de las ideologías radicales, la débil fuerza de mantenimiento del orden, y la falta de recursos antiterroristas.
El Indice del Terrorismo Global 2014 indica que Africa ha experimentado un repunte de las actividades terroristas desde 2011, e identificó a Boko Haram, Al Shabaab y Al Qaeda en el Magreb como las redes terroristas más maliciosas en el continente, las cuales se han cobrado la vida de miles de personas en Africa Subsahariana durante los últimos dos años.
En las ciudades y aldeas sepetentrionales de Nigeria, testigos han proporcionado testimonios estremecedores de cómo pasaban por encima de los cadáveres tras la masacre de Boko Haram, mientras que Kenia perdió a 500 civiles y 300 oficiales de seguridad desde 2010 mientras sus tropas intentaban acabar con los milicianos de Al Shabaab en sus bases en Somalia.
"Otras partes del mundo reciben una atención completa siempre que el terrorismo toca a su puerta, pero en nuestro caso ha sido difícil. Nos golpean las recomendaciones sobre los viajes cuando el terrorismo sacude esta región y la empatía no está garantizada", expresó el miércoles durante una entrevista con Xinhua la ministra de Asuntos Exteriores de Kenia, Amina Mohammed.
El mundo debe enfatizar que todas las vidas son preciosas independientemente de su estatus socioeconómico, color o creencia religiosa, y que el terrorismo es el enemigo común de toda la humanidad.
"Debemos reconocer que el combate contra el terrorismo constituye una noble obligación para todos independientemente de la religión y la raza. La manifestación antiterrorista en París fue un momento épico que debe ser repetido aquí en Africa", afirmó Anita Kiamba, profesora de la Facultad de Diplomacia de la Universidad de Nairobi.
También es importante tener en cuenta que el terrorismo en Africa no es meramente un desafío para la seguridad local, puesto que supone además graves amenazas para la paz, la seguridad y el desarrollo globales.
Para prevenir una potencial extensión del flagelo, la comunidad internacional necesita prestar la debida atención, mostrar un compromiso genuino y ofrecer ayudas sustanciales en favor de la lucha contra el terrorismo en Africa, donde los países han venido lidiando con la frágil estructura de seguridad, los conflictos, la pobreza y el desempleo juvenil.