El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, profundizó el quiebre entre Ankara y el Vaticano al criticar en duros términos la mención al “genocidio armenio” realizada por el papa Francisco, “condenar” las palabras del pontífice como “estupideces” y advertirle que no vuelva a cometer semejante “error”.
“Condeno al Papa y quiero advertirle que espero que no vuelva a cometer un error de este tipo”, dijo el presidente turco en un discurso ante representantes de la Asociación de Exportadores de Turquía, que fue transmitido en directo por la cadena turca NTV .
“Cuando algunos políticos y religiosos asumen el trabajo de historiadores, no dicen verdades, sino estupideces”, añadió el presidente turco, en una declaración que se suma a la áspera ola de respuestas desatadas en Ankara luego que el pontífice hiciera referencia a esta masacre el domingo pasado, durante una misa celebrada homenaje a las víctimas en la Basílica de San Pedro.
Esta matanza perpetrada entre 1915 y 1923 divide profundamente a Ankara y Ereván. Las autoridades turcas sostienen que se trató de una guerra civil enmarcada en la Primera Guerra Mundial en la que también murieron miles de musulmanes, y pese a que el tema es de capital importancia para las aspiraciones turcas de ingreso a la Unión Europea, las posturas irreconciliables siguen siendo la tónica del enconado litigio de nacionalidades.
El premier recordó hoy que el año pasado su Gobierno expresó condolencias por la tragedia armenia, pero hizo hincapié en que esta misma postura debería adoptarse respecto a lo que sucedió a los tártaros de Crimea (de etnia turca), o a los circasianos en el Cáucaso, aludiendo a las decenas de miles de circasianos que murieron durante el siglo XIX ante el avance del Imperio ruso y otros cientos de miles tuvieron que dejar su territorio en el Cáucaso.
“Ya dije entonces que mientras los armenios morían en nuestro país, a los otomanos los mataban en otros países, entre otros por parte de armenios”, agregó y lamentó “enormemente que el papa defina como genocidio el sufrimiento de los armenios, y no al de todos los pueblos de nuestra geografía, con los musulmanes en primer lugar”.
Luego recordó que en sus encuentros con el pontífice había visto “a un político diferente” y enfatizó “no digo un hombre de religión sino a un político” para expresar luego que esas declaraciones “lamentablemente reflejan la mentalidad que ha llevado a la masacre de millones de personas en la historia”, en referencia a las Cruzadas.
Apenas horas después de los dichos de Francisco, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, rechazó sus expresiones y señaló que las mismas “revelan una discriminación hacia los musulmanes y turcos por parte de los cristianos”.
Para Cavusolgu, la interpretación de estos eventos tan dolorosos de forma parcial “es inapropiada para un Papa y para la autoridad que representa”, y subrayó que que esas declaraciones “están alejadas de la realidad histórica y legal”.
Las declaraciones del canciller antecedieron a dos fuertes gestos simbólicos de una enfurecida Ankara, que fueron la convocatoria al nuncio apostólico en Ankara y el llamado a consultas del embajador turco en el Vaticano.
En una conferencia de prensa en Mongolia, ayer, Cavusoglu no descartó otras medidas y subrayó que “los pasos que se tomarán (contra el Vaticano) se harán públicos después de las consultas”.
Mención aparte merecen los dichos del ministro turco de Asuntos para la Unión Europea, Volkan Bozkır, quien aseguró que el reconocimiento del genocidio armenio por parte del Papa Francisco se produjo porque el Sumo Pontífice “es de Argentina”, un país que “dio la bienvenida a los nazis, que fueron los principales autores del Holocausto judío”.
Bozkır, consideró además “lamentable” que en Argentina, “la diáspora armenia domina la prensa y los negocios”.
En línea similar, en tanto, el jefe de la oficina estatal de asuntos religiosos de Turquía, Mehmet Gormez, manifestó que el Vaticano “está influido por grupos de presión y empresas de relaciones públicas”, mientras el presidente del Parlamento turco, Cemil Cicek, también habló de “discriminación” e “injuria” y calificó las palabras de Francisco como “racistas”.
Se calcula que, entre 1915 y 1923, un millón y medio de armenios murieron producto de las masacres y las deportaciones, mientras que otro medio millón se vio forzado a huir al extranjero.
Turquía no reconoce estos hechos como “genocidio” y los considera “lamentables excesos” cometidos durante una guerra entre las fuerzas del orden y las milicias armenias, aliadas de Rusia en la I Guerra Mundial.