Por Diego Olivera Evia
Luego de los acuerdos de unidad en América Latina, en la década y media del Siglo XXI, en el marco de una diversidad política y económica, en la articulación y la conformación de varios organismos regionales, como UNASUR, CELAC, MERCOSUR, ALBA, que crearon una alternativa al neoliberalismo, como propuesta macroeconómica, para nuestro continente, donde se han podido estructurar, mecanismos de intercambio desde económicos, médicos, culturales, tecnológicos.
Esta nueva realidad solo fue alterada, por las políticas intervencionistas de EEUU, en aquellos países de Latinoamérica, que apostaban a una salida progresista, con conceptos socialista, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, con acciones desestabilizadoras, intentos de golpe de estado y sanciones unilaterales, en temas de drogas o derechos humanos, sin tener pruebas de estas violaciones, solo el derecho de este imperio militar y económico, que busca dominar el mundo.
Hoy nuevamente EEUU a través de sus trasnacionales, crea un nuevo conflicto internacional y regional, donde la petrolera estadounidense Exxon Mobil, más famosa por sus derrames, como el del Golfo de México, y también en la Selva amazónica de Ecuador, comienza una nueva aventura, colonialista, en la República Cooperativa de Guyana, permite a esta empresas, trabajos de exploración en aguas marítimas que están en litigio con Venezuela, desde el año 1966, en la zona venezolana del Esquivo.
La respuesta de Venezuela del nuevo Gobierno de Guayana, del mandatario David Granger, que según fuentes fidedignas fue financiado por la Exxon, a la vez esta empresa ha tenido litigios con Venezuela, perdiendo con esta nación varias demandas internacionales. Esta nueva administración de Guyana, ha sustentado varios ataques verbales, contra el gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro, acusado en términos imperialistas tanto ingleses, como estadounidense, de que los venezolanos, usarían las fuerzas de las cañoneras, sugiriendo una posible intervención militar, un hecho falso, ya que Venezuela, no ha tenido ni guerras, ni acciones punitivas, con ningún país del continente latinoamericano.
La demanda venezolana se sustenta en la unilateralidad de Guyana
El gobierno venezolano reiteró su protesta de que estos trabajos de exploración no le hayan sido informados previamente y denunció que se trató de una acción “unilateral” por parte de Guyana. donde “El área específica de operaciones en el mencionado ‘Bloque Stabroek’ se define en una zona marítima por delimitar que corresponde a la reclamación de soberanía territorial, por parte de Venezuela, contemplada en el Acuerdo de Ginebra” de 1966, añadió la cancillería venezolana.
El litigio por esta zona ha provocado algunos roces entre ambas naciones en los últimos años. En 2013, la Marina de guerra venezolana retuvo brevemente al buque de investigación sísmica Teknik Perdana, que había sido contratado por la petrolera basada en Texas Anadarko Petroleum para examinar el fondo del mar de la zona.
Por su parte Guyana sostiene que un tribunal laudó el litigio en su favor en 1899, donde no hubo y no se invitaron representantes venezolanos, para delimitar las fronteras entre ambos países, ante esta actitud agresiva del mandatario David Granger, de crear un efecto domino, como posibles intervenciones externas en la región, el asunto ha sido referido al secretario general de Naciones Unidas para que explore formas de encontrar una solución pacífica. Pero se hace necesario retomar los acuerdos de Ginebra de 1966, donde ambas partes acordaron las fronteras históricas, desde el virreinato de Venezuela, como los muestran los mapas de principios del Siglo IXX.
Ante la gravedad de estas acciones de Guyana, el gobierno del presidente Maduro, acudirá a UNASUR, CELAC, OEA, Caricom (del cual ambas naciones son miembros), para buscar una salida negociada en le marco de la paz continental, sin presiones, ni acciones derivadas de la trasnacional petrolera Exxon.
América latina bajo los efectos de la geopolítica de Estados Unidos
Hoy nuevamente América Latina, sufre los efectos del expansionismo de EEUU en la región, no solo esta nueva aventura de la EXXON, con la anuencia del gobierno de Guyana, los efectos de la doctrina Obama, con sus acciones supra nacionales, haciendo de árbitro internacional por un lado, y ejecutor militar de sus tropas, en las decenas de bases militares en el Continente. El mismo decreto lanzado a inicios del 2015, contra el pueblo y gobierno de Venezuela, de considerar a esta nación con “país peligroso para el imperio de EEUU”, fue verbalmente anulado al decir Obama, que no era concurrente, pero la posibilidad de que se aplique, está vigente y en manos de la superpotencia más violenta del planeta.
Pero no solo Venezuela está en el ojo de la tormenta intervencionista, el gobierno del presidente de Ecuador Rafael Correa, sufrió un ataque violento de la derecha y los medios de comunicación, por querer aplicar a los millonarios un impuesto a las herencias, acción que solo afecta a 3 por ciento de los ciudadanos, pero la campaña de los medios, lo manipulo y creo la histeria en la clase media, miles de manifestantes de derecha, fueron contrarrestados por los sectores sociales, que apoyan la revolución ciudadana.
La incapacidad de EEUU y su socio Canadá, de imponer en la OEA sus propuestas económicas en la Cumbre de Panamá, han herido al gobierno de EEUU, que solo logra aplicar su minoría al consenso de los países latinoamericanos, como lo hacían en el Siglo XX, el fracaso del ALCA y los TLC, son manchas para la época de las cañoneras y el Gran Garrote, pero no podemos subestimar el poderío militar, no económico porque esta nación no sale de la peor crisis de su historia.
Hoy solo la unidad de los pueblos y gobiernos latinoamericanos, pueden dar una respuesta de unidad como en Panamá, porque EEUU no es amigo de ninguna nación, solo las escuchas de los espías de la CIA al Canciller Merkel y su gobierno, muestran que los caminos de Estados Unidos, son la respuesta de la Doctrina Monroe “América para los Americanos”, pero la verdad este “postulado”, es América Latina patio trasero de los EEUU.