20 jun 2016

El crimen de ser pobre en Estados Unidos


CIUDADANOS ENCARCELADOS POR NO PODER CUBRIR SUS DEUDAS

A partir de 1830, el mundo civilizado empezó a dejar de encarcelar deudores, reconociendo que era una práctica bárbara y tonta. En efecto, la mejor manera de asegurar que alguien no pague su deuda es encerrándolo. Pero en este siglo XXI, Estados Unidos ha restablecido un amplio sistema de encarcelamiento de deudores, lo que en la práctica equivale a criminalizar la pobreza.

THE NEW YORK TIMES
20 jun 2016



¿No me creen? Acompáñenos a la cárcel del condado de Tulsa. El día de la visita había 23 personas encerradas por no pagar multas del gobierno. Entre ellas, una mujer que no pudo pagar la multa por falta de una placa de su auto.

Hablamos en la cárcel con Rosalind Hall, de 53 años de edad, que ha estado encerrada un total de 18 meses, en varios periodos, simplemente por no pagar un aluvión de multas derivadas de delitos menores (por los cuales purgó pena de cárcel). Hall ha luchado desde hace treinta años con enfermedades mentales y adicciones de drogas y tiene un largo historial de hurtos en tiendas, que comete para pagarse las drogas, pero ningún delito violento.

Las lágrimas se le acumularon en los ojos al contar que estaba tratando de enderezar su vida, de dejar de robar, y de alejarse de las drogas desde hace dos años. Pero las multas no dejan de crecer y ahora debe un total de 11.258 dólares. Aquejada de depresión y trastorno bipolar, tiene pocas esperanzas de conseguir un empleo regular, por lo que periódicamente la arrestan por no pagar.

Esta vez, ella había pasado diez días en la cárcel por no pagar la indemnización de cinco cheques sin fondos que expidió hace ocho años a una tienda de abarrotes. Los cinco cheques sumaban en total poco más de cien dólares, pero con los recargos y multas, ella sigue debiendo 1.200 dólares después de ocho años de haber estado haciendo pagos.

Hall sobrevive con cupones de comida, ropa de segunda proporcionada por las iglesias, un cuarto que le presta una amiga de buena voluntad y 50 dólares al mes que gana por limpiar una casa. Ella destina 40 dólares a pagar las indemnizaciones y se queda con diez dólares al mes para ella.

"Es cien por ciento verdad que tenemos cárcel para deudores en 2016", confirma Jill Webb, abogada pública. "La única razón de que esta gente esté en la cárcel es que no puede pagar sus multas. Y no solo eso; se gastan 64 dólares al día para tenerlos en la cárcel ... y no por algo que hayan hecho, sino porque son pobres."


Esto es tan inconcebible en 2016 como lo era en 1830 y es un sistema que se encuentra en todo el país. En los últimos 25 años, conforme se ha vuelto más y más costosa la encarcelación masiva, los estados y los municipios les han transferido la carga económica a los delincuentes, a quienes aplican numerosas multas y recargos. En Oklahoma, a los acusados se les pueden aplicar 66 tipos de multas, desde "costas de seguridad del juzgado" hasta "costas del alguacil por perseguir a fugitivos de la justicia". E incluso se le cobra una cuota a un indigente por solicitar a un defensor público. (No es broma; a un indigente se le cobró por solicitar un abogado público y si no paga, se emitirá una orden de arresto.)

El fiscal de distrito del condado de Tulsa, Stephen Kunzweiler, piensa que esas multas son una forma ridícula de financiar su oficina. "Es un sistema disfuncional", afirma.

Un libro reciente, "A Pound of Flesh", de Alexes Harris de la Universidad de Washington, señala que encarcelar deudores es una práctica que existe en todo Estados Unidos. Por ejemplo, en Rhode Island, precisa, en 2007 se encarceló en promedio a 18 personas al día por no pagar costas judiciales. En Ferguson, Missouri, la familia promedio pagó 272 dólares en multas en 2012 y el adulto promedio tuvo 1,6 órdenes de arresto por ese motivo ese año.

"Los acusados pobres no tienen nada que dar", afirma Harris, y el resultado es un sistema que castiga desproporcionadamente a los pobres y las minorías, dejándolos con una carga de deuda de la que nunca podrán escapar.

Webb piensa que encarcelar deudores es algo tan punitivo que el motivo real es estigmatizar y castigar a los pobres. "Daña a su familia, no nos hace más seguros y es costoso", afirma. "No puedo pensar en ninguna otra razón de que haya tanta animosidad contra los pobres."