7 jul 2020

VIENEN POR TODO

Las carabelas europeas, otra vez sin vientos motores

Por Arévalo Méndez
7 julio, 2020




Las reales potencias europeas son las que combinan multipoderes, esto es, poder económico y financiero, industrial, militar y nuclear, sobre todo, este último. De tal combinación surge un ránking tipo ¿quién es quién en Europa?

Tenemos como resultado una primera categoría compuesta por Francia, Inglaterra y Alemania. Las dos primeras, por su desarrollo económico y por poseer bombas atómicas. Alemania, sin tener bombas, entra en la triada por su poderío económico, financiero e industrial.

En segunda línea aparecen Italia, Holanda, Bélgica, Suecia y Polonia, por su desempeño económico-industrial. En tercera línea, bien lejos de la segunda y primera categorías, aparecen España, Escocia, Grecia e Irlanda. En cuarta categoría encontramos a Portugal y las repúblicas del Este, exUnión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Operan dos factores transversales que caracterizan a las cuatro categorías: la subordinación a los Estados Unidos por intermedio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). y la carencia casi absoluta de fuentes de energías propias.

Tal carencia enmarca a Europa en una desesperada carrera por ejercer influencia directa y hegemónica sobre fuentes energéticas menos dependientes de Rusia y alejadas del Medio Oriente.

Por tan estratégica razón la Unión Europea (UE), sí o sí debe seguir el rumbo que Estads Unidos e Israel les imponen para no quedar a oscuras e inmóviles ante un posible gran conflicto en Medio Oriente.

Ello explica los crímenes europeos en los Balcanes, que en realidad se trataba de un genocidio provocado en aras de impedir a Rusia la construcción de grandes gasoductos en tierra. También explica las actuales conductas criminales de las potencias en Medio Oriente.

Y devela muy claramente la geopolítica energética europea respecto a Venezuela, mañosamente aplicada con eslóganes a favor de la “democracia”, según cartabones neolonialistas.

Dicho en cortas palabras. Existe en la UE un cartel de potencias petroleras sin petróleo. Estados subordinados a las transnacionales proveedoras de gran parte de los ingresos nacionales, cuyas empresas de energía se debaten en una encrucijada de antología: se aprovisionan con yacimientos de petróleo y gas barato y alejados del convulso Medio Oriente, o sencillamente perecen. Grave, grave.

El raquitismo político y la orfandad de pensamiento estratégico de los mandamases alemanes, franceses, ingleses y holandeses les hace acurrucarse al alero estadounidense.

La irrupción imparable del gas ruso como factor geopolítico de largo alcance temporal y económico en la Europa extraviada, y a la vez la inesperada aparición de Irán como país de alta y creciente influencia en Medio Oriente, agrega otro factor agravante a la debilidad europea. En ese sentido, las potencias del mundo occidental judeo-cristiano han chocado con tan insalvable muro de la dependencia energética, incluyendo a Estados Unidos.

Tan insalvable que solo con acciones bélicas genocidas y el resurgimiento de la vieja y naftalinada fórmula “miedo+odio a Rusia”, han logrado sobrevivir a los escalofríos del apagón energético.

¿Hacia dónde miran las potencias petroleras europeas sin petróleo? La respuesta es tan obvia como simple, un niño en sexto grado lo sabe: Venezuela.

El problema es que con las fortalezas históricas antiimperialista que ha desarrollado el pueblo bolivariano, aunado a la perseverancia e inteligencia del presidente Maduro, y, por si un factor faltara, la unión cívico-militar, complica y complejiza el asunto a niveles irresolubles.

Con la OTAN e Israel, enseñoreados en Colombia, pretenden intimidar a la encabritada Venezuela. Mientras tanto, “castigar” a políticos venezolanos, indistintamente de su adscripción política e ideológica, para que deserten de sus ideales patrios, es la única genialidad que pueden aportar a la operación “caza petróleo barato”; petróleo urgente para salvar los restos de las economías doble carbonizas, por el carbono y la pandemia.

El expresidente Rodríguez Zapatero, inteligentemente y sin expresarlo taxativamente, ha tratado de hacerles entender que con Venezuela pueden hacerse negocios bajo la premisa ganar-ganar, y los europeos lo saben: pero no pueden.

El raquitismo político y la orfandad de pensamiento estratégico de los mandamases alemanes, franceses, ingleses y holandeses les hace acurrucarse al alero usamericano.

La única estrategia que les anima es esperar que las bombas de Trump destruyan el proyecto político bolivariano. Con el presidente Maduro depuesto, calculan ellos, resolverán su ya acuciante debilidad energética y, por ende, económica.

Mientras tanto, China, Rusia, e inesperadamente Irán, para más desespero sionista, ponen proa al Caribe, acercándose a Florida y alejando a Europa de los yacimientos venezolanos.

Es decir, sin el chivo y sin el mecate, presos de sus propias torpezas.

Arévalo Méndez 
Embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Chile