CALCATERRA FIGURA EN LOS PANANA PAPERS CON MULTIPLES FIRMAS OFFSHORES
Los negocios con el primo de Macri
El empresario procesado por lavado de dinero admitió, a través de un escrito, haber recibido 209 millones de pesos de Helvetic Group para formar una sociedad con una firma de Calcaterra y otras empresas. También dijo no saber de qué se lo acusa.
Por Irina Hauser
En un escrito que le entregó al juez Sebastián Casanello, Lázaro Báez reconoció que recibió cerca de 209 millones de pesos de Helvetic Group como una suerte de préstamo para armar una sociedad con una empresa del primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra, y otras firmas, con la expectativa de participar en la construcción de dos represas en Santa Cruz. Aunque no lo dijo literalmente, la noticia podría ser incluso que en la financiera SGI habrían contado también plata del primo del Presidente. Báez, quien ya está procesado por lavado de dinero, tenía que ampliar su indagatoria. Fue llevado a Tribunales desde el penal de Ezeiza ayer a la mañana, pero no contestó preguntas. El escrito dice que la licitación de la que él resultó excluido –en tiempos de la gestión de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación– tuvo irregularidades, que no es el dueño de Helvetic, que no entiende de qué lo acusa el juez y que lo que hay es una “consagración del más primitivo sentimiento de venganza popular (y judicial)” que lesiona “derechos y garantías”.
Según la investigación judicial, entre diciembre de 2012 y abril de 2013, “a través de una posible maniobra de auto-venta o auto-compra de títulos de la deuda pública por parte de Helvetic Services Group SA, se reingresó al país una suma aproximada de 33 millones de dólares que habrían sido insertados en el mercado local a partir de su depósito en una cuenta bancaria de Austral Construcciones SA en el Banco de la Nación Argentina, a través de nueve cheques por un total de 208.840.876 pesos, endosados por Jorge Chueco (como apoderado de Helvetic) y depositados por Claudio Larrea y Claudio Bustos en nombre de Austral”; se hacían “transferencias de dinero procedentes de fuentes ilícitas desde SGI Argentina a Helvetic”, la que a su vez habría adquiridos bonos, los transfería en dólares por un sistema de compensación y liquidación en Suiza para reingresarlos a Austral.
Para los investigadores, Báez está detrás de Helvetic, que a la vez había comprado SGI, y que habría sido utilizada para hacer circular dinero y disimular su origen ilícito. “Ni yo ni mi hijo Martín somos ni hemos sido accionistas, ni directores, ni apoderados, ni representantes, ni empleados ni nada que se le parezca de dicha sociedad”, en alusión a Helvetic, señaló Báez en su presentación. A la vez, dijo que es una empresa con trayectoria internacional, y que fue contratada para que Austral Construcciones pudiera asociarse con alguna firma de capital extranjero y presentarse a la licitación para las obras de las usinas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. La unión de empresas, según explica el escrito de Báez, quedó integrada por Austral, Iecsa (la empresa de Calcaterra), Esuco, Chediak y Sinohydro, esta última de capitales chinos. “La empresa suiza (Helvetic), seguramente con el horizonte en la importancia del negocio aludido, abonó su suscripción con nueve cheques que fueron depositados en la cuenta bancaria de Austral”, justificó Báez.
Al final, la licitación fue adjudicada a Electroingeniería e Hidrocuyo SA junto con la empresa china Gdezhouba Group Company Limited. “El proceso adjudicatario no quedó exento de irregularidades”, dice el empresario preso desde hace un mes. Señala que se les permitió modificar su propia cotización a espaldas del resto de los oferentes. Así las cosas, Báez dice que después de recibir 208 millones para un negocio que no se hizo ahora Austral le debe plata a Helvetic.
En el juzgado, donde fue recibido por Casanello y el fiscal Guillermo Marijuán, Báez se quejó de que no recibe en la prisión la medicación que necesita. Marijuán encabezó la semana pasada los allanamientos múltiples y espectaculares en toda Santa Cruz, a través de los cuales se intenta tasar los bienes de Báez y de su entorno familiar. Es por si en un futuro juicio oral debe responder económicamente por algún delito a través del decomiso de sus bienes. El escrito cuestiona que se le intenta imponer “la pena económica total al proceder a la confiscación de la totalidad” de sus bienes. En la provincia se encontraron más de 200 propiedades de Báez y su núcleo más próximo. En Río Gallegos, por ejemplo, según el fiscal los inmuebles hallados equivalen a una superficie de doce manzanas.
Hasta ahora Casanello lo procesó con prisión preventiva por lavado de 5,1 millones de dólares, que era el dinero que captaron las cámaras de seguridad cuando contaban billetes su contador Daniel Pérez Gadín, también preso, y sus respectivos hijos. Báez reconoció como suyo ese dinero. Después apareció Leonardo Fariña con algunas revelaciones a cambio de ser tenido como arrepentido. La Sala II de la Cámara Federal le indicó al juez que no se podía quedar ahí la investigación y que debía rastrear operaciones de salida y reingreso de dinero al país. Báez dice que no entiende qué se le imputa en esta nueva indagatoria, ya que para él las operaciones de Helvetic y Austral con los bonos y los cheques endosados por Chueco (también preso) no son delito. Alega que lo acusan por “tener una solvencia patrimonial considerable o manejar un importante caudal de dinero”.