Con retrasos. Con menos países. Y con una ambición muy rebajada respecto a los planes iniciales. La Comisión Europea ha asegurado hoy que tendrá una propuesta de tasa de transacciones financieras (la denominada tasa Tobin o tasa Robin Hood) a final de año.
EL PAÍS DE MADRID17
oct 2016
Angela Merkel. Foto: AFP
Alemania, Francia, Italia y España, los cuatro grandes países del euro, están a bordo. Lo están también Austria, Portugal, Eslovaquia, Grecia, Eslovenia y Bélgica, aunque esos dos últimos países han amagado varias veces con abandonar el barco.
En total, la Comisión Europea subraya que la propuesta incluirá a 10 países y destaca que hay acuerdo político de fondo, pero siguen sin estar claros los detalles. Con esa cantinela han transcurrido más de dos años sin avances.
Propuesta final.
Puede que esta vez sea diferente: "Hay buenos progresos y espero que haya una propuesta a finales de año", ha explicado el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, que en su etapa anterior como ministro francés frenó una propuesta anterior de Bruselas por "excesiva" y "contraproducente". Irlanda y otros pseudoparaísos fiscales de la UE —Holanda y Luxemburgo se han desmarcado del proyecto— han protestado airadamente en los últimos tiempos contra esa iniciativa, pero incluso Alemania ha maniobrado para debilitarla. El objetivo sigue siendo que los mercados contribuyan a sufragar los costes de futuras crisis financieras y contrarrestar la especulación.
Más de 250 economistas y académicos de 24 países habían firmado una carta pidiendo a los líderes y ministros de finanzas que lleguen a un acuerdo final para implementar un Impuesto a las Transacciones Financieras en Europa (ITF) en la reunión de Ministros de Finanzas del pasado lunes 10 en Luxemburgo. La sociedad civil ya demostró el apoyo masivo de la ciudadanía a este impuesto con la entrega de más de un millón de firmas en diferentes parlamentos europeos en mayo de 2015.
Ajustes.
La tasa Tobin no ha acabado de arrancar pese a las sucesivas propuestas de los últimos años, cuya ambición se ha ido rebajando paulatinamente ante las presiones de los lobbies y de los países más reacios a ese gravamen. En 2011, la Comisión confeccionó el primer proyecto: con tasas del 0,01% al 0,1%, según el activo, debía recaudar 57.000 millones. Londres la boicoteó aduciendo que perjudicaría a la City. Once socios sustituyeron en 2013 a los 27, en formato "cooperación reforzada". Londres la retrasó recurriendo al Tribunal (segundo), que le quitó la razón. En medio, se redujeron las operaciones sujetas, de todos los activos financieros se pasó solo a la compraventa de acciones y derivados. Se cayeron países como Estonia, y otros aún amenazan con desertar a última hora si no se respetan sus líneas rojas.
Realista.
Bruselas sigue abanderando su puesta en marcha, Moscovici ha defendido que la ciudadanía espera que el sistema financiero contribuya a la financiación de algunos bienes públicos, como el desarrollo o la lucha contra el cambio climático, y ha asegurado que se está diseñando algo "al mismo tiempo ambicioso pero también realista, no contrario al espíritu de los negocios", informan EFE y Europa Press. Traducción libre: la tasa molestará lo mínimo posible a un sector financiero que vuelve a despertar grandes dudas en Europa.
La tasa Tobin original fue un tipo de tasa sobre las transacciones financieras ideada para amortiguar las fluctuaciones en los tipos de cambios, que fue propuesta por el economista estadounidense James Tobin en la Universidad de Princeton en el año 1971.
Puede que esta vez sea diferente: "Hay buenos progresos y espero que haya una propuesta a finales de año", ha explicado el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, que en su etapa anterior como ministro francés frenó una propuesta anterior de Bruselas por "excesiva" y "contraproducente". Irlanda y otros pseudoparaísos fiscales de la UE —Holanda y Luxemburgo se han desmarcado del proyecto— han protestado airadamente en los últimos tiempos contra esa iniciativa, pero incluso Alemania ha maniobrado para debilitarla. El objetivo sigue siendo que los mercados contribuyan a sufragar los costes de futuras crisis financieras y contrarrestar la especulación.
Más de 250 economistas y académicos de 24 países habían firmado una carta pidiendo a los líderes y ministros de finanzas que lleguen a un acuerdo final para implementar un Impuesto a las Transacciones Financieras en Europa (ITF) en la reunión de Ministros de Finanzas del pasado lunes 10 en Luxemburgo. La sociedad civil ya demostró el apoyo masivo de la ciudadanía a este impuesto con la entrega de más de un millón de firmas en diferentes parlamentos europeos en mayo de 2015.
Ajustes.
La tasa Tobin no ha acabado de arrancar pese a las sucesivas propuestas de los últimos años, cuya ambición se ha ido rebajando paulatinamente ante las presiones de los lobbies y de los países más reacios a ese gravamen. En 2011, la Comisión confeccionó el primer proyecto: con tasas del 0,01% al 0,1%, según el activo, debía recaudar 57.000 millones. Londres la boicoteó aduciendo que perjudicaría a la City. Once socios sustituyeron en 2013 a los 27, en formato "cooperación reforzada". Londres la retrasó recurriendo al Tribunal (segundo), que le quitó la razón. En medio, se redujeron las operaciones sujetas, de todos los activos financieros se pasó solo a la compraventa de acciones y derivados. Se cayeron países como Estonia, y otros aún amenazan con desertar a última hora si no se respetan sus líneas rojas.
Realista.
Bruselas sigue abanderando su puesta en marcha, Moscovici ha defendido que la ciudadanía espera que el sistema financiero contribuya a la financiación de algunos bienes públicos, como el desarrollo o la lucha contra el cambio climático, y ha asegurado que se está diseñando algo "al mismo tiempo ambicioso pero también realista, no contrario al espíritu de los negocios", informan EFE y Europa Press. Traducción libre: la tasa molestará lo mínimo posible a un sector financiero que vuelve a despertar grandes dudas en Europa.
La tasa Tobin original fue un tipo de tasa sobre las transacciones financieras ideada para amortiguar las fluctuaciones en los tipos de cambios, que fue propuesta por el economista estadounidense James Tobin en la Universidad de Princeton en el año 1971.