9 may 2014

Secuestros masivos de jóvenes en Nigeria

El prontuario de los puros

09 MAYO 2014
ESCRITO POR: ROBERTO LÓPEZ BELLOSO

Acababa de comenzar el año 2009. El gobierno de Nigeria estrenaba una reglamentación de tránsito que obligaba a los motociclistas a usar casco. Algunas decenas de islamistas se dirigían en moto a un funeral. Todos iban a cabeza descubierta. La policía de tránsito los detuvo para multarlos. Hubo forcejeos. Golpes. Los uniformados pidieron refuerzos. La escaramuza derivó en una riña de proporciones y 18 islamistas quedaron severamente golpeados. Ningún hospital de la zona aceptó atenderlos. Cuatro murieron por las heridas. He ahí la causa circunstancial –el “atentado de Sarajevo”– que llevó a la yihad al grupo integrista Boko Haram (en árabe “La educación occidental es pecado”), “nombre fantasía” de la Congregación Tradicional y Popular para el Proselitismo y la Guerra Santa. Esta semana el conflicto tuvo uno de sus capítulos más estremecedores cuando se conoció un video en el cual el líder de dicho grupo islamista anuncia que las más de 200 adolescentes secuestradas el 14 de abril están siendo “vendidas como esclavas” u obligadas a casarse con sus secuestradores. El episodio, que disparó la campaña internacional Devuelvan a Nuestras Niñas, fue seguido por un ataque a una aldea fronteriza con Camerún, en la noche del lunes 5, donde según afp murieron 300 personas. Deben sumarse a las 1500 que Amnistía Internacional contabiliza en el primer trimestre de este año, víctimas de la acción de esta milicia africana sumada a “las represalias incontroladas de las fuerzas de seguridad”.
Poco después de la paliza a sus motociclistas, el líder de Boko Haram lanzó una fatwa permitiendo a sus miembros la guerra santa contra el modo de vida occidental. El norte de Nigeria tenía una larga tradición de emergentes de ese tipo desde los años sesenta, cuando todo comenzó con un mulá que prohibió las bicicletas y los relojes, quien entonces era visto más como un excéntrico que como una amenaza a la seguridad del Estado petrolero. Con esa tradición fundamentalista, tendiente siempre a deslizarse en interpretaciones forzadas y de polémica exactitud (como la afirmación de que “Alá permite la esclavitud”), el norte del país comenzó su largo camino hasta llegar a un presente en el que varias provincias han hecho de la ley islámica (sharia) la ley civil que rige la vida de toda la sociedad. Integrismo en su máxima expresión. Pero aun en ese contexto Boko Haram resulta extremista.
En julio de 2009, apenas comenzada la yihad de Boko Haram, las operaciones militares terminaron con la vida de 900 de sus miembros, incluido su líder. No pasó un mes hasta que surgiera un nuevo cabecilla anunciando en la bbc que su sector uniría fuerzas con Al Qaeda. Dos años más tarde el grupo ya estaba quemando iglesias y cometiendo ataques suicidas contra civiles de religión cristiana. La Navidad de ese 2011 fue particularmente sangrienta: 40 muertos a causa de los atentados.
El énfasis que los define, según el académico nigeriano Ahmad Murtará, se basa en que piensan que la educación occidental tiene tres defectos centrales: mezcla los géneros en los salones de clase, responde a intereses colonialistas y enseña ideas contrarias al islam, tales como la teoría de la evolución de Darwin o la redondez de la Tierra.
En 2012 Human Rights Watch le dedicó a Boko Haram y su “espiral de violencia” un reporte completo. Registra sus “crímenes contra la humanidad” y también “los abusos de las fuerzas de seguridad”. La organización de derechos humanos señala que “la extendida pobreza, corrupción, abuso policial y la campante impunidad para un amplio rango de delitos, ha creado el campo fértil para que surja en Nigeria la militancia violenta”. Más allá de ese contexto, Boko Haram ha ido demasiado lejos. “Ha asesinado cruelmente personas que estaban rezando en sus iglesias en el norte de Nigeria, y también ha matado a balazos a musulmanes que abiertamente se oponían a la horrorosa violencia de este grupo”, resumió Daniel Bekele, director para África de Human Rights Watch. Ellos, sin embargo, se consideran los más puros seguidores del islam. La Firqat un-Naji’ah, la “Secta de los Salvos”.

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