Terrorismo de estado
En todos los casos se los presentó como muertos en “combate”. A dos de ellos, se los vistió con uniforme de camuflaje. A uno, el sordomudo, Agustín Ledesma, se le ubicó una metralla con una ristra de balas. Este caso es del 11 de aril del 2012.
En el caso más reciente, el pasado sábado, un comando rodeó un hogar en el Núcleo 4, Arroyito, con orden de allanamiento, y disparó, según los testimonios, sin más. La nueva víctima es Vicente Ojeda, del Núcleo 4 Arroyito. Vicente tiene tres puntos negros –sin orificio de salida- en el pecho que indicarían que le dispararon de espaldas. Ojeda es hermano de “soldadito”, muerto ya, integrante, según el informe policial, de la Agrupación Campesina Armada.
También es cuñado de los Jara Larrea, los considerados cabecillas de este grupo armado.
Según toda la comunidad, no hubo enfrentamiento, ni el muchacho tenía armas, nada, una “simple ejecución de inocente”, al decir del líder comunitario Marciano Jara.
En la chacra, en el crepúsculo, fueron víctimas de un comando policial militar. Sin mediar palabras, esta fuerza acribilló a esta gente. Al percatarse “del error”, lo camuflaron de combatientes. Andaban buscando a apoyos logísticos del Ejército Paraguayo del Pueblo, diría el ministro del Interior Francisco José De Vargas.
“Nada que ver. Es una mentira. Se los puede acusar de muchas cosas menos de eso”, asume con énfasis monseñor Pablito Cáceres.
“En shorcito estaba uno de ellos, el otro con vaquero”, nos comenta Benjamín Valiente, de la Pastoral Social.
“En shorcito estaba uno de ellos, el otro con vaquero”, nos comenta Benjamín Valiente, de la Pastoral Social.