LOS ESCRITOS QUE ALBERTO NISMAN HABIA PREPARADO PARA PRESENTAR EN LA ONU
En esos documentos, elaborados en diciembre de 2014, el fiscal afirmaba lo contrario a lo denunciado un mes después. Realizaba consideraciones positivas de la política del Gobierno y decía que el Memorándum era entendible debido a la negativa iraní a colaborar.
Por Raúl Kollmann e Irina Hauser
El fallo de Daniel Rafecas revela, sobre el final, el contenido de dos escritos firmados por Alberto Nisman en diciembre de 2014, en los que el fiscal afirmó exactamente lo opuesto a lo que denunció menos de un mes más tarde. Los dos escritos estaban guardados en la caja fuerte de la Unidad Fiscal AMIA y fueron aportados por la secretaria de la fiscalía, Soledad Castro. El objetivo –contó Castro– era que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas interviniera para concretar las órdenes de captura de los iraníes sospechados, algo que no registra antecedentes. Los documentos fueron elaborados en forma contemporánea. Nisman decidió posponer la presentación de estos escritos, aunque los firmó entre diciembre y enero, con fecha de enero.
Detalla Rafecas: “En esos escritos, el doctor Nisman no sólo que no hace ningún tipo de alusión a la inminente presentación de la denuncia en contra de las máximas autoridades del Poder Ejecutivo Nacional, sino que, a lo largo de sus páginas, presenta una postura diametralmente opuesta, en el sentido de que realiza consideraciones sumamente positivas de la política de Estado del gobierno nacional, desde 2004 hasta la actualidad, destaca todos los discursos de los dos sucesivos presidentes, todos los años, ante la ONU, y considera que tanto el ofrecimiento de juzgamiento en un tercer país (2010) como la firma del Memorándum (2013), ambas iniciativas del Poder Ejecutivo, como una consecuencia entendible de la erosión y desgaste que lograron hacer los iraníes debido a su irreductibilidad y negativa a colaborar en el avance de la causa AMIA, que llevaron al gobierno argentino, nos dice ahora el doctor Nisman, a ir paulatinamente reduciendo sus pretensiones, con tal de lograr el objetivo de siempre: sentar a los acusados ante el juez, y de este modo permitir avanzar la causa hacia el juicio oral”.
El juez cita tramos enteros de los documentos, en los que no cuestiona en nada a la Presidenta, sino todo lo contrario: “El objetivo central de la Justicia, de los familiares de las víctimas y del gobierno de la Nación Argentina fue lograr la detención de los imputados a fin de proceder a su posterior enjuiciamiento, naturalmente, con todas las garantías que brinda la Constitución Nacional”.
En los textos de Nisman transcriptos por Rafecas se enumeran los discursos de la Presidenta, incluso después de firmado el Memorándum. “El tratado vuelve a bajar las exigencias y las acota a un objetivo, convertir –de este modo– al descrédito internacional en un factor de presión legítimo conducente a lograr este objetivo: el sometimiento a proceso de los imputados iraníes para avanzar en el enjuiciamiento de aquellas personas judicialmente responsabilizadas por el atentado contra la sede de la AMIA.”
Es decir que mientras en la denuncia de enero, Nisman decía que la Presidenta y el canciller jugaban a favor de los iraníes sospechosos, los encubrieron, en el texto firmado por él en diciembre se decía todo lo contrario. El escrito dice “este instrumento bilateral sólo puede aspirar, en el mejor de los escenarios y bajo la interpretación más amigable de su letra, a que las autoridades judiciales argentinas puedan participar, en territorio iraní, de un interrogatorio”. Y Nisman afirma que “es entendible” que se busque ese camino.
La contradicción entre lo firmado en diciembre y lo que presentó después de su intempestiva vuelta de las vacaciones en Europa, haría pensar que los textos fueron escritos por personas distintas o que una razón política lo llevó a un cambio tan brutal. En los medios, el fiscal dijo que hacía tres años que trabajaba en la denuncia, pese a lo cual escribió lo contrario –un texto elogioso de la política del Gobierno– un mes antes.