PERU MAS DE 20 MUERTOS POR UN GRUPO ESPECIAL DE LA POLICIA QUE SIMULABA OPERATIVOS
Regresaron los escuadrones de la muerte
Una comisión oficial concluyó que los policías de gatillo fácil ganaban ascensos por “acciones distinguidas” al presentar sus crímenes como exitosas operaciones contra la delincuencia.
Investigaron seis casos de falsos operativos, que terminaron con veinte ejecuciones, aunque se cree que hay más.
Por Carlos Noriega
Página/12 En Perú
Desde Lima
Un escándalo de gatillo fácil en la policía le ha estallado al gobierno de Pedro Pablo Kuzcynski, a menos de un mes de haber asumido el poder. Un escuadrón de la muerte policial habría asesinado a por lo menos veinte personas entre 2012 y 2015, durante el gobierno del ex presidente Ollanta Humala. Esa es la conclusión de una comisión investigadora formada por el nuevo gobierno.
Dos sujetos están en un automóvil frente a un edificio, en un barrio de las afueras de Lima. Otros dos han bajado e ingresado al edificio. De pronto aparece la policía. Minutos después, los cuatro sujetos han sido baleados por los efectivos policiales. Todos son dados por muertos y los agentes llaman a la prensa. Se preparan para presentar ante los medios un exitoso operativo policial.
Era octubre de 2014 y hasta el lugar llega el ministro del Interior de entonces, Daniel Urresti, un general del ejército en retiro que viene siendo procesado judicialmente como responsable del asesinato de un periodista en 1988, durante los años de la guerra interna. El ministro, con gesto triunfante, narra ante los periodistas la historia de una persecución a balazos a “una banda de delincuentes” que se aprestaba “a dar un fuerte golpe”, que terminó, según la versión del ministro, con la policía frustrando el delito que se iba a cometer y con todos los delincuentes muertos.
Los cadáveres baleados están tendidos en el lugar mientras el ministro habla. De pronto una reportera se da cuenta de que uno de los presuntos muertos dentro del vehículo sigue con vida. “Uno está vivo… está que se mueve”, dice, angustiada, la reportera al aire. Este inesperado sobreviviente, al que todos habían dado por muerto, contaría luego una historia muy diferente de la historia oficial.
“Estábamos estacionados en el auto y la policía nos rodea y nos apunta. Alzamos las manos y nos empiezan a disparar. Mi amigo agonizó un largo tiempo mientras yo escuchaba cómo los policías se burlaban de él. Antes de que llegue la prensa los policías decían ‘ponle el juguetito’ y me pusieron una pistola en la mano. Pensaban que yo estaba muerto”, es la historia que ha contado Omar Fregeiro, el muerto que regresó a la vida.
Un ex informante a sueldo de la policía ha contado a la televisión, ocultando su identidad y su rostro, que por pedido de los policías él se encargó de captar a los cuatro sujetos que terminaron acribillados y los llevó hasta el lugar diciéndoles que en ese edificio vivía un empresario al que sería fácil secuestrar. Pero todo era una trampa. La policía los esperaba para matarlos y presentar el caso como un operativo exitoso contra la delincuencia. El mismo patrón ya se había dado antes y se repetiría después.
Con esa práctica de crear falsos escenarios delictivos captando presuntos delincuentes para que cometieran un secuestro o asalto para luego intervenirlos y armar ficticios enfrentamientos que siempre terminaban con todos los supuestos delincuentes muertos, los policías del gatillo fácil se ganaban condecoraciones y ascensos por “acciones distinguidas”, al presentar sus intervenciones como exitosas operaciones contra la delincuencia. Esa es la conclusión a la que ha llegado una comisión investigadora nombrada por el nuevo ministro del Interior, Carlos Basombrío, quien asumió el cargo hace menos de un mes, con el cambio de gobierno.
El informe de la comisión investigadora, encabezada por el viceministro Rubén Vargas, señala que “existen serios indicios” de la existencia de este escuadrón de la muerte policial, el cual, se indica, estaba formado por un comandante y “al menos” siete suboficiales, y que para sus operaciones ilegales contaba con el aval y protección de un general. La investigación indica que se han estudiado seis casos de falsos operativos policiales que culminaron con la ejecución de veinte víctimas, once de las cuales no tenían antecedentes policiales. El ministro Basombrío le señaló a Página/12 que no se descarta que existan más casos.
La investigación del Ministerio del Interior también involucra a un ex viceministro del Interior del gobierno de Humala. No se da su nombre, pero ha trascendido que se trataría de Iván Vega, quien fue hombre de confianza del ex presidente Humala en los temas de seguridad.
Un día antes de que se presentara este informe, el comandante Raúl Prado, señalado como el jefe operativo de este escuadrón de la muerte, apareció en la televisión para disparar contra el ministro Basombrío y la investigación que lo acusa. “El informe de esta comisión ya me ha juzgado. El ministro (Basombrío) es un abusivo. El mensaje es que el policía que mata a un delincuente se convierte en delincuente”, declaró Prado, quien acusó a Basombrío de proteger a los delincuentes. “Nosotros no estamos jugando”, anunció el comandante del gatillo fácil, que en segundos pasó del tono amenazante a los sollozos, mientras intentaba una defensa poco consistente.
El ministro Basombrío ha puesto énfasis en resaltar que fueron algunos policías los primeros en denunciar internamente las operaciones de este escuadrón de la muerte. Pero después de esta denuncia interna, que se hizo en enero de 2015, se armó un tinglado de encubrimiento que congeló la investigación. “Hubo policías valientes que denunciaron estos crímenes y otros policías que los encubrieron”, ha dicho el nuevo ministro. Las denuncias de la prensa y el cambio de gobierno reactivaron la investigación.
Los resultados de la investigación del Ministerio del Interior, conocidos esta semana, se han enviado a la fiscalía, que debe abrir proceso a los involucrados.
Se ha señalado a los supuestos responsables directos de las operaciones de este escuadrón de la muerte, pero todavía están pendientes los resultados de las investigaciones sobre las posibles responsabilidades de otros policías en el apoyo o encubrimiento de estas operaciones criminales.