7 DIC, 2016
NODAL
América Latina es la región más desigual del mundo en reparto de tierras, según el informe “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina“, presentado por la organización humanitaria Oxfam en Bogotá.“En la región, 32 personas privilegiadas acumulan la misma riqueza que los 300 millones de personas más pobres. Esta desigualdad económica está íntimamente relacionada con la posesión de la tierra, pues los activos no financieros representan un 64 % de la riqueza total”, indica el informe.
Más de la mitad de la tierra productiva de la región está concentrada en el 1 % de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño, agrega el estudio.
“Esta concentración de tierra está fomentada por la alta dependencia en la explotación de recursos naturales por parte de unos cuantos grupos poderosos, que acumulan cada vez más riqueza gracias a políticas hechas a su medida”, dijo el director regional de América Latina y el Caribe de Oxfam, Simon Ticehurst.
Colombia es el país más desigual de la región, donde el 0,4 % de las fincas más grandes concentran el 77,6 % de la tierra, seguido de Perú (77,3 %), Chile (74,4 %) y Paraguay (71,3 %).
Ticehurst aseguró a Efe que los datos varían por el tamaño promedio de las fincas más grandes entre Centroamérica, donde tienden a ser las propiedades más pequeñas, y Suramérica.
“El de mayores extensiones es Argentina pero sin embargo el porcentaje de la tierra no es tan grave como el resto de la región. El tamaño promedio de las explotaciones es de 22.000 hectáreas en el caso de Argentina, lo que es un extremo muy fuerte, mientras que en El Salvador es solo de 65 hectáreas”, precisó.
El informe también evidencia que las pequeñas fincas familiares, a pesar de ser el 80 % de todas las exportaciones en la región, ocupan menos del 13 % de la tierra productiva.
Millones de hogares campesinos con pequeñas parcelas conviven con megaplantaciones y las mujeres agricultoras son las más afectadas por esta desigualdad, pues las parcelas que trabajan son aún más pequeñas y de peor calidad que las de los hombres, agregó la información.
“No es posible combatir la desigualdad en América Latina sin abordar las diferencias abismales en el reparto de la tierra, que siguen provocando conflictos sociales y ambientales y una persecución cada vez mayor contra los defensores de las comunidades y el campesinado”, añadió Ticehurst.
Oxfam sitúa al extractivismo en la raíz de la alta desigualdad del reparto de la tierra, ya que este modelo en concesiones mineras y petroleras, ganadería extensiva, y monocultivos se ha apoderado de la región.
La competencia por el control de los recursos naturales ha disparado los conflictos territoriales y ha incrementado los índices de violencia contra defensores del medioambiente y derechos humanos.
En ese sentido, la organización humanitaria hace un llamado a los Gobiernos de la región para que cumpla los objetivos de Desarrollo Sostenible proyectados para 2030.
Para cumplir el propósito deben promover una nueva redistribución de la tierra, impulsar un crecimiento económico equilibrado y diversificado, y limitar a la gran industria y las élites económicas para influir sobre el diseño e implementación de políticas públicas.
Tiempo de Crisis
NODAL
América Latina es la región más desigual del mundo en reparto de tierras, según el informe “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina“, presentado por la organización humanitaria Oxfam en Bogotá.“En la región, 32 personas privilegiadas acumulan la misma riqueza que los 300 millones de personas más pobres. Esta desigualdad económica está íntimamente relacionada con la posesión de la tierra, pues los activos no financieros representan un 64 % de la riqueza total”, indica el informe.
Más de la mitad de la tierra productiva de la región está concentrada en el 1 % de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño, agrega el estudio.
“Esta concentración de tierra está fomentada por la alta dependencia en la explotación de recursos naturales por parte de unos cuantos grupos poderosos, que acumulan cada vez más riqueza gracias a políticas hechas a su medida”, dijo el director regional de América Latina y el Caribe de Oxfam, Simon Ticehurst.
Colombia es el país más desigual de la región, donde el 0,4 % de las fincas más grandes concentran el 77,6 % de la tierra, seguido de Perú (77,3 %), Chile (74,4 %) y Paraguay (71,3 %).
Ticehurst aseguró a Efe que los datos varían por el tamaño promedio de las fincas más grandes entre Centroamérica, donde tienden a ser las propiedades más pequeñas, y Suramérica.
“El de mayores extensiones es Argentina pero sin embargo el porcentaje de la tierra no es tan grave como el resto de la región. El tamaño promedio de las explotaciones es de 22.000 hectáreas en el caso de Argentina, lo que es un extremo muy fuerte, mientras que en El Salvador es solo de 65 hectáreas”, precisó.
El informe también evidencia que las pequeñas fincas familiares, a pesar de ser el 80 % de todas las exportaciones en la región, ocupan menos del 13 % de la tierra productiva.
Millones de hogares campesinos con pequeñas parcelas conviven con megaplantaciones y las mujeres agricultoras son las más afectadas por esta desigualdad, pues las parcelas que trabajan son aún más pequeñas y de peor calidad que las de los hombres, agregó la información.
“No es posible combatir la desigualdad en América Latina sin abordar las diferencias abismales en el reparto de la tierra, que siguen provocando conflictos sociales y ambientales y una persecución cada vez mayor contra los defensores de las comunidades y el campesinado”, añadió Ticehurst.
Oxfam sitúa al extractivismo en la raíz de la alta desigualdad del reparto de la tierra, ya que este modelo en concesiones mineras y petroleras, ganadería extensiva, y monocultivos se ha apoderado de la región.
La competencia por el control de los recursos naturales ha disparado los conflictos territoriales y ha incrementado los índices de violencia contra defensores del medioambiente y derechos humanos.
En ese sentido, la organización humanitaria hace un llamado a los Gobiernos de la región para que cumpla los objetivos de Desarrollo Sostenible proyectados para 2030.
Para cumplir el propósito deben promover una nueva redistribución de la tierra, impulsar un crecimiento económico equilibrado y diversificado, y limitar a la gran industria y las élites económicas para influir sobre el diseño e implementación de políticas públicas.
Tiempo de Crisis