El Central juega con fuego, Con dólares del blanqueo que ingresaron al sistema, los bancos podrán comprar bonos del Tesoro, dinero que servirá para financiar el creciente déficit fiscal. Es un mecanismo que se anuló luego de la crisis de 2001.
Por: Federico Kucher
Pagina/12
Federico Sturzenegger, del BC, repite medidas peligrosas de la crisis 2001.
(Fuente: Bernardino Avila)
El Banco Central empezó a desarmar “la regla de oro” de solvencia del sistema: la regulación que obligaba a los bancos a prestar los depósitos en dólares únicamente a empresas que exportan y, por tanto, tienen capacidad de repago en divisas. Luego de una extensa reunión el jueves pasado, el directorio habilitó utilizar esos depósitos de ahorristas para financiar el déficit fiscal del Gobierno, con la compra en emisiones primarias de bonos en moneda extranjera. Los cálculos del mercado indican que el Tesoro de ese modo embolsaría en el corto plazo más de 3000 millones de dólares. La iniciativa permite al sector público utilizar los dólares del blanqueo para cubrir sus gastos corrientes. La corrida bancaria que hizo estallar la convertibilidad dejo una lección que parece haber olvidado el Central bajo la conducción de Federico Sturzenegger. En 2002, se pusieron regulaciones a la banca para evitar el descalce de monedas y el consiguiente riesgo de una crisis financiera. Los bancos por 14 años sólo prestaron divisas a exportadores. En la autoridad monetaria aseguraron a PáginaI12 que flexibilizar la regulación no altera la capacidad de repago de los préstamos en moneda extranjera y que la propuesta se impulsó para aprovechar la elevada liquidez del sistema. Indicaron que los depósitos de los privados ya subieron 10 mil millones dólares en 2016, una cifra que equivale a la cuarta parte de las reservas internacionales. El 75 por ciento de estos recursos ingresó en octubre y noviembre en gran parte por el blanqueo.
Economistas de la oposición y hombres de negocio de la city, pese a los argumentos de la entidad monetaria, calificaron la medida de “manotazo de ahogado” y plantearon que la norma muestra la carencia de medidas alternativas ante las mayores dificultades que se adelantan en el escenario financiero global tras la victoria de Donald Trump. Incluso especialistas en finanzas del macrismo, como Nicolás Dujovne, que festejaron cada una de las propuestas del equipo económico en los últimos meses, mostraron sorpresa por esa medida e indican que se empezaron a prender luces de alerta. “El gradualismo fiscal en un contexto externo más difícil ha forzado al Gobierno a perder cierta pulcritud en las formas”, escribió Dujovne en La Nación. Agregó que “la comunicación de la semana pasada habilita al Gobierno a endeudarse en dólares con bancos locales, es decir, a tomar prestados parte de los dólares que han sido depositados en el sistema financiero debido al blanqueo de capitales. El Central rompió un tabú en término del uso de los argendólares”.
El Gobierno financió este año gran parte de su desequilibrio fiscal con deuda externa. El endeudamiento en moneda extranjera superó los 40 mil millones de dólares, equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto. La tensión, sin embargo, surge para 2017, con un déficit que no bajará del 5 por ciento de PIB y un mercado de capitales mundial mucho menos propenso a prestarla a países en desarrollo. Este año las economías emergentes emitieron bonos por 120 mil millones de dólares y las calificadoras de riesgo y grandes bancos de inversión estiman que el próximo año bajará a la mitad. En el JP Morgan, que en los últimos meses hicieron importantes negocios con la deuda local, indicaron que la menor colocación se explicaría por el efecto Trump, al generarse incertidumbre sobre los países que dependen de las materias primas. Dujovne planteó que la necesidad del equipo económico puede requerir más que los dólares que hoy se encuentran en los bancos. “Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un desembolso de 25 mil millones de dólares sería fácilmente obtenible y las condiciones que impondría el organismo serían pasablemente laxas para el Gobierno. El FMI consideró que los modestos objetivos fiscales fijados para 2017 parecen apropiados considerando las restricciones políticas y sociales y la necesidad de estimular la economía”.
La regla de oro, para evitar crisis bancarias, no es la única lección que el Gobierno puede dejar en el olvido. El regreso al Fondo es el otro gran consejo que ahora ofrece el establishment financiero.
Por: Federico Kucher
Pagina/12
Federico Sturzenegger, del BC, repite medidas peligrosas de la crisis 2001.
(Fuente: Bernardino Avila)
El Banco Central empezó a desarmar “la regla de oro” de solvencia del sistema: la regulación que obligaba a los bancos a prestar los depósitos en dólares únicamente a empresas que exportan y, por tanto, tienen capacidad de repago en divisas. Luego de una extensa reunión el jueves pasado, el directorio habilitó utilizar esos depósitos de ahorristas para financiar el déficit fiscal del Gobierno, con la compra en emisiones primarias de bonos en moneda extranjera. Los cálculos del mercado indican que el Tesoro de ese modo embolsaría en el corto plazo más de 3000 millones de dólares. La iniciativa permite al sector público utilizar los dólares del blanqueo para cubrir sus gastos corrientes. La corrida bancaria que hizo estallar la convertibilidad dejo una lección que parece haber olvidado el Central bajo la conducción de Federico Sturzenegger. En 2002, se pusieron regulaciones a la banca para evitar el descalce de monedas y el consiguiente riesgo de una crisis financiera. Los bancos por 14 años sólo prestaron divisas a exportadores. En la autoridad monetaria aseguraron a PáginaI12 que flexibilizar la regulación no altera la capacidad de repago de los préstamos en moneda extranjera y que la propuesta se impulsó para aprovechar la elevada liquidez del sistema. Indicaron que los depósitos de los privados ya subieron 10 mil millones dólares en 2016, una cifra que equivale a la cuarta parte de las reservas internacionales. El 75 por ciento de estos recursos ingresó en octubre y noviembre en gran parte por el blanqueo.
Economistas de la oposición y hombres de negocio de la city, pese a los argumentos de la entidad monetaria, calificaron la medida de “manotazo de ahogado” y plantearon que la norma muestra la carencia de medidas alternativas ante las mayores dificultades que se adelantan en el escenario financiero global tras la victoria de Donald Trump. Incluso especialistas en finanzas del macrismo, como Nicolás Dujovne, que festejaron cada una de las propuestas del equipo económico en los últimos meses, mostraron sorpresa por esa medida e indican que se empezaron a prender luces de alerta. “El gradualismo fiscal en un contexto externo más difícil ha forzado al Gobierno a perder cierta pulcritud en las formas”, escribió Dujovne en La Nación. Agregó que “la comunicación de la semana pasada habilita al Gobierno a endeudarse en dólares con bancos locales, es decir, a tomar prestados parte de los dólares que han sido depositados en el sistema financiero debido al blanqueo de capitales. El Central rompió un tabú en término del uso de los argendólares”.
El Gobierno financió este año gran parte de su desequilibrio fiscal con deuda externa. El endeudamiento en moneda extranjera superó los 40 mil millones de dólares, equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto. La tensión, sin embargo, surge para 2017, con un déficit que no bajará del 5 por ciento de PIB y un mercado de capitales mundial mucho menos propenso a prestarla a países en desarrollo. Este año las economías emergentes emitieron bonos por 120 mil millones de dólares y las calificadoras de riesgo y grandes bancos de inversión estiman que el próximo año bajará a la mitad. En el JP Morgan, que en los últimos meses hicieron importantes negocios con la deuda local, indicaron que la menor colocación se explicaría por el efecto Trump, al generarse incertidumbre sobre los países que dependen de las materias primas. Dujovne planteó que la necesidad del equipo económico puede requerir más que los dólares que hoy se encuentran en los bancos. “Si la sequía de fondos externos se prolongase, si lo quisiera el Gobierno podría recurrir al FMI. Un desembolso de 25 mil millones de dólares sería fácilmente obtenible y las condiciones que impondría el organismo serían pasablemente laxas para el Gobierno. El FMI consideró que los modestos objetivos fiscales fijados para 2017 parecen apropiados considerando las restricciones políticas y sociales y la necesidad de estimular la economía”.
La regla de oro, para evitar crisis bancarias, no es la única lección que el Gobierno puede dejar en el olvido. El regreso al Fondo es el otro gran consejo que ahora ofrece el establishment financiero.