Un columnista de Financial Times consultó a sus seguidores en Twitter sobre “lo más delirante” que se les ocurría. El 71 por ciento eligió el bono de deuda a 100 años de Argentina. El resultado de la encuesta provocó una reacción en cadena en las redes.
Facsímil del resultado de la encuesta, tal como la publicó Robin Wigglesworth en su cuenta de Twitter.
Un columnista de la sección Mercados de Financial Times, Robin Wigglesworth, realizó una encuesta entre sus seguidores de twitter para determinar “qué es lo más delirante” o absurdo (what is the craziest) a nivel mundial, y entre las opciones incluyó el bono de deuda a cien años emitido por Argentina, alternativa que resultó la más elegida superando los once mil votantes. El resultado de la compulsa, que arrojó un 71 por ciento de preferencias por el título centenario, provocó una reacción en cadena en las redes sociales, como no podía ser de otro modo. “I’m not a kirchnerist”, se vio obligado a responder el columnnista del FT, de origen noruego, ante un aluvión de tuits que recibió desde Argentina y también de otros puntos de Latinoamérica. Lo cierto es que el bono de generosa tasa, mientras que era ridiculizado por las redes sociales por “absurdo” y “delirante”, le rendía a sus tenedores unos 110 millones de dólares de ganancia a pocos días de su emisión, según su valoración en el mercado.
El Bono Global 100, que fue emitido con vencimiento en el año 2117 con una tasa nominal de 7,125 por ciento (7 y 1/8 de punto) fue “vendido” por los bancos colocadores a un precio apenas superior a los 90 dólares por cada lámina de 100. Conforme a ese valor de colocación, que redujo en consecuencia en casi un 10 por ciento el precio o “préstamo” que recibió Argentina (sobre un valor nominal de 2750 millones de dólares), el bono salió al mercado con un rendimiento efectivo del 7,9 por ciento, medido por los intereses que deberá pagar anualmente el país (196 millones) respecto de su valor de captación original (2475 millones de dólares).
Pero desde que se cerró la transacción, el lunes 20 de junio, su cotización no para de subir y ya acumula una ganancia superior al 4 por ciento, teniendo en cuenta que este lunes cerró con demanda firme y en un valor en torno a los 94,20 dólares (por cada 100 de valor nominal), según consignó ayer el diario especializado Ambito Financiero.
Para quienes toman el bono al nuevo valor, el rendimiento se reduce al 7,6 por ciento, aunque siempre garantizado por 100 años. Pero el precio de mercado del stock total del bono Global 100, se valorizó en 110 millones de dólares (fueron adquiridos al Gobierno en 2475 millones y esta semana podían venderse en 2585 millones según su cotización de cierre del lunes).
Según los especialistas, era de esperar que estos bonos tuvieran una alta demanda apenas salieran a cotizar en el mercado secundario. Cuando los bancos colocadores hicieron la oferta por un valor nominal de 2750 millones, recibieron propuestas de compras por alrededor de 9000 millones. Todos quienes quedaron afuera de la adjudicación –fondos de inversión globales y grandes bancos– constituyen una masa de inversores ansiosos por obtener este título con un rendimiento muy poco usual, por no decir único en el mundo. Aun cuando tuviera que ser comprado a la par (100 dólares por cada lámina de 100 dólares, sin “premio”), todavía tendría un rendimiento nominal de 7,125 por ciento, que sigue siendo atractivo, para el comprador y sus cuatro generaciones siguientes, si quisiera mantenerlo en el patrimonio familiar.
El Bono Global 100, que fue emitido con vencimiento en el año 2117 con una tasa nominal de 7,125 por ciento (7 y 1/8 de punto) fue “vendido” por los bancos colocadores a un precio apenas superior a los 90 dólares por cada lámina de 100. Conforme a ese valor de colocación, que redujo en consecuencia en casi un 10 por ciento el precio o “préstamo” que recibió Argentina (sobre un valor nominal de 2750 millones de dólares), el bono salió al mercado con un rendimiento efectivo del 7,9 por ciento, medido por los intereses que deberá pagar anualmente el país (196 millones) respecto de su valor de captación original (2475 millones de dólares).
Pero desde que se cerró la transacción, el lunes 20 de junio, su cotización no para de subir y ya acumula una ganancia superior al 4 por ciento, teniendo en cuenta que este lunes cerró con demanda firme y en un valor en torno a los 94,20 dólares (por cada 100 de valor nominal), según consignó ayer el diario especializado Ambito Financiero.
Para quienes toman el bono al nuevo valor, el rendimiento se reduce al 7,6 por ciento, aunque siempre garantizado por 100 años. Pero el precio de mercado del stock total del bono Global 100, se valorizó en 110 millones de dólares (fueron adquiridos al Gobierno en 2475 millones y esta semana podían venderse en 2585 millones según su cotización de cierre del lunes).
Según los especialistas, era de esperar que estos bonos tuvieran una alta demanda apenas salieran a cotizar en el mercado secundario. Cuando los bancos colocadores hicieron la oferta por un valor nominal de 2750 millones, recibieron propuestas de compras por alrededor de 9000 millones. Todos quienes quedaron afuera de la adjudicación –fondos de inversión globales y grandes bancos– constituyen una masa de inversores ansiosos por obtener este título con un rendimiento muy poco usual, por no decir único en el mundo. Aun cuando tuviera que ser comprado a la par (100 dólares por cada lámina de 100 dólares, sin “premio”), todavía tendría un rendimiento nominal de 7,125 por ciento, que sigue siendo atractivo, para el comprador y sus cuatro generaciones siguientes, si quisiera mantenerlo en el patrimonio familiar.