TOMO RAMADI, UNA CIUDAD DE 400.000 HABITANTES, Y PRODUJO UN EXODO MASIVO
Los terroristas asesinaron por lo menos a medio centenar de personas y tomaron a 50 soldados y civiles como rehenes, por lo que una buena parte de la población decidió exiliarse de la ciudad para prevenir más represalias.
El grupo jihadista Estado Islámico (EI) tomó ayer el control de la ciudad de Ramadi, en el oeste de Irak, donde tras ingresar con un ataque suicida izó su bandera en la sede del gobierno local. Los terroristas asesinaron por lo menos a medio centenar de personas y tomaron a 50 soldados y civiles como rehenes, por lo que una buena parte de la población decidió exiliarse de la ciudad para prevenir más represalias. Entretanto, las tropas iraquíes se reagruparon en un centro de mando en las afueras de la ciudad para preparar una contraofensiva que les permita recuperar la capital de la provincia de Al Anbar.
Durante la madrugada de ayer, los insurgentes utilizaron una topadora blindada para levantar los bloques de hormigón que protegían los accesos a las instalaciones de las fuerzas de seguridad en la entrada de Ramadi, donde detonaron el primero de los seis coches bombas. Casi simultáneamente, otros dos autos cargados de explosivos estallaron en la entrada de los edificios de la administración provincial y el Departamento de Educación. Tres más tuvieron como objetivo el Centro de Operaciones militares de Al Anbar, en el oeste de la ciudad. Para no levantar sospechas, los suicidas que efectuaron los ataques utilizaron vehículos y uniformes propios del ejército iraquí y llevaron sus rostros afeitados. La resistencia continuó ayer en algunos sectores de Ramadi, ubicada a aproximadamente 100 kilómetros al oeste de Bagdad. Una vez que los edificios fueron atacados, los terroristas ingresaron a la ciudad a pie y marcharon por ella hasta acceder a la sede del gobierno local, donde hicieron flamear su bandera en símbolo de victoria. El asalto jihadista dejó un saldo de por lo menos 50 muertos y una cantidad similar de oficiales y civiles capturados por EI, además de decenas de heridos.
La confusión producida por la ofensiva de la organización terrorista produjo el éxodo de miles de habitantes de Ramadi, que tiene una población de 400.000 personas, quienes huyeron a pie en dirección a Bagdad. Mohammed Jasim al-Alwani, de 40 años, dijo que regresó a su hogar hace pocos días, pero con la llegada de EI decidió partir a un lugar más seguro. “Lo que sucedió en Ramadi es increíble. Tuve que dejar mi hogar junto con mi esposa e hijos para alejarnos de EI”, dijo. Por su parte, Amar Hassan, de 37 años, expresó que caminó junto a su familia durante cinco horas “con el sonido de las balas sobre su cabeza” para evitar cruzarse con los jihadistas. “Pensé en llevar a mis hijos a la escuela, que es un lugar relativamente seguro, pero podíamos oír las explosiones de los morteros cerca, por lo que decidí que lo mejor sería marcharnos hacia algún lugar más seguro”, dijo, citado por el periódico norteamericano The New York Times. “Tener que desplazarnos para salvar nuestras vidas se convirtió en algo familiar para nosotros. Esta es la cuarta vez que dejamos nuestra casa en búsqueda de un lugar más seguro”, expresó. Sin embargo, expresó Hassan, dada la situación en Ramadi y la violencia en la región, “ésta podría ser la última vez que deje mi hogar”. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), unas 90.000 personas huyeron de la ciudad de Ramadi desde el mes de abril. En tanto, las fuerzas del gobierno todavía controlan un centro de mando militar en las afueras de ciudad. Allí, las tropas iraquíes se congregaron para preparar un contraataque con el fin de recuperar los barrios controlados por EI. El mayor del ejército iraquí Omar Khamis al-Dahl describió la situación como “crítica” y dijo que los jihadistas tomaron el control de la única ruta de suministro importante en la ciudad, por lo que es difícil enviar refuerzos. La mayoría de las unidades del ejército y de la policía se retiraron de la zona, pero algunas fuerzas antiterroristas están “luchando por sus vidas” en el centro de la ciudad, donde se encuentran rodeados por los terroristas. “Si el gobierno no envía refuerzos y la fuerza aérea de la coalición, puedo confirmar que vamos a perder todo Ramadi antes de que se ponga el sol. Una masacre se llevará a cabo y todos nosotros seremos sacrificados. Hemos estado defendiendo la ciudad durante meses y no merecemos terminar así. Es humillante”, dijo.
La caída de Ramadi significa un golpe estratégico al gobierno del primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, sólo seis semanas después de que el ejército y las milicias chiítas retomaron el control de la ciudad de Tikrit, que había caído en manos del EI. En junio de 2014, los jihadistas de EI lanzaron una ofensiva en todo el país, principalmente en la región de Anbar, y en el norte tomaron el control de Mosul, la segunda ciudad del país, expulsando a un fragmentado ejército iraquí. Casi un año después, y a pesar de los ataques de las fuerzas locales y del apoyo aéreo de la coalición occidental liderada por Estados Unidos y Francia, el EI progresa otra vez y se encuentra a un paso de controlar gran parte del país, zona fronteriza con Siria, Arabia Saudita y Jordania.