ARGENTINA
Queda absolutamente probado que la denuncia conocida como Panamá Papers formó parte de la campaña de desprestigio de los Fondos Buitres contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.Por ROBERTO SILVA |
6 de septiembre de 2016
Los buitres recuperaron con creces su inversión en medios de comunicación para desprestigiar al país, el gobierno de Macri les pagó una cifra astronómica y comenzó un ciclo de endeudamiento que los argentinos ya sabemos cómo termina.
Los periodistas alemanes Frederik Obermaier y Bastian Obermayer trabajan en el diario Süddeutsche Zeitung, y fueron los receptores de la denuncia que fue conocida como los Panamá Papers.
Estos periodistas escribieron un libro titulado “Los papeles de panamá. El club mundial de los evasores de impuestos”, relatan ahí todo el proceso de esta filtración, desde que recibieron la primera comunicación de su fuente de información hasta la publicación de millones de documentos del estudio Mossack Fonseca.
Este estudio está conformado por el alemán Jürgen Mossack y el abogado Ramón Fonseca Mora, ellos fusionaron sus empresas el 1° de marzo de 1986, Fonseca además es un importante político que ha llegado a ser ministro del presidente Juan Carlos Varela que tiene mandato desde 2014.
De su lectura queda en evidencia que esta filtración formó parte de la campaña de desprestigio de los Fondos Buitres contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quién mantuvo una digna firmeza contra la extorsión de esos especuladores rapaces que han convertido el ataque a países con problemas, en la mayor fuente de sus desproporcionadas ganancias.
Pero también hay que destacar que resulta clara la intervención del gobierno de los Estados Unidos en esta filtración de documentos, con el objetivo de perjudicar a aquellos gobiernos que defienden su soberanía, poniendo algún tipo de límite a la penetración de las empresas multinacionales de origen estadounidense y que no se encolumnan dócilmente tras los intereses de ese gobierno.
Uno de los intentos de estos periodistas es comparar los Panamá Papers con la filtración de Wikileaks o las producidas por el ex agente de la CIA Edward Snowden, pero las diferencias son notorias, mientras que esas anteriores filtraciones ponían en evidencia la política intervencionista del gobierno de los Estados Unidos en la vida privada de su propia población, la intervención en la política de otros países o las torturas y asesinatos de los EEUU en países como Irak y Afganistán.
Los Panamá Papers buscan desprestigiar a todos aquellos líderes que de alguna manera intentan una política independiente de las potencias imperiales. Para que quede totalmente claro los Panamá Papers, son exactamente lo contrario de los Wikileaks y la valiente denuncia de Edward Snowden.
La metodología
Para el análisis de toda la información obtenida por la fuente, los periodistas se contactaron con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ las siglas en inglés) con sede en Washington, dicho consorcio está formado por 200 periodistas de todo el mundo.
El ICIJ es un proyecto del Center of Public Integrity (CPI) organización estadounidense sin fines de lucro con la idea de fomentar el periodismo de investigación. Uno de los aportantes es el multimillonario George Soros a quienes los autores del libro definen como liberal de izquierda, lo cual suena un tanto disparatado. Otro de los aportantes es la Fundación Rockefeller una de las familias más adineradas del mundo.
Pero quién forma parte de ese Consorcio de Periodistas por Argentina en el diario La Nación sobre cuya ideología nada nos dicen los investigadores, no nos informan ni que es el diario de la oligarquía ni tampoco que tienen una ideología derechista que ha colaborado con la última y con casi todas las dictaduras que asolaron nuestro país.
La metodología
Para el análisis de toda la información obtenida por la fuente, los periodistas se contactaron con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ las siglas en inglés) con sede en Washington, dicho consorcio está formado por 200 periodistas de todo el mundo.
El ICIJ es un proyecto del Center of Public Integrity (CPI) organización estadounidense sin fines de lucro con la idea de fomentar el periodismo de investigación. Uno de los aportantes es el multimillonario George Soros a quienes los autores del libro definen como liberal de izquierda, lo cual suena un tanto disparatado. Otro de los aportantes es la Fundación Rockefeller una de las familias más adineradas del mundo.
Pero quién forma parte de ese Consorcio de Periodistas por Argentina en el diario La Nación sobre cuya ideología nada nos dicen los investigadores, no nos informan ni que es el diario de la oligarquía ni tampoco que tienen una ideología derechista que ha colaborado con la última y con casi todas las dictaduras que asolaron nuestro país.
Sin embargo cuando los alemanes transcriben un párrafo de Página 12 sobre Macri se apresuran a mencionar que se trata de un periódico de izquierda, doble vara que le dicen. En el libro se dice “…los argentinos conocen el tema de Kirchner por dentro y por fuera”, esto se parece a una confesión de que lo único que les interesaba a los periodistas de La Nación era buscar información que perjudicara al kirchnerismo, y cuando se llevaron la sorpresa de encontrar una cosa muy distinta, intentaron tapar la cuestión lo más que pudieron.
Cristina Kirchner el principal objetivo
Otra diferencia de los Panamá Papers con Wikileaks y Snowden es que mientras en estos dos casos se conocieron a los principales responsables de la filtración, aún se desconoce al autor de las denuncias de los papeles de Panamá, y mientras que el soldado Manning, Snowden y Assange fueron calumniados, encarcelados y perseguidos por las grandes potencias, no hubo ninguna preocupación del gobierno norteamericano por buscar al responsable de esta denuncia.
Los periodistas alemanes tampoco conocieron a la fuente que se dio a conocer como John Doe, que es una forma de señalar en los países de habla inglesa a personas de identidad desconocida. Esto nos da una primera pista, el autor de la filtración es de habla inglesa.
Cristina Kirchner el principal objetivo
Otra diferencia de los Panamá Papers con Wikileaks y Snowden es que mientras en estos dos casos se conocieron a los principales responsables de la filtración, aún se desconoce al autor de las denuncias de los papeles de Panamá, y mientras que el soldado Manning, Snowden y Assange fueron calumniados, encarcelados y perseguidos por las grandes potencias, no hubo ninguna preocupación del gobierno norteamericano por buscar al responsable de esta denuncia.
Los periodistas alemanes tampoco conocieron a la fuente que se dio a conocer como John Doe, que es una forma de señalar en los países de habla inglesa a personas de identidad desconocida. Esto nos da una primera pista, el autor de la filtración es de habla inglesa.
Pero lo que llama la atención es que el primer documento que John Doe le hizo llegar a los periodistas alemanes, quienes se suponen que deberían estar más interesados en algún caso de su país o de una nación cercana a su país. Al contrario, el primer documento que les llegó fue uno en formato PDF que tenía por protagonista a la expresidenta argentina. Pasamos a transcribir lo que dice el libro:
“Localización: Argentina. Un fiscal, José María Campagnoli, sostiene que unos sospechosos ejecutivos ayudaron a los Kirchner, esto es, a la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su difunto marido, Néstor Kirchner, a sacar del país unos sesenta y cinco millones de dólares de fondos públicos, a través de un entramado extraordinariamente ramificado de ciento veintitrés sociedades de pantalla, todas ellas constituidas por un bufete panameño de abogados denominado Mossack Fonseca, y domiciliadas en su mayoría en Nevada, un paraíso fiscal dentro de Estados Unidos. Sin embargo, ninguno de aquellos cargos se ha probado y Cristina Fernández de Kirchner niega que tales acusaciones sean ciertas”.
Aquí se deja sentada la sospecha la cual se reitera una y otra vez en el libro, la presidenta tendría nada menos que 123 empresas offshore. Sin embargo el libro nada dice sobre el fiscal que realizó la denuncia, información que debería ocupar a cualquier periodista que se considere especialista en investigaciones.
Nosotros, en cambio diremos algunas cuestiones sobre este fiscal: Campagnoli tiene claras vinculaciones con la oposición al gobierno de Cristina Kirchner principalmente con las huestes de Carrió, diputada que lo propuso para Procurador General a partir de la asunción de Mauricio Macri, para este puesto viene haciendo méritos desde hace tiempo en competencia con Marijuan, Bonadío y Moldes.
Campagnoli fue suspendido en el 2013 por las múltiples irregularidades que ocurrían en su fiscalía, si no fue destituido se debió a la movilización de los sectores opositores en su favor, es más podemos afirmar que actuar como opositor fue lo que le garantizó seguir en su puesto, pero mejor leamos un retrato del fiscal publicado en Página 12: “Es el fiscal que tiene el mayor número de denuncias en su contra, 20, la mayoría de jueces, otros fiscales y abogados particulares. El motivo, casi siempre el mismo: abuso de poder, mal desempeño e irregularidades en la investigación. Un reciente informe sobre el estado de su fiscalía establece que de las 3900 causas que oficialmente decía tener en curso, existen sólo 380 reales, las demás son inexistentes (o prescriptas). En algunas de ellas, hace dos años que no registra ningún movimiento ni presenta ningún escrito. Por su fiscalía pasaron unos 100 empleados, de los que se fueron 80 por el particular estilo de “conducción”. Quedan a su lado unos 15 incondicionales que, según las ex empleadas que lo denuncian, responden a características muy precisas: “varones, nacionalistas, ultracatólicos, preferentemente rugbiers y/o militantes del PRO”.
Los investigadores alemanes prefirieron obviar un estudio más serio sobre Campagnoli para darle algún tipo de identidad a esta denuncia. Pero el libro se pone mucho más interesante al saber quién tomó la denuncia Campagnoli, es decir a quién le dio letra:
“Lo que hace que este caso sea de actualidad es una causa pendiente en Estados Unidos. El fondo de inversión NML adquirió, bajo la dirección de su fundador, Paul Singer, una cantidad millonaria de deuda pública argentina. Más tarde, el país se declaró en quiebra. La mayoría de los acreedores concedió una quita de la deuda. NML no. Este fondo está interponiendo demandas por todo el mundo para inmovilizar el patrimonio del Estado argentino. Ha llegado incluso a confiscar ante las costas africanas un buque de guerra argentino. Estos barcos, de hecho, se puede vender por mucho dinero”.
Llamar “Fondo de inversión” lo que es un fondo buitre y presentar a Paul Singer como un empresario y no como el corsario que es, constituye una clara definición ideológica. A lo largo de todo el libro estas hienas de las finanzas internacionales son presentadas como respetables señores que sólo pretenden recuperar sus inversiones ante el incumplimiento argentino.
Pero el párrafo anterior citado contiene varios errores, algunos de magnitud. No es verdad que los fondos buitres compraran los bonos argentinos antes de que el país declarara el default, los bonos fueron adquiridos por Paul Singer en el 2008 y 2009, varios años después del default a sabiendas de la situación del país, y por eso lo compraron muy por debajo del valor que Macri terminó pagándoles.
La rapiña de estos financistas consiste precisamente en invertir dinero para comprar jueces, periodistas y políticos para presionar a los países a que acepten pagarles ganancias siderales del orden del 1600 %. Como Cristina se negó a que el país fuera extorsionado, los fondos buitres hicieron una campaña de desprestigio con su gobierno, del cual los Panamá Papers son una muestra más.
Habría que aclararle además a los investigadores alemanes que la Fragata Libertad no es un buque de guerra y que un Tribunal Internacional terminó dándole la razón al país y los piratas de Paul Singer se quedaron con las ganas en esa oportunidad.
Esta denuncia que se presenta en el libro siguió el siguiente periplo, se inició en el programa de Lanata, vocero del Grupo Clarín, el fiscal opositor tomó la denuncia y los fondos buitres hicieron su presentación en Nevada, no será primera vez que veamos a Clarín y los fondos buitres actuar coordinadamente.
Una pelea entre rufianes
Sigamos leyendo a los denunciantes:
“En una causa pendiente en Estados Unidos, concretamente en Nevada, lo que se solicita precisamente es que se haga público este entramado de sociedades pantalla. NML quiere que Mossack Fonseca le remita toda la documentación relativa a las ciento veintitrés empresas. Una parte de esa documentación está ahora mismo ante mis ojos, en la pantalla de mi ordenador. Se trata de los papeles que NML, lleva años persiguiendo sin éxito. Enseguida lo comprendo: son pagos de cifras millonarias”.
Por lo menos dos años antes que se conocieran los papeles de Panamá, los buitres de la empresa de Singer, NML, venían reclamando a Mossack Fonseca que diera conocer quienes eran los dueños de esas 123 empresas con la esperanza que apareciera el nombre de algún Kirchner. Obviamente el negocio del estudio panameño de Mossack Fonseca consiste en crear empresas offshore para ocultar dinero, por tanto mantener el secreto de sus clientes forma una parte esencial de ese entramado, publicar los nombres de los verdaderos dueños podía significar el fin de tan redituable negocio.
La presentación de Singer se realizó en Nevada donde posiblemente cuente con jueces amigos del tipo Griesa, pero la denuncia sobre la cual se subieron los fondos buitres fue presentada por Jorge Lanata, según el estudio Mossack Fonseca, Lanata trabaja para los Fondos Buitres.
Por eso decimos que se trata de una pelea de rufianes por un lado los Fondos buitres por otro el estudio panameño que oculta dinero oscuro de personas de todo el mundo, pero los periodistas alemanes ven uno sólo de los lados, cuestionan con razón a las empresas offshore pero nada dicen sobre los fondos buitres, lo que convierte a toda la filtración en un asunto muy sospechoso.
En el libro se mencionan a personajes muy destacados cuestionando el papel de los paraísos fiscales pero esos mismos personajes también hablaron del papel nefasto de los buitres, tal el caso del premio nobel de economía Paul Krugman citado en el libro.
Otro párrafo del libro dice: “Singer lleva mucho tiempo, reclamando en los tribunales que se le permita acceder a esos documentos de Mossfon que, en buena medida, nosotros ya hemos conseguido, por lo que parece”.
Si NML buscaba los papeles de Mossack Fonseca no puede resultar extraño que cuando se conocieron esos papeles el primer documento a dar a luz fuera el que más le interesaba a los buitres, aquellos que difamaban a la presidenta argentina. Además estos especuladores cuentan con cuantiosos fondos para sobornar, por eso decimos que son los principales beneficiarios y por lo tanto los mayores sospechosos de provocar la fuga de información.
La mano del gobierno de los Estados Unidos
Además de la clara presencia de los fondos buitres en las filtraciones del misterioso John Doe también aparece apenas disimulados los intereses del gobierno estadounidense, casi todos aquellos que son presentados con empresas offshore son adversarios o enemigos de la administración norteamericana.
Cristina Fernández de Kirchner es la figura estelar a la que buscan desacreditar pero muy cerca está Vladimir Putin, y lo siguen el gobierno chino, el líder sirio Bachar el Asad y el asesinado presidente libio Muamar el Gadafi.
Digamos que estos líderes no aparecen directamente en los papeles de Panamá pero se señala según los casos, que parientes y en otros casos se trata de amigos, como ocurre con Putin. Pero mientras que con el primer ministro Cámeron donde el que aparece es el padre, se dice que no se puede culpar al hijo por lo que hace el padre, en los otros casos no se realiza esa salvedad.
Además a lo largo de este libro se dejan planteadas sospechas sobre varios líderes latinoamericanos que han tenido una posición de independencia con respecto al gobierno imperial de los Estados Unidos, los autores dejan planteadas sospechas sobre Hugo Chávez, el nicaragüense Daniel Ortega, el ecuatoriano Rafael Correa, el ex presidente Lula.
Una de las cuestiones que más irritación causan es que llamen corrupto al General Torrijos, ex presidente de Panamá que logró la recuperación de su país y que obtuvo niveles de independencia con respecto a los Estados Unidos desconocidos para ese país.
Es clara la mano siniestra del gobierno de los Estados Unidos en esta denuncia, pero no hay que descartar que la visión colonialista de los periodistas alemanes también influya, según estos investigadores prácticamente todos los gobernantes árabes, africanos y latinoamericanos son un hato de corruptos.
El libro llama dictadores y carniceros al presidente de Siria y al ex presidente de Libia, pero no dice una palabra sobre la invasión imperialista realizada sobre estos países y la alianza de los invasores con los extremistas de Al Qaeda e Isis para lograr la desestabilización de ambos gobiernos.
Si faltara algo para mostrar esta complicidad imperial con los Papeles de Panamá, señalemos que la gente de Wikileaks, institución creada por Julian Assange se negó a participar de esta filtración y ha afirmado no tienen dudas que la misma ha sido impulsada por el gobierno estadounidense.
El papel de las empresas offshore
Hay un aspecto positivo del libro que es señalar el papel nefasto que desempeñan este tipo de empresas que tienen la finalidad de evadir impuestos y blanquear dinero de procedencia desconocida y posiblemente ilegal.
Vayamos a conocer un poco más sobre el funcionamiento de este tipo de empresas en las palabras de los investigadores:
“Evidentemente, existen múltiples motivos para utilizar sociedades offshore. Y, como es lógico, la posesión de una empresa de este tipo no es, en si misma punible. Todo depende de lo que se haga con ella. Pero lo cierto es que, en la mayoría de los casos, tras una sociedad offshore anónima alguien oculta algo. Al fisco, a la ex mujer, al antiguo socio o a la opinión pública, siempre curiosa. Y ese algo pueden ser propiedades inmobiliarias, cuentas bancarias, cuadros, participaciones en empresas, acciones o valores de todo tipo”.
“La experiencia demuestra que a menudo quienes aprovechan el anonimato de las sociedades pantalla son aquellos que realizan negocios basados precisamente en el anonimato. Contrabandistas de armas, tratantes de personas, narcotraficantes y otros delincuentes. Inversores que no quieren dar a conocer su verdadera identidad ni sus verdaderas intenciones. Políticos de primera fila que desean sacar del país su patrimonio, posiblemente porque los han acumulado de una forma no del todo limpia. Empresas que mueven el dinero destinado a sobornos…La lista podría alargarse con muchos más elementos”.
O sea que este tipo de empresas no parecen ser tan inocentes como nos es presentada por el gobierno macrista, después que se conociera que gran parte del gabinete ha constituido sociedades de este tipo hace ya varios años, comenzando por el presidente y su familia.
Veamos ahora como se constituyen dichas empresas:
“Casi siempre es igual: un intermediario, en concreto un banco, un abogado o un gestor de patrimonio, facilita el contacto con Mossfon, que es como se conoce de forma abreviada a Mossack Fonseca. Ese intermediario es el verdadero ‘cliente’ del bufete, el que realiza el pedido del producto, el que se comunica con Mossack Fonseca y el que paga las facturas. En la mayoría de los casos, los productos son sociedades offshore estándares. Mossfon ofrece empresas en una veinte jurisdicciones diferentes, principalmente las Islas Vírgenes Británicas o Panamá, pero también las Bahamas, las Bermudas, Samoa, Uruguay o Hong Kong, o bien los paraísos fiscales estadounidenses de Nevada, Wyoming y Delaware….”
Además el papel de Mossack Fonseca es crear una barrera de protección para que el verdadero propietario de la empresa permanezca en la oscuridad, a cargo de esa sociedad figuran personas que sólo son presta nombres, el propietario real tiene un poder que le permite acceder a la cuenta y a las cajas de seguridad.
Efecto colateral: La ruta del dinero M
A pesar del entusiasmo por mostrar que Cristina Fernández pasó su mandato sin realizar otra cosa que creando empresas offshore, los investigadores chocaron con una sorpresa, así nos la cuentan:
“Es cierto que no tenemos ninguna prueba que relacione a Cristina Fernández de Kirchner ni a Néstor Kirchner con una de las ciento veintitrés empresas de Nevada, pero tenemos información sobre su sucesor en el cargo. A principios de diciembre de 2015, Marina Walker nos escribe desde el ICIJ para contarnos que nuestros compañeros del periódico argentino La Nación han encontrado en los papeles el nombre de Mauricio Macri, el nuevo presidente de la Argentina, elegido en segunda vuelta… En los datos vemos que Macri creó una cuenta en Bahamas en 1998, con dos personas muy cercanas a él. La sociedad se llamaba Fleg Trading. En aquella época, Macri era el presidente del club de futbol Boca Juniors y un hombre adinerado. En 2007 ganó las elecciones a la alcaldía de Buenos Aires y, según los datos de Mossack Fonseca, la sociedad Fleg Trading no se desactivó hasta el año 2008. Sin embargo, en los expedientes relativos a la empresa sólo hay documentos que demuestran que Macri era uno de los directores”.
Efectivamente buscaban la ruta de dinero K y tropezaron sin querer con la ruta del dinero M, la reacción del presidente argentino fue negar todo pero a medida que se fueron conociendo los documentos se pudo comprobar que mintió porque además aparecieron más empresas tanto de él como de su entorno familiar, con la particularidad que dichas empresas realizaron transacciones comerciales desmintiendo que fueron creadas pero que no tuvieron actividad alguna, razonamiento que desafía cualquier lógica.
Sigamos con la ruta del dinero M:
“En 2007, cuando Macri llegó a la alcaldía de Buenos Aires, tuvo que hacer públicas sus cuentas bancarias y sus posibles participaciones en distintas empresas. Sin embargo, según un compañero que ha leído la declaración, no mencionó ninguna sociedad de Bahamas. El Código Penal de Argentina prevé penas de hasta seis años de prisión por falseamiento de datos”.
“En Argentina, los papeles de Panamá han puesto contra las cuerdas a Mauricio Macri, presidente desde noviembre de 2015, quien, según nuestros documentos, fue durante un tiempo directivo de la sociedad pantalla Fleg Trading Ltd. También se ha sabido que pocas semanas atrás transfirió las acciones que poseía en una empresa hidroeléctrica a una empresa offshore de su padre. Tres meses después de asumir su cargo.”.
Obviamente Macri no está contra las cuerdas aún, precisamente porque los dos medios argentinos que participaron de esta filtración han tratado por todos los medios de disimular y ocultar la gravedad de lo encontrado. Los mismos periodistas de otras nacionalidades se han sorprendido por la actitud cómplice con el gobierno de los periodistas argentinos. Gran parte de la pauta publicitaria de la ciudad de Buenos Aires con la gestión PRO y del macrismo en el gobierno nacional ha estado dirigida a beneficiar a estos dos medios como forma indisimulada de soborno.
Pero esta pasión por las offshore no se limita al presidente y su familia, existen varios funcionarios macristas con sociedades offshore, así lo cuentan los periodistas:
“Y, por si fuera poco, muchas de sus personas de confianza también figuran en los papeles de Panamá o aparecen vinculadas con empresas offshore en los datos filtrados. Entre ellas se encuentra Néstor Grindetti, ex ministro de Hacienda de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ambos viajaron juntos en 2013 a Panamá, oficialmente por una cuestión relacionada con un crédito para proyectos urbanísticos. También aparecen las siguientes personas: Daniel Angelici, que, con la ayuda de Macri, consiguió convertirse en presidente del club de futbol Boca Juniors; Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos, nombrado por Macri; Gustavo Arribas, director de los servicios de inteligencia, varios hermanos de Macri y su primo Jorge, intendente del Municipio de Vicente López, situado en las proximidades de Buenos Aires”.
Pero como la prensa oficialista entre los que se encuentra La Nación, trató de minimizar la gravedad de los hechos que muestra los negocios de Macri y sus funcionarios, los investigadores debieron acudir a una cita de otro medio argentino.
“El periódico Pagina 12, de orientación izquierdista, lleva a portada una Imagen de Macri cabizbajo y este titular: ‘Panamacri’. Entretanto la fiscalía argentina dirige una instrucción y un miembro de la oposición presenta una denuncia contra Macri. También las autoridades anticorrupción del país tienen intención de encargarse del asunto”.
De acuerdo a las costumbres de las redes sociales deberíamos iniciar este párrafo con un gigantesco JA JA, si esperamos que Laura Alonso investigue a su jefe político y sus correligionarios, más aún, cuando se trata de un personaje oscuro cuya actividad política estuvo financiada por los fondos buitres y la embajada de los Estados Unidos.
La prensa oligárquica encubrió a Macri
Resulta ser que la información sobre las cuentas offshore de Macri la tenían los medios argentinos que participaron en la investigación que fueron dos, La Nación y el Grupo Clarín, desde antes de las elecciones del 22 de noviembre e incluso del 25 de octubre de 2015, sin embargo se llamaron a silencio para posibilitar el triunfo de Mauricio Macri.
El mismo Alconada Mon, periodista de La Nación que participó de la investigación reconoce que la primera fecha para publicar todo era el 11 de noviembre sin embargo decidió postergarse hasta abril del 2016, y que esto se hizo a pedido de los periodistas argentinos representantes de la prensa oligárquica.
Según el libro que estamos comentando al menos desde septiembre de 2015 los periodistas contaban con la información. La diferencia entre un periodista y un extorsionador es precisamente que el extorsionador tiene la información y especula con ocultarla, ¿ambos medios hubiesen actuado de igual forma si las pruebas hubiesen apuntado contra Cristina?. El libro muestra que difícilmente hubiesen solicitado una prórroga.
“Nuestros compañeros argentinos del diario La Nación estaban entusiasmados ante las perspectivas de airear los negocios secretos de su entonces presidenta. Pero tampoco encontraron pruebas de nada ilegal ni que incriminara a la pareja. Ahora estamos seguros: una gran parte de las ciento veintitrés empresas están relacionadas con el caso argentino sólo en la medida en que las empresas internas de Mossack Fonseca que actúan como testaferros son las mismas que gestionan las pocas empresas que probablemente puedan atribuirse a personas de confianza de los Kirchner. Da la impresión de que, al menos en gran parte, se cumple lo que Mossack Fonseca nos respondió en febrero de 2015, es decir que ‘no tenían nada que ver con el caso de NML contra Argentina’”.
No obstante la comprobación de que la ex presidenta no tiene nada que ver con empresas offshore, sin embargo si uno ingresa al sitio oficial de los Panamá Papers se puede apreciar un dibujo que retrata a Cristina, en una cabal demostración que la publicación de los documentos tenían como principal objetivo perjudicarla, sin embargo una vez abierta esa caja de pandora no pudieron evitar que algunos de sus socios como Cameron o Macri se vieran afectados.
Disimulando para no ser descubiertos
Al final del libro John Doe emite una proclama casi de izquierda contra el sistema que permite la creación de empresas offshore, pero sigue sin pronunciar palabra sobre los Fondos buitres, además nos confiesa que no tiene vínculos con gobiernos ni con servicios de inteligencia. Si le creemos y aceptamos lo que dice veremos que no niega que pueda ser un representante o enviado de los Fondos buitres.
El libro también reproduce textos de personas muy respetables, quienes con acierto expresan sus opiniones contrarias a los paraísos fiscales pero se oculta lo que esos mismos autores piensan de los Fondos buitres.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía, es citado para explicar las intenciones de quienes crean una empresa offshore: “Entre los capitostes de la economía norteamericana, mantener oculta una nutrida porción de su riqueza en empresas offshore posiblemente sea la norma más que la excepción”.
También se menciona al periodista británico Nicholas Shaxson que escribió un libro titulado: “Las islas del tesoro: los paraísos fiscales y los hombres que se robaron el mundo”, este autor señaló: “El mundo offshore es un proyecto de las elites ricas y poderosas con el sólo propósito de aprovechar los beneficios de la sociedad sin aportar nada a cambio” y que las offshore “ha concentrado la riqueza y poder en los ricos con mayor fuerza que cualquier otro acontecimiento de la historia”.
También Shaxson explicó que: “Un paraíso fiscal no implica únicamente un lugar, una idea, una manera de resolver asuntos o incluso un arma de la industria financiera. También implica un proceso: una carrera de descenso hacia un lugar en el que las normas, las leyes y los símbolos de la democracia se desmontan pieza por pieza”.
De la investigación de este periodista se supo que también Paul Singer tiene empresas de estas características y que la dirección de una de ellas coincide con una empresa del Grupo Clarín. Nuevamente los caminos de Clarín y los buitres se vuelven a encontrar, podríamos definirlas como de coincidencias permanentes.
El triunfo de los buitres
Antes que se conocieran los Papeles de Panamá los Fondos buitres venían desarrollando una campaña contra la Argentina así lo especifica este libro:
“El ejemplo más reciente lo tenemos en las propias oficinas de Mossfon en el estado de Nevada. Allí lleva estancada desde hace años una querella interpuesta por Paul Singer, el dueño de fondo de inversión NMLCapital contra el Estado argentino. Singer quiere demostrar que el desaparecido presidente Néstor Kirchner y su mujer, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, habrían sacado del país alrededor de sesenta y cinco millones de dólares, supuestamente con la ayuda de ciento veintitrés empresas offshore creadas por Mossack Fonseca, extremo negado en todo momento por los Kirchner y del que hasta ahora no existe prueba alguna. Si la demanda se interpuso en Nevada es porque los abogados de Singer en Panamá no podían reclamar judicialmente documentos internos y porque, además, la mayor parte de estas empresas se registraron en el estado de Nevada, y ahí si que podían reclamar judicialmente que se les revelara el nombre de los propietarios de dichas empresas”.
Como no obtuvieron resultados en Nevada y teniendo en cuenta que les sobran recursos económicos para sobornar y extorsionar, por algún mecanismo desconocido obtuvieron la información que querían y se la dieron a los periodistas alemanes que a su vez convocaron a la ICIJ institución financiada por importantes empresarios estadounidenses.
El primer documento que recibieron implicaba a Cristina, sin embargo cuando se abrieron los archivos no había ninguno de los 11 millones de documentos que la implicara, o sea que empezaron una investigación sobre Mossack Fonseca con un documento que no formaba parte de los obtenidos en ese estudio, mostrando que el principal objetivo era difamar y desprestigiar a Cristina Fernández de Kirchner.
Pero como la vida te da sorpresas resulta ser que encontraron a Macri y sus secuaces y ya era demasiado tarde para dar marcha atrás, sin embargo los periodistas de la prensa oligárquica pudieron demorar este informe para no perjudicar a Macri y permitir la restauración oligárquica.
Nuevamente la prensa canalla argentina en asociación con los especuladores financieros pudieron derrotar a un gobierno popular, esta vez sin participación militar.
Los buitres recuperaron con creces su inversión en medios de comunicación para desprestigiar al país, el gobierno de Macri les pagó una cifra astronómica y comenzó un ciclo de endeudamiento que los argentinos ya sabemos cómo termina.
Publicado en http://www.elforjista.com/panamapapers%20y%20fondosbuitres.html