23 may 2015

España se abre al cambio

MAÑANA PONE A PRUEBA LA HEGEMONIA BIPARTIDISTA EN COMICIOS REGIONALES

El gobernante Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE) tendrán que acordar con otros partidos para gobernar en doce de las trece comunidades autónomas que van a las urnas y en la gran mayoría de las administraciones municipales.




España vota mañana en unos comicios municipales y regionales, que las encuestas anticipan como el inicio de una nueva etapa que abre la puerta a partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos. Tras casi 40 años de hegemonía bipartidista, el gobernante Partido Popular (PP), del presidente Mariano Rajoy, y el Partido Socialista (PSOE), de Pedro Sánchez, se verán obligados a llegar a acuerdos con otros partidos para gobernar en doce de las trece comunidades autónomas (regiones) que van a las urnas y en la gran mayoría de administraciones municipales.
Los sondeos coinciden en que el PP perdería su mayoría absoluta en todas las comunidades menos una, Castilla y León, mientras el PSOE mantendría su único bastión, Asturias, y podría recuperar el poder en otras dos comunidades si llega a acuerdos con Podemos o Ciudadanos. El PP también corre el riesgo de perder alcaldías claves como Madrid, su mayor reducto de poder, o Valencia, mientras que en Barcelona una iniciativa apoyada por Podemos está en condiciones de disputarle el gobierno a los nacionalistas de Convergencia i Unió (CiU).
Un triunfo de Barcelona en Comú, la candidatura liderada por la activista Ada Colau –quien ayer se reunió con el ex presidente uruguayo Pepe Mujica–, sería un trampolín para Podemos, que aspira a ocupar el espacio socialdemócrata que históricamente pertenece al PSOE. Colau aprovechó el último día de campaña para llamar a la movilización del voto indeciso. “Sólo podremos gobernar si somos la lista más votada, y todo el mundo ha de ser consciente de que si quiere un cambio es importante ir a votar, porque cada voto puede ser el definitivo”, remarcó. Colau también criticó el modelo de ciudad de CiU que, según ella, significa “mantener el modelo de privatización de servicios públicos y el gobierno de un partido bajo la sombra de la corrupción”.
El Ejecutivo de Rajoy se había acostumbrado a gestionar el país gracias a su mayoría absoluta y al hecho de que, desde mayo de 2011, el PP ostenta un mayor poder jamás alcanzado por un partido en España. Entonces, la derecha arrasó en elecciones municipales y autonómicas desarrolladas en medio de una fuerte convulsión social debido al rechazo a las políticas de ajuste que había adoptado el presidente del gobierno, el socialista José Luis Zapatero. Fue en vísperas de aquellos comicios que irrumpió el movimiento de los indignados o 15M (15 de mayo) tomando de forma espontánea las plazas de todo el país, con Madrid y Barcelona a la cabeza. Sin embargo, en aquellas elecciones, en las cuales triunfó el PP, el descontento y la indignación ciudadana aumentaron al ritmo de los ajustes y el estallido de escándalos de corrupción en torno de la figura de Rajoy. Este enfado fue canalizado por dos nuevas fuerzas políticas: los antineoliberales de Podemos y los centristas de Ciudadanos.
Hoy, tanto la fuerza liderada por el politólogo Pablo Iglesias, que tiene su origen en el movimiento de los Indignados, están en condiciones de arrebatarles votos y disputarles el poder a conservadores y socialistas.