El que se acuesta con barras amanece...
Daniel Angelici, delfín de Mauricio Macri en el club xeneize y operador del PRO en el ámbito de la Justicia, adelantó que aceptará el castigo que le imponga la Conmebol al club. Su amistad con el fiscal Ocampo, que debe investigar la causa, y el resultado de las pericias.
Por Facundo Martínez
“Recuperar la gloria perdida. Formar un Boca ganador, y volver a ganar la Copa Libertadores, para volver a Japón”, prometió en diciembre de 2011 el actual presidente de Boca, Daniel Angelici, cuando con el apoyo absoluto de su mentor dentro del club, Mauricio Macri, se presentó a las elecciones para derrotar la fórmula oficialista liderada por Jorge Amor Ameal. Angelici, como delfín del ahora jefe de Gobierno porteño, apuntaba también sus cañones contra Juan Román Riquelme, ídolo máximo de Boca, siempre enfrentado a la conducción macrista. “Queremos jugadores que jueguen, dirigentes que dirijan”, señalaba el dirigente y empresario del juego. Entre esas promesas y el presente, Boca sólo consiguió ganar una Copa Argentina. Y si volvió a estar en la tapa de todos los diarios no fue precisamente por la gloria conseguida, sino por el vergonzoso episodio del jueves en la Bombonera: la agresión química que sufrieron los jugadores de River dentro de la manga que los debía conducir sin peligros hacia el campo de juego.
De la euforia de campaña de Angelici se vio poco ayer, durante la conferencia de prensa que brindó junto con el entrenador del club, Rodolfo Arruabarrena. “No es momento de deslindar responsabilidades”, comentó antes de comunicar que el club asumirá las sanciones que muy probablemente hoy le aplique la Conmebol. “Como presidente me hago cargo de la mayor parte de lo que ocurrió. Se hizo un esfuerzo importante en materia de seguridad pero parece que nunca alcanza”, agregó. Aunque evitó especificar cuáles son esas responsabilidades. No son pocas. Hace apenas dos semanas, en medio de la disputa con el secretario de Seguridad, Sergio Berni, a raíz del polémico regreso a la tribuna de los dos líderes de la barra brava boquense, Mauro Martín y Rafael Di Zeo –que luego, por las presiones oficiales, no se concretó–, el presidente de Boca soltó una idea disparatada. Dijo que estaba dispuesto a recibir en su cancha a los barras: “Como no va a salir una ley para erradicarlos, yo estoy dispuesto a blanquearlos. Si cometen un acto de violencia dentro del estadio no tengo problema de volver a ponerlo (al barra) en el derecho de admisión, o llevarlo al tribunal de disciplina para que lo expulsen”, afirmó. Esa ley, sin embargo, existe: es la 23.184, que en los últimos años tuvo además dos modificaciones que la actualizaron.
No lucía bien ayer Angelici, acusaba el golpe de los sucesos. “Se hicieron las pericias en el estadio, tanto de la Justicia ordinaria como del Gobierno de la Ciudad y se clausuró. Me quedé hasta las tres y media de la mañana, hasta que se fueron todos”, manifestó el dirigente xeneize. Luego adelantó que Boca buscará “identificar y dar una sanción ejemplificadora” a los agresores. Una actitud que sería novedosa en la actual conducción, ya que cualquier habitué a la Bombonera es testigo de los negocios montados por los barrabravas en las propias instalaciones del club. Desde venta de ropa trucha, comida y bebidas hasta el manejo del estacionamiento y los tours de turistas extranjeros que quieren vivir la aventura tribunera. Angelici no dedicó ningún espacio de su conferencia de prensa a aclarar estos aspectos de su relación con los barras.
Las pericias que realizaron en el estadio y sobre la manga los peritos de la Prefectura Naval determinaron cómo y con qué sustancia se concretó el ataque a los jugadores de River. Según le revelaron a Página/12 fuentes de esa fuerza, para el ataque “se utilizó entre un litro y litro y medio de un líquido, compuesto en forma casera por gas pimienta y un ácido, que produce emanaciones” –no fue un gas como se dijo el jueves por la noche– y no se utilizó un spray sino un botellón o pomo plástico –como en los que suele venderse la mostaza–. El líquido “fue arrojado al interior de la manga a través de una costura y cayó en forma de lluvia”, lo que explica las manchas naranjas que se pudieron observar tanto en las caras como en las camisetas de los futbolistas millonarios, y en la superficie externa del escudo de uno de los policías que intentaron proteger a los jugadores dentro del túnel. Otro dato importante, que echa por tierra las especulaciones sobre desde dónde se perpetró el ataque, es que “se encontraron restos de este líquido fuera de la manga”. Y el goteo de las manchas señala también que “el ataque se produjo de arriba hacia abajo”.
Habrá que esperar el informe de la investigación que, por su parte, lleva adelante el fiscal general de la Ciudad, Martín Ocampo.
Ocampo, que en la madrugada del viernes decidió la clausura de la Bombonera, es un protegido político del presidente Angelici, quien aprovechó su estrecha relación con Macri para apadrinarlo en la carrera judicial. Así como Macri llevó de la mano a Angelici a la presidencia de Boca, el dirigente de procedencia radical y empresario del juego, que llegó a presidir la asociación de bingos, no tardó en convertirse en una suerte de operador político en el ámbito de la Justicia, nacional y porteña (ver nota aparte). Antes de convertirse en fiscal general de la Ciudad, Ocampo ofició de legislador del PRO para la Ciudad.
Amistades aparte, Angelici intuye que sobre Boca caerá una sanción importante. Y rápido de reflejos anunció que se presentó “como querellante” en la causa abierta, un lugar de víctima que lo alejaría de incómodas investigaciones judiciales. “Que alguien pueda arrojar un líquido que afecte a los jugadores rivales me llena de angustia y dolor. Es la imagen del fútbol argentino la que queda lastimada”, admitió.
El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, deslizó ayer su crítica hacia el presidente de Boca. “Seguramente hay dirigentes políticos que tienen que ver con los incidentes ocurridos. Si Angelici en vez de ser presidente de Boca, en vez de ser un socio de Macri, fuese un hombre del kirchnerismo, (los medios) hubiesen criticado al oficialismo”, apuntó desde la ciudad cordobesa de Río Cuarto. “Lo que pasa en el fútbol argentino es una vergüenza. Lo que hay que hacer es terminar con la connivencia entre una dirigencia deportiva y los barrabravas”, sentenció.