3 feb 2015

Lo pendiente, la retirada de Guantánamo

El gobierno de Estados Unidos dijo que busca cerrar el centro de torturas instalado en Guantánamo, pero que no pretende devolver a Cuba el territorio, ocupado militarmente desde finales del siglo XIX.

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02.02.2015

RIO DE JANEIRO (Uypress/Other news, Por Emir Sader*) - 


Las razones son insostenibles: dicen que la base militar en Guantánamo es importante para Estados Unidos. Más allá de que la base no tiene ninguna importancia militar -salvo el centro de torturas-, ello no le da a Washington ningún derecho a mantener la ocupación de una parte del territorio cubano, como si las necesidades de EE.UU. se pudieran imponer por encima de la soberanía de Cuba.
Estados Unidos se comporta como si fuera el propietario natural de un territorio adquirido militarmente, sin necesidad de argumentar. Se comporta como si la ocupación militar diera derecho a la apropiación de un territorio que no le pertenece.
Fue una clara ocupación militar lo que llevó a cabo Estados Unidos cuando intervino en el momento en que Cuba estaba derrotando a la decadente potencia colonizadora española, a fines del siglo XIX, bajo el pretexto de pacificar el conflicto, pero en verdad para bloquear la independencia de Cuba. La apropiación de Guantánamo mediante un contrato impuesto, por un siglo, contribuyó a denunciar el carácter neocolonial de la intervención norteamericana, que además se ha complementado con la tutela de los gobiernos cubanos a lo largo de toda la primera mitad del siglo XX, caracterizado como un período neocolonial.
Cuba sólo pudo realizar su anhelo nacional con la Revolución Cubana de 1959, para lo cual tuvo que derrotar y tumbar al régimen de Fulgencio Batista, representante de los intereses estadounidenses en la isla.
La de Guantánamo fue una intervención paralela a la del Canal de Panamá. Después de inducir la separación del territorio de Panamá de Colombia, Washington retomó inmediatamente el fracasado proyecto francés de construcción del canal y lo completó, revelando cuál era el sentido de la separación de Panamá. E impuso un contrato de control del territorio del canal por un siglo por parte de EE.UU, además de introducir el dólar como moneda, para consolidar el carácter neocolonial de toda la operación.
Cuando se acercaba el siglo de ocupación del canal, el presidente nacionalista panameño Omar Torrijos impidió que, por la vía de los hechos, EE.UU. prorrogara de forma indefinida la ocupación de la zona del canal. Se firmaron entonces convenios que implicaban la devolución del control del canal al gobierno de Panamá, lo cual finalmente se terminó concretando al final del siglo XX.
Cuba llegó, en un momento dado, a no plantear la devolución del territorio de Guantánamo como condición para el reestablecimiento de relaciones entre los dos países, en un gesto de buena voluntad. Pero ahora, en la reunión de la Celac, en San José de Costa Rica, el presidente de Cuba, Raúl Castro, incluyó la devolución de Guantánamo como una de las condiciones para la efectiva normalización de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos.
En el momento en que el gobierno norteamericano hace un listado de condiciones que quiere imponer a Cuba, desconoce la más evidente de las cuestiones pendientes: la retirada definitiva y total del territorio de Guantánamo y su devolución al gobierno de Cuba. Los norteamericanos no tienen argumentos que puedan esgrimir públicamente para no hacer la devolución. Sus supuestas necesidades militares como potencia imperial son suyas y no tienen por qué ser asumidas por otros países, menos todavía por Cuba, víctima de esa agresión y de tantas otras.
Con la derrota y el reestablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, ahora se trata de que se termine de forma definitiva y completa el bloqueo y que Guantánamo sea devuelta a Cuba, de la que nunca debió haber sido arrebatada.
*Sociólogo y cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj). En Página12, Argentina, 02.02.15

Anexo:

Base Naval de Guantánamo, otro punto de fricción entre Cuba y EEUU
La Base Naval de Guantánamo, enclave militar que mantiene Estados Unidos en el extremo oriental de Cuba, es un importante escollo para una eventual normalización de relaciones entre La Habana y Washington.
La Base Naval de Guantánamo, enclave militar que mantiene Estados Unidos en el extremo oriental de Cuba, es un importante escollo para una eventual normalización de relaciones entre La Habana y Washington.
"El restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero ésta no será posible mientras... no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo", dijo la semana pasada el presidente cubano, Raúl Castro.
Castro fijó la posición de la isla al intervenir en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada los días 28 y 29 de enero en la localidad costarricense de Belén.
El gobierno de Estados Unidos respondió de manera indirecta a Castro al descartar que tenga planes de devolver a la isla el control del enclave militar, ubicado a la entrada de la bahía de Guantánamo, unos 900 kilómetros al sudeste de La Habana.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmó que la cárcel establecida en la Base debería ser cerrada, pero subrayó que la administración de Barack Obama no planea devolver a Cuba el territorio ocupado por el campamento militar.
Ese territorio, de unos 117 kilómetros cuadrados y que incluye el campamento militar y el centro de detención, está bajo el control de Estados Unidos desde 1903, y a partir de 2001 se comenzó a utilizar como cárcel para sospechosos de terrorismo.
La devolución de ese territorio ha sido un reclamo histórico de Cuba, incluso desde antes de la Revolución que triunfó el 1 de enero de 1959, encabezada por el hoy ex presidente Fidel Castro.
El reclamo se basa en que la isla fue ocupada militarmente desde 1898 por tropas estadounidenses que intervinieron en la guerra que se libraba contra el colonialismo español.
Washington puso como condición para la retirada de esas tropas la firma de un controvertido tratado que estipuló la obligación de tolerar la Base Militar en Guantánamo desde 1903, y por el tiempo que el gobierno estadounidense la necesitase, en contra de la voluntad cubana.
"En tanto las dos partes contratantes no se pongan de acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del Convenio... en cuanto al arrendamiento a Estados Unidos de América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales, seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la estación naval de Guantánamo", dice el artículo tercero del acuerdo.
A partir del 1 de enero de 1959, la Base se convirtió en foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de Cuba, con el propósito de crear dificultades al gobierno revolucionario.
El pago simbólico anual de 3.386,25 dólares por el arrendamiento del territorio que ocupa la Base Naval en Guantánamo se mantuvo hasta 1972, cuando la parte norteamericana lo reajustó por su cuenta a 3.676 dólares.
En 1973 se hizo una nueva corrección del valor del antiguo dólar de oro de Estados Unidos y el cheque emitido por el Departamento del Tesoro fue elevado desde entonces a 4.085,00 dólares anuales que se cargan al presupuesto de la Marina de Estados Unidos, responsable operacional de la Base.
Esos cheques de pago por el arrendamiento se dirigen a favor del "Tesorero General de la República de Cuba", institución y funcionario que desde hace muchos años dejaron de formar parte de la estructura del gobierno de Cuba, y se remiten por vía diplomática cada año.
El correspondiente a 1959, por simple confusión, fue convertido en ingreso nacional, pero desde 1960 hasta hoy el gobierno cubano se ha negado a cobrarlos y quedan como constancia de un arrendamiento impuesto.

 (Agencia  Xinhua, 2015-02-02)
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