Stefano Casini

Los estados financieros son secretos, sin embargo, cada tanto, se filtran algunas cifras. Analistas e inversores disfrutaron con las cuentas de SpaceX, la compañía de cohetes que, al 42%, controla el Numero Uno del planeta, Elon Musk.
La facturación de SpaceX literalmente se fue a las nubes y ahora, que la relación con Trump es de acero, todos los negocios del magnate, literalmente......van al cielo.
Este emprendimiento, nacido para llevar al hombre a Marte, tenía que haber cerrado el año pasado con ingresos por 14,2 billones de dólares, con un crecimiento del 63% respecto a 2023, pero, la facturación paró a los 8,7 billones, según una empresa de investigación especializada en cuentas de nueva creación.
SpaceX se fundó en 2002 partiendo de cero y desarrolló su primer cohete orbital, llamado Falcon 1, al que siguieron otros modelos, creando un mercado de lanzamientos espaciales donde antes reinaba el monopolio de una empresa hoy en crisis, llamada United Launch Alliance, una empresa de los dos gigantes Boeing y Lockheed Martin.
La criatura de Elon Musk escaló el mercado de forma clásica, bajando precios gracias a una oferta de lanzamientos espaciales de bajo costo tanto para NASA como para operadores de satélites comerciales.
Con Boeing Lockheed Martin los costos eran de alrededor de 400 millones de dólares por misión, SpaceX logró trabajar en la producción interna y en la innovación, reduciendo los costos a 60 millones. Gracias a su última criatura llamada Falcon 9, un cohete que en lugar de autodestruirse, se recupera y se reutiliza, llegaron más contratos.
El punto de inflexión fue en 2008, cuando la NASA le otorgó a SpaceX un contrato por 1.600 millones de dólares, para misiones de reabastecimiento para la Estación Espacial Internacional. Hoy, hasta el 66% de los lanzamientos de la NASA, son gestionados por el grupo de Musk. Estos pedidos comerciales con otros en otras áreas, junto con el capital captado en el mercado, permitieron a SpaceX poder autofinanciarse en el desarrollo de su constelación de satélites, con su red Starlink, para llevar Internet de banda ancha a todas partes del planeta, que hoy representa la porción más gorda del negocio de Musk.
Starlink generó 7.700 millones de dólares en el año 2024, o sea, más que la mitad de los ingresos netos de SpaceX.
En enero Starlink publicó un informe oficial, llamado Progreso 2024, con los objetivos alcanzados. El servicio de Internet está disponible para 2.800 millones de personas y puede depender de más de 7.000 satélites. En 2024 se hicieron 134 lanzamientos de satélites con los poderosos Falcons. De estos, 89 fueron para ampliar la red Starlink que crece a ojos vista.
Los usuarios activos, repartidos en 118 países, son 4,6 millones, el doble de los declarados en el informe de 2023 (2,3 millones) y más del cuádruple de los anunciados (1 millón) en 2022, el año siguiente al lanzamiento del servicio.
Aunque el crecimiento no corresponde con las primeras proyecciones de SpaceX, que en 2015 había declarado que en 2022 alcanzaría los 20 millones de suscriptores, las cifras ahora están creciendo rápidamente y también para 2025, Quilty Space predice que los suscriptores podrían llegar los 8 millones, elevando los ingresos a 12,3 billones de dólares, casi tanto como todo SpaceX en la actualidad.
Los clientes residenciales representan apenas el 0,2% del mercado global, dado que para Starlink, es muy difícil entrar en países maduros, donde ya existe una red de fibra y la posibilidad de conectarse.
Los satélites Leo (Órbita terrestre baja) que vuelan a apenas 500 km de la superficie terrestre, ofrecen tiempos de latencia, o sea el tiempo de respuesta del sistema, compatibles con los servicios de conectividad que se precisan en 2025. Funcionan bien donde la densidad es baja, porque, como el acceso es compartido y no dedicado, cuantos más usuarios se conecten, más limitada es la capacidad garantizada para cada conexión.
El ancho de banda depende del número de satélites en órbita, pero también de las estaciones terrestres (Starlink Ground Station Gateway), con sus enormes antenas parabólicas proyectadas hacia el cielo que transmiten el flujo de datos recogidos por la red a los satélites, que luego los redistribuyen cuando y donde sea necesario. Se ubican donde haya grandes fuentes de energía y buen acceso a la fibra óptica.
Stefano Casini es periodista. Empezó en Radio Clarín, su primer noticiero en 1968. Después continuó por L'Eco D'Italia, L'Ora D'Italia, Guía Financiera, suplementos en El País, El Observador, La República, fue 23 años Corresponsal de RAI, Gente dItalia, 5 años de Radio TV Suiza Internacional y 2 años de CNN.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias
06.02.2025

Los estados financieros son secretos, sin embargo, cada tanto, se filtran algunas cifras. Analistas e inversores disfrutaron con las cuentas de SpaceX, la compañía de cohetes que, al 42%, controla el Numero Uno del planeta, Elon Musk.
La facturación de SpaceX literalmente se fue a las nubes y ahora, que la relación con Trump es de acero, todos los negocios del magnate, literalmente......van al cielo.
Este emprendimiento, nacido para llevar al hombre a Marte, tenía que haber cerrado el año pasado con ingresos por 14,2 billones de dólares, con un crecimiento del 63% respecto a 2023, pero, la facturación paró a los 8,7 billones, según una empresa de investigación especializada en cuentas de nueva creación.
SpaceX se fundó en 2002 partiendo de cero y desarrolló su primer cohete orbital, llamado Falcon 1, al que siguieron otros modelos, creando un mercado de lanzamientos espaciales donde antes reinaba el monopolio de una empresa hoy en crisis, llamada United Launch Alliance, una empresa de los dos gigantes Boeing y Lockheed Martin.
La criatura de Elon Musk escaló el mercado de forma clásica, bajando precios gracias a una oferta de lanzamientos espaciales de bajo costo tanto para NASA como para operadores de satélites comerciales.
Con Boeing Lockheed Martin los costos eran de alrededor de 400 millones de dólares por misión, SpaceX logró trabajar en la producción interna y en la innovación, reduciendo los costos a 60 millones. Gracias a su última criatura llamada Falcon 9, un cohete que en lugar de autodestruirse, se recupera y se reutiliza, llegaron más contratos.
El punto de inflexión fue en 2008, cuando la NASA le otorgó a SpaceX un contrato por 1.600 millones de dólares, para misiones de reabastecimiento para la Estación Espacial Internacional. Hoy, hasta el 66% de los lanzamientos de la NASA, son gestionados por el grupo de Musk. Estos pedidos comerciales con otros en otras áreas, junto con el capital captado en el mercado, permitieron a SpaceX poder autofinanciarse en el desarrollo de su constelación de satélites, con su red Starlink, para llevar Internet de banda ancha a todas partes del planeta, que hoy representa la porción más gorda del negocio de Musk.
Starlink generó 7.700 millones de dólares en el año 2024, o sea, más que la mitad de los ingresos netos de SpaceX.
En enero Starlink publicó un informe oficial, llamado Progreso 2024, con los objetivos alcanzados. El servicio de Internet está disponible para 2.800 millones de personas y puede depender de más de 7.000 satélites. En 2024 se hicieron 134 lanzamientos de satélites con los poderosos Falcons. De estos, 89 fueron para ampliar la red Starlink que crece a ojos vista.
Los usuarios activos, repartidos en 118 países, son 4,6 millones, el doble de los declarados en el informe de 2023 (2,3 millones) y más del cuádruple de los anunciados (1 millón) en 2022, el año siguiente al lanzamiento del servicio.
Aunque el crecimiento no corresponde con las primeras proyecciones de SpaceX, que en 2015 había declarado que en 2022 alcanzaría los 20 millones de suscriptores, las cifras ahora están creciendo rápidamente y también para 2025, Quilty Space predice que los suscriptores podrían llegar los 8 millones, elevando los ingresos a 12,3 billones de dólares, casi tanto como todo SpaceX en la actualidad.
Los clientes residenciales representan apenas el 0,2% del mercado global, dado que para Starlink, es muy difícil entrar en países maduros, donde ya existe una red de fibra y la posibilidad de conectarse.
Los satélites Leo (Órbita terrestre baja) que vuelan a apenas 500 km de la superficie terrestre, ofrecen tiempos de latencia, o sea el tiempo de respuesta del sistema, compatibles con los servicios de conectividad que se precisan en 2025. Funcionan bien donde la densidad es baja, porque, como el acceso es compartido y no dedicado, cuantos más usuarios se conecten, más limitada es la capacidad garantizada para cada conexión.
El ancho de banda depende del número de satélites en órbita, pero también de las estaciones terrestres (Starlink Ground Station Gateway), con sus enormes antenas parabólicas proyectadas hacia el cielo que transmiten el flujo de datos recogidos por la red a los satélites, que luego los redistribuyen cuando y donde sea necesario. Se ubican donde haya grandes fuentes de energía y buen acceso a la fibra óptica.
Stefano Casini es periodista. Empezó en Radio Clarín, su primer noticiero en 1968. Después continuó por L'Eco D'Italia, L'Ora D'Italia, Guía Financiera, suplementos en El País, El Observador, La República, fue 23 años Corresponsal de RAI, Gente dItalia, 5 años de Radio TV Suiza Internacional y 2 años de CNN.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias