11 dic 2016

Blancos, ricos y exmilitares: el gabinete de Donald Trump


UN CAMBIO RADICAL CON RESPECTO A LA ACTUAL ADMINISTRACIÓN

Dic 11, 2016



Cuatro multimillonarios, tres generales, varias mujeres y todos ellos conservadores: el presidente electo estadounidense Donald Trump está designando a ricos poco ortodoxos y blancos en su mayoría para dirigir Estados Unidos a partir del 20 de enero.

Aunque Trump todavía tiene que anunciar los nombres de puestos clave -principalmente el de secretario de Estado-, muchos de sus nombramientos sugieren que se prepara para alterar el orden político que dominó en Washington durante los últimos ocho años.

Muchos de los nuevos miembros del gabinete se han pronunciado contra la protección de los trabajadores y las regulaciones empresariales y medioambientales dispuestas por el presidente estadounidense, Barack Obama. De las 13 personas ya designadas para el ejecutivo de Trump o para posiciones en su círculo más cercano, la mayoría son hombres blancos, como la base de sus partidarios. Hay cuatro mujeres, dos personas de origen asiático, una negra y ninguna hispana. Trump ha ofrecido puestos a varios millonarios y multimillonarios, señal de su conformidad con que Wall Street ejerza una renovada influencia en la economía estadounidense.

Entre ellos se encuentra Wilbur Ross, un inversor que hizo fortuna comprando empresas en bancarrota y transformándolas para lograr grandes beneficios con ellas, y quien será secretario de Comercio. La futura secretaria de Educación, Betsy DeVos, es una gran donante que promueve alternativas a las escuelas públicas financiadas por los contribuyentes, y a Linda McMahon, quien dirigió entre 1994 y 2010 la empresa World Wrestling Entertainment (WWE), dedicada a la organización de encuentros de lucha libre profesional, la nombró al frente de la agencia federal para el desarrollo de las pequeñas empresas.

El cuarto millonario del equipo de Trump es Todd Ricketts, el copropietario del club de béisbol Cachorros de Chicago, futuro vicesecretario de Comercio.

El multimillonario Steven Mnuchin, un exsocio de Goldman Sachs que financió grandes éxitos de taquilla de Hollywood, será el próximo secretario del Tesoro; y el rico ejecutivo de restaurantes de comida rápida Andrew Puzder fue designado para ser el secretario de Trabajo.

Los generales

Los militares a los que está designando cuentan con una amplia experiencia, lo que podría ayudar a un neófito de la política como Trump a moverse con soltura en la escena internacional.

Pero con tres generales retirados ya nombrados para su gabinete o para su círculo más cercano, y un cuarto -David Petraeus- entre los candidatos para secretario de Estado, Trump está siendo criticado por militarizar al poder Ejecutivo. Esta semana, Trump supuestamente decidió que el Departamento de Seguridad Interior lo dirija el general retirado John Kelly, un cargo que incluye el manejo de áreas críticas como la inmigración y el control de fronteras, cuestiones clave para Trump.

Previamente había anunciado el nombre del general retirado James Mattis para la Secretaría de Defensa. Su nombramiento oficial requerirá que se apruebe una exención a una norma que obliga a que los funcionarios hayan pasado siete años fuera de las fuerzas armadas antes de asumir cargos ministeriales. Mattis se jubiló en 2013.

El asesor de seguridad nacional de Trump será el general retirado Michael Flynn, un exjefe militar de inteligencia que ve al islamismo radical como la mayor amenaza para la estabilidad global. “Yo no veo que Trump tenga una inclinación hacia los militares”, pero si al final nomina cinco o seis generales para cargos de importancia, “puede ser un poco preocupante”, dijo a AFP Timothy Hagle, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Iowa. En el ejecutivo de Obama no había ningún exgeneral.

Los ‘insiders’ conservadores

A pesar de que millones de sus simpatizantes se sienten atraídos por el hecho de que Trump es un ‘outsider’ de la política que cambiará las cosas en Washington, su círculo cercano se está llenando de nombres habituales del ‘establishment’ republicano.

Por ejemplo, su jefe de personal será Reince Priebus, presidente desde hace tiempo del Comité Nacional del Partido Republicano; el fiscal general Jeff Sessions lleva en el Senado estadounidense 20 años y Elaine Chao, nominada para secretaria de Transporte, ya trabajó en el gabinete de George W. Bush. Trump también eligió a varios conservadores de línea dura, como el controvertido Steve Bannon para para ser alto consejero de la Casa Blanca, o Ben Carson, uno de los aspirantes a la nominación republicana conocido por sus posturas de extrema derecha.

Polémica por hackers

El equipo de transición presidencial de Donald Trump rechazó las versiones de que Rusia fue sorprendida tratando de inclinar la balanza electoral a favor del republicano y puso en duda la veracidad de las agencias de inteligencia estadounidenses que investigan los ciberataques de la pasada campaña.

El viernes, la Casa Blanca informó que el presidente Barack Obama ordenó a las autoridades de inteligencia hacer una revisión extensa de los ciberataques realizados durante la temporada electoral, entre ellos la filtración de correos que sacudió la campaña presidencial y generó nuevas preocupaciones sobre la intromisión de Rusia en las elecciones estadounidenses.

La orden de Obama para que la revisión a gran escala se complete antes de que deje el cargo el mes próximo no fue bien recibida en las oficinas centrales del presidente electo en el rascacielos Trump Tower. Según los informes publicados, la CIA cree que Rusia actuó específicamente para dañar la imagen de Hillary Clinton durante las elecciones.

“Creo que hay personas dentro de estas agencias que están disgustadas con el resultado de las elecciones”, expresó el portavoz del equipo de transición de Trump, Sean Spicer, en declaraciones a CNN. Spicer también negó un informe en el diario The New York Times de que los hackers se infiltraron en los sistemas del Comité Nacional Republicano durante las elecciones.

Dijo que el CNR ha trabajado con agencias de inteligencia, las cuales le aseguraron “con certeza” que sus sistemas nunca fueron hackeados. Tanto el Times como The Washington Post informaron sobre una evaluación secreta de la CIA, de que Rusia intervino para ayudar a que Trump ganara, no solo para interferir sin un objetivo claro en las elecciones estadounidenses.