WASHINGTON (ANSA / Benedetta Guerrera)
11.07.2024
Foto: La cumbre de la OTAN en Washington © ANSA/EPA
La cumbre de la OTAN en Washington tuvo un gran comienzo para Ucrania: Una garantía para Volodimir Zelensky, presente en la capital estadounidense aunque no en la cumbre, junto con más de 40 mil millones de euros en ayuda financiera y la seguridad que los aliados de la Alianza Atlántica están dispuestos a garantizarle.
El anfitrión Joe Biden, que cuenta con la cumbre del 75º aniversario de la OTAN también para pasar de página y convencer a sus socios y a los estadounidenses de que está dispuesto a liderar a Estados Unidos en un segundo mandato, aseguró que Kiev "puede y frenará a Vladimir Putin", mientras que el secretario de Estado, Antony Blinken, destacó que el envío de los aviones es una señal para el líder del Kremlin.
Zelensky primero expresó su satisfacción, luego, hablando ante la Fundación Reagan, insistió en que "se necesitan al menos 128 F16 para igualar a Rusia en los cielos".
El secretario saliente de la Alianza, Jens Stoltenberg, se mostró convencido de que a partir de estos tres días en la capital estadounidense llegará a Kiev "una ayuda sustancial", fruto de un plan elaborado hace meses para garantizarle la asistencia a largo plazo de Occidente, incluso en caso de un posible cambio de liderazgo en la Casa Blanca.
E incluso el nuevo primer ministro británico, en su debut internacional, aseguró a Zelensky el apoyo "inquebrantable" del Reino Unido, al igual que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que prometió un segundo sistema de defensa Samp-T.
Se forma así un frente compacto formado por los 32 dirigentes reunidos en Washington, al menos en lo que se refiere a la asistencia militar.
Otro tema es la adhesión a la OTAN, sobre la que algunos países todavía tienen reservas por el riesgo que supondría tener un socio que casi siempre está en conflicto con una potencia nuclear como Rusia. Por ahora, Zelensky ha obtenido un acuerdo general sobre la irreversibilidad del proceso, aunque aún no está claro si se especificará una fecha o un plazo en la declaración final.
Lo que, sin embargo, quedará claro -según fuentes diplomáticas que hablaron con los periodistas- será otra advertencia más a China para que deje de apoyar a Moscú. Pekín, como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, "debe poner fin a cualquier forma de apoyo político y material" al Kremlin, se lee en el borrador, que también subraya que el Dragón "constituye un peligro para Europa y la seguridad".
La declaración final también nombra a los otros enemigos del pacto, desde Corea del Norte hasta Irán. Y se designa un enviado del Sur para Oriente Medio y África: una buena noticia para Roma, hasta el punto de que el Ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, ha lanzado la candidatura de Italia para desempeñar este papel, poniendo a disposición "nombres de alto nivel".
Al final de una jornada de trabajo, tres cenas: una ofrecida por Biden y la Primera Dama en la Casa Blanca, otra de Blinken para los ministros de Asuntos Exteriores y finalmente la de los ministros de Defensa con el jefe del Pentágono, Lloyd Austin.
La presión es alta sobre el comandante en jefe, que quiere aprovechar todas las oportunidades que se le presentan en estos tres días para demostrar, dentro y fuera del país, que no es el frágil y confuso hombre de 81 años de los últimos tiempos. De hecho, incluso entre los líderes extranjeros presentes en Washington, después del desastroso debate televisivo, ha aumentado el escepticismo sobre su capacidad de liderazgo y, sobre todo, sobre su fuerza para vencer a Donald Trump -ciertamente no es un amigo de la Alianza- mientras que Biden fue, incluso, abandonado por su histórica aliada y compañera, Nancy Pelosi.
Por no hablar del golpe asestado por el demócrata George Clooney, que le invitó a dimitir tras meses de tensiones con la Casa Blanca por el compromiso de su esposa con la Corte Penal Internacional.
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